Por Alejandro Munévar
Enviado Especial EL NUEVO SIGLO
El deporte, actividad por naturaleza competitiva siempre tiene que dar un ganador y por consiguiente un perdedor. Ahora bien, en el caso de los Juegos Olímpicos tenemos que empezar a valorar de una manera distinta lo que hacen nuestros deportistas.
Sí bien es cierto que a lo largo de la historia hemos sabido sumar más de 30 medallas, hay que entender el contexto en el cual se sumaron esas preseas. En Colombia los deportes diferentes al fútbol no han recibido el apoyo económico, ni la atención suficiente por parte del público como para que crezcan lo suficiente y se consoliden.
Para dar un ejemplo, el levantamiento de pesas, es uno de los deportes que más alegrías en forma de medalla le ha entregado a Colombia en los diferentes eventos deportivos. De hecho, la primera medalla olímpica de oro nacional fue gracias a las pesas con María Isabel Urrutia, sin embargo, más allá de la emoción del momento y que derivó en que Urrutia fuera congresista en su momento y le alcanzará 20 años después para ser nombrada Ministra del Deporte, no genero mucha atención de la buena para las pesas.
Nuestros pesistas siguieron viajando solos por el mundo sin recibir apoyo o atención por parte de los medios, se cansaron de ganar mundiales, medallas, títulos, para que al final solamente los miren durante los Olímpicos.
Misma situación es la que viven deportes como el BMX que es la disciplina junto a las pesas que más medallas de oro le ha entregado al país.
Estas olimpiadas que, de una u otra forma han despertado el interés de muchas personas en Colombia, deberían servir para que entidades publicas y privadas decidan invertir en el deporte, más allá de una inversión en un deporte, es una inversión en el país, en el futuro del mismo, en la alegría de la patria, a lo mejor y en casa hay una niña o un niño que quieran ser atletas, que quieran hacer triatlón, levantar pesas o ser boxeadores y por desconocimiento o sencillamente porque solo vale el fútbol no han tomado la decisión de aventurarse en una nueva disciplina.
Alejandro Caro, es el entrenador de la selección Colombia de BMX Freestyle. En charla con EL NUEVO SIGLO, pidió al Ministerio del Deporte que la repartición de los dineros para los deportes emergentes se haga de mejor manera, si bien, pondera que el dinero para el Skateboarding se ha invertido bien, también deja entrever que la partida para el BMX Freestyle no ha sido suficiente.
Lleva entonces a la pregunta, ¿cómo se está repartiendo el dinero que entrega el ministerio? ¿Bajo qué bases deciden entregar a o b y federación? ¿Son o no importantes los resultados internacionales y en este caso Olímpicos?
Mientras responden, si es que lo hacen, porque seguramente en el Ministerio por estos días deben estar corriendo para asegurar los premios para los medallistas, nosotros celebramos el cuarto lugar de Queen Saray Villegas en el BMX Freestyle, podrán criticar el hecho de celebrar y ponderar un diploma, viendo que países como Guatemala ya suman medallas de oro, sin embargo, sabiendo las carencias que tiene nuestro deporte encontrar un talento como lo es Villegas nos augura cosas buenas de cara al futuro y como les contamos ayer, hay que tener en cuenta que no viene sola, viene con su hermana que por motivos de lesiones no ha logrado estar en Olimpiadas, pero seguramente para Los Ángeles 2028, veremos a las hermanas Villegas destilando talento sobre la bicicleta.
Arias anuncia su retiro
Los Juegos multideportivos tienen algo que llama poderosamente la atención. En principio es la belleza de muchos deportes que normalmente no consumimos, pero que al verlos por primera vez nos maravillan y hasta engancha y todo va bien hasta que empezamos a pedir medallas y cuando estas no llegan la tensión, la ansiedad y hasta el miedo empiezan a aparecer, en las delegaciones, en la prensa y por supuesto en el público.
Y esa es la situación que de una u otra manera hemos estado viviendo hasta el momento. No vamos a quitarle mérito a los diplomas olímpicos, que aunque parecen un premio de consolación, son importantes de cara al futuro de los deportes en Colombia. Un diploma olímpico en un deportista joven, significa proyección, proyección significa inversión, en el caso de los jóvenes, en situaciones como la de Lorena Arenas, experimentada deportista, significa redención, esperanza y resiliencia, desde los Olímpicos de Tokio no andaba bien, pero con el cuarto lugar de París, le mostró al mundo y se demostró a ella misma que podía volver a las grandes ligas y de buena manera.
Pero las medallas son necesarias, primero porque nos da alegría, felicidad efímera e inmensa, pero felicidad, también algo de tranquilidad, ahora bien, cuando las preseas tardan en llegar el ambiente puede ser festivo, pero como una sombra la ansiedad se va presentando y va creciendo, los dirigentes no dicen nada, pero empiezan a preocuparse de más, los periodistas empezamos a darle mucha relevancia a los pocos logros que se van presentando.
Y entonces en medio de la desesperación aparece la primera opción de presea, en el caso de estas justas de verano, se dio en el boxeo, Jenny Marcela Arias según el entrenador Rafael Iznaga es la mejor pegadora del país en su división, de hecho, en dialogo con EL NUEVO SIGLO el entrenador cubano dijo: “En Yenni e Ingrit tenemos a las mejores boxeadoras de la delegación, tenemos que trabajar porque la medalla esta acá”.
Pero a veces el destino juega malas pasadas, los jueces o sencillamente la habilidad de la rival, pero estando tan cerca de conseguir el primer metal para Colombia en Paris, Yenni Arias sumó el cuarto diploma. Por si fuera poco anunció su retiro del boxeo, no va a seguir compitiendo.
Si bien, directivos de la Federación de Boxeo le han pedido reconsiderar las cosas, al menos de momento y con el calor del momento la pugilista prefiere mantener su decisión en firme.