Fue fundamental para la obtención del bicampeonato de Millonarios en 1987 y 1988. Hoy, Carlos Enrique ‘La Gambeta’ Estrada se encarga de enseñar a los jóvenes de Fortaleza a eludir rivales y definir frente el arco.
Quienes tuvieron el privilegio de ver jugar a Estrada guardan un especial recuerdo: aquél gol que le marcó a Nacional en Medellín cuando se llevó el balón, no pegado al botín como era su costumbre, sino con la cabeza, acción que le valió la reacción del público y un golpe con una moneda en el ojo.
Era veloz, fuerte, ágil y sobre todo contaba con una característica especial pues era técnico. Por esta razón, los periodistas de la época le apodaron como ‘La Gambeta’, gracias a las cualidades físicas que lo acompañaban en todos los partidos.
Con humildad, Estrada recuerda esas instancias en las que destacaba en las filas de Millonarios, que por esa fecha era dirigido por Luis ‘Chiqui’ García. No obstante, en la actualidad siente un sabor agridulce en torno al cuadro azul, ya que hace un tiempo intentó ingresar al cuerpo técnico de las divisiones menores pero la directiva no le ofreció lo que esperaba.
Ahora tiene la difícil labor de enseñar definición a los artilleros juveniles del equipo Fortaleza. Muestra un poco de cansancio a sus 57 años y piensa dejar el fútbol por completo más adelante.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo es el día a día de un entrenador de divisiones menores?
CARLOS ENRIQUE ESTRADA: Es difícil coordinar un grupo de jugadores, en especial por las horas de los microciclos. La idea de esta etapa es identificar cómo se encuentra cada deportista y qué acciones se podrían llevar a cabo antes de los partidos, es decir, lesiones, problemas de comportamiento, etc. Se busca ensamblar un esquema en el plantel en cada sesión, tanto a nivel individual como colectivo. Mi trabajo, como entrenador de divisiones menores es ser un ejemplo para cada futbolista, tanto dentro de la cancha como en materia personal.
ENS: ¿Por qué eligió este trabajo en Fortaleza?
CEE: Primero es importante aclarar que me encontraba trabajando en Cali y decidí moverme a Bogotá. Previamente, hice la tarea de intentar ingresar a Millonarios pero la directiva me ofreció dar cursos en una academia los fines de semana, lo cual me pareció una falta de respeto porque no solo le di mucho a Millonarios, yo fui a Europa, hice mi curso de entrenador, llevo 20 años en esto y pues pienso que no fue leal de parte de ellos. En consecuencia, pasé la carta a Fortaleza y al día siguiente ya estaba en el banquillo de divisiones menores.
ENS: ¿Qué es lo más complicado para enseñarle a un juvenil que sueña con ser profesional?
CEE: Creería que lo más difícil no es enseñarle. Lo más duro es entrar en la cabeza del deportista y que él asimile las ideas que nosotros buscamos dejar en el campo. El joven de ahora es muy ensimismado, es egocéntrico, egoísta y tiene el pensamiento de que el equipo no puede funcionar si él se va. Los delanteros son jugadores que se creen figuritas y no miran un ejemplo porque ellos son indispensables dentro de su cabeza para el funcionamiento del club, entonces, todos los días toca reforzar la información para que la adapte.
ENS: ¿Cuál es el mensaje que le deja a los jóvenes todos los días?
CEE: Siempre les digo que miren los partidos y busquen un delantero referente, un ejemplo que se transforme como una especie de guía tanto en el trabajo como en los movimientos dentro del campo. También, todos los días les comento cómo moverse, cómo jugar con dos defensores encima, cómo definir, cómo manejar el punto de gravedad, son aspectos técnicos que se deben pulir con esfuerzo y dedicación, y que a veces carecen los artilleros en nuestro país.
ENS: ¿Qué momento recuerda como jugador profesional?
CEE: Todos los momentos son especiales, pero tengo algunos guardados en mi corazón. Por ejemplo, nunca se me va a olvidar el primer partido que estuve como profesional con el Deportes Tolima en 1981. Después llegó el Cali, fuimos subcampeones en 1986; luego la etapa de Millonarios, donde alzamos el bicampeonato de la Liga y me convertí en el máximo anotador de Colombia. Sin lugar a dudas, el mejor curso fue el paso por la Selección Colombia con la que disputé el Mundial de Italia 1990. Representar a mi país fue un honor.
ENS: ¿Cuál fue ese técnico que lo marcó más allá de lo deportivo?
CEE: Bueno, primero vino en el Tolima, Pedro Nel Ospina, quien me dio la oportunidad de debutar. Después el profesor Vladimir Popovic, quien me enseñó a ser un profesional del fútbol y me convirtió en un adulto. Más adelante, pasó ‘El Chiqui’ García en Millonarios, quien además de brindarnos muchos conceptos tácticos nos dio una mano en las páginas de la historia del club. Por supuesto, me quedo con Francisco Maturana y Hernán ‘El Bolillo’ Gómez en la tricolor.
ENS: ¿Fue fácil llevar el ambiente de la Selección Colombia con tantas figuras en sus filas?
CEE: Lo bueno de Maturana fue que a lo largo de todas las temporadas en la Selección él tenía varios líderes. Todos éramos figuras en los diferentes equipos, de todas formas, en la materia psicológica él era muy hábil llevando el grupo y todos le tenían un respeto enorme. El ambiente para él fue fácil de llevar, en parte porque también contaba con un capitán como Carlos ‘Pibe’ Valderrama. El ‘Mono’ era seguro, fuerte, disciplinado, técnico, cuando nos tenía que regañar lo hacía y esto fue un factor importante para el orden del conjunto.
ENS: ¿Cuál es el jugador que más recuerda que dirigió?
CEE: Recuerdo mucho los inicios de Duván Zapata. Él comenzó con nosotros en el América y a diferencia de otros niños creció muy rápido en estatura y nos tocó darle un trabajo personalizado en coordinación. Con él empezamos desde cero, trabajo aéreo, definición, manejo del cuerpo, de la fuerza, no fue fácil el inicio pero afortunadamente llevó la situación y hoy triunfa en el fútbol italiano.
CARLOS ENRIQUE ‘La Gambeta’ Estrada estuvo un tiempo en las divisiones menores del América y ahora está con Fortaleza./ Twitter América
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“Lo más difícil no es enseñar. Lo más duro es entrar en la cabeza del deportista y que el asimile las ideas”