El segundo semestre de la liga de fútbol colombiano ha dejado ver las falencias que tienen los llamados “grandes” del balompié nacional. Los problemas que se ven no son solamente de la falta de buenos resultados, sino de la falta de gestión, planificación y ejecución que empiezan en la cabeza política de los clubes (presidentes) y termina en el responsable de lo deportivo (técnicos).
En el afán de competir en torneos internacionales con el único objetivo de recibir regalías de los contratos de televisión y de poder vender uno o dos jugadores al extranjero, los equipos colombianos decidieron olvidarse del torneo local. Nacional fracasó al quedar eliminado de la Libertadores y hoy sufre para mantenerse en los ocho; Millonarios fue marginado de la Suramericana y en la liga pende de un hilo para entrar al octogonal; Junior tiene esperanzas en copa internacional y en el rentado nacional, y era de esperarse tras la millonaria inversión que ha hecho la familia Char los últimos dos años para lograr algo significativo; y el Santa Fe tiene vida en la Copa Suramericana algo de esperanza le queda aunque el camino no sea fácil y en la liga está más afuera que adentro.
Más allá de la falta de fútbol eficiente, que es una carencia evidente en los equipos colombianos que disputan o disputaron copas internacionales, existe una evidente falta de planificación. Por ejemplo, en Millonarios pensaron que solamente manteniendo a Russo lograrían los objetivos que tenían planteados, pero se les olvidó que para que una idea de juego funcione tienen que traer jugadores capaces de desarrollarla, de lo contrario el equipo no evolucionará y se volverá predecible. En Santa Fe hicieron una gran inversión trayendo a cinco o seis jugadores pensando en avanzar en Copa Suramericana, el problema fue que se olvidaron de la liga y de la reclasificación, esa que tantas veces les dio el tan anhelado cupo internacional. Hoy el cuadro cardenal no tiene chances de entrar a copa internacional por reclasificación, solo un milagro lo puede salvar en la liga y tiene el peor escenario posible en frente en la Suramericana, un empate adverso contra el Cali de Pelusso. A propósito del Deportivo Cali, trajeron a un gran técnico como lo es Gerardo Pelusso, mantuvieron a Benedetti, compraron a José Sand para que hiciera goles, pero por ahora lo único que les ha funcionado a la perfección es tener a Camilo Vargas en el arco, porque Sand no ha hecho los goles que esperaban, llegó con demasiada edad al fútbol colombiano y ya de nombre no se puede jugar aquí, Benedetti tuvo un arranque fenomenal pero se cayó, Macnelly Torres no juega por lesión, pero cuando pudo actuar no dio el resultado esperado y el técnico tiene como prioridad la Suramericana, hace rato se olvidó de la liga nacional.
A largo plazo
Los equipos grandes lo eran porque pensaban en procesos a largo plazo, en donde invertían en proyectos duraderos y serios, los resultados eran importantes, pero más importante era construir bases solidas para que las victorias no fueran efímeras.
La mentalidad cambió, ahora solo se piensa en el semestre en juego, a decir verdad no se puede actuar de una manera distinta cuando los presidentes de los equipos tienen como objetivo una temporada exitosa al menor precio posible, lo barato sale caro.
Santa Fe trajo a Guillermo Sanguinetti porque no era tan caro y hoy día sufre las consecuencias. Ahora bien, no por comprar lo más caro significa que todo va a salir bien. El caso de Atlético Nacional es un ejemplo claro, trajeron a Jorge Almirón y a los jugadores que este exigió, al final terminaron eliminados de la Libertadores, ahora dirige un hombre de la casa, Hernán Darío Herrera y están luchando por mantenerse adentro de los ocho, la cuestión no es de quién gaste más o quien menos, el tema es de falta de planificación y preparación de los directivos de los equipos grandes, en el afán de ganar algo de dinero están pensando como si dirigieran equipo chicos.
Mientras tanto los llamados equipos “pequeños” prefirieron apostarle a los procesos a largo plazo, a invertir lo necesario en jugadores funcionales y efectivos por encima del nombre que tengan en la camiseta. Se dieron cuenta que el éxito deportivo era más satisfactorio y generaba más ingresos que lograr vender uno o dos jugadores por semestre.
Ahora los “grandes” miran con recelo y angustia a los “chicos” desde el fondo de la tabla y se preguntan qué fue lo que pasó, en qué momento los papeles se invirtieron, cuándo fue que los pequeños se dedicaron a planificar y armar proyectos a largo plazo y cuándo los grandes decidieron que era más beneficioso vender uno o dos jugadores al año que lograr el éxito deportivo.
El torneo no se podría decir que esté nivelado por lo bajo, porque Tolima que es el actual líder fue el campeón de la temporada pasada, Once Caldas que no hizo una gran inversión se pelea el primer lugar con el cuadro pijao, la Equidad que siempre le apuesta a la continuidad en el primer semestre se podría decir que había perdido el año, pero con lo hecho en esta segunda parte demostró que con muy poco se puede conseguir mucho. La formula les funcionó, apostaron por un histórico como lo es Stalin Motta y lograron lo que muchos no consiguieron trayendo jugadores de gran nombre. El Medellín que hizo una gran inversión el año pasado cuando fracasó estruendosamente, ahora encontró en las divisiones inferiores y en dos o tres contrataciones, entre ellos German Ezequiel Cano, la fórmula para estar metidos en los cuartos de final, Rionegro octavo en la tabla sin tanta figura está dando qué hablar y puede dejar en el camino a los llamados grandes de otras épocas, entre tanto en la B, Cortuluá, Magdalena, Cúcuta y Quindío procuran llegar para remplazar a Leones y Boyacá Chicó que se irán al descenso al finalizar el año.
La rebelión de los chicos y la poca inversión de los grandes los niveló a todos por el medio sin que haya grandes equipos sobresalientes ni oncenas que puedan decir que no tienen por lo menos un jugador para la venta.