Pinto, fanático del trabajo, estrategia y disciplina | El Nuevo Siglo
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Lunes, 8 de Abril de 2019
Redacción Deportes
Su exigente labor le ha permitido conquistar títulos con Cúcuta y Alianza Lima, entre otros

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Estudioso cual más, exigente, disciplinado, táctico, trabajador… son muchos argumentos esgrimidos por Jorge Luis Pinto, un santandereano de pura cepa, para dejar huella en los equipos por donde ha pasado.

Y son muchos los jugadores que ha dirigido, entre ellos los de las selecciones de Colombia, Costa Rica y Honduras, sumando títulos y actuaciones históricas como la de Brasil en 2014 con los ‘Ticos’, a los que llevó a cuartos de final.

Alianza Lima, en 1987; Alajuelense, en 2002 y 2003; Cúcuta Deportivo en 2006; Deportivo Táchira en 2010 y 2011, son los clubes que se han colgado estrellas gracias al trabajo de Pinto, quien ahora busca darle a Millonarios su título número 16, apoyado en los fundamentos sobre los que siempre ha edificado los equipos: jugadores comprometidos, un trabajo arduo y mucha disciplina, tanto táctica como en la vida personal.

Para el estratega esta es su tercera vez en el cuadro azul, y confía en que sea la vencida. La primera fue por allá en 1984/85, cuando tan solo regresaba de Alemania, a donde viajó después de haber incursionado en la preparación física y de haber tenido un paso por el Unión Magdalena.

Graduado en la Universidad Pedagógica de Bogotá como preparador físico, viajó a Brasil para especializarse en la Universidad de Sao Paulo y posteriormente estuvo tres años en la de Alemania, aunque en realidad nunca ha parado de aprender, porque si algo tiene es que es un estudioso de tiempo completo.

Trayectoria

Gabriel Ochoa siempre defendió a Jorge Luis Pinto como su alumno aventajado. Lo tuvo como preparador físico en Millonarios en 1977 y de allí, en 1979 pasó a trabajar con Blagoje Vidinić, para regresar a las toldas azules al lado del brasileño José Texeira entre 1980 y 1981, justo en la antesala de su viaje a Alemania.

Su regreso a la casa celeste fue auspicioso. Pinto, con un equipo que tenía a Juan Gilberto ‘Búfalo’ Funes (quien después fuera jugador de River Plate), al portero Alberto Pedro Vivalda, Alonso ‘Pocillo’ López, Miguel Augusto ‘Nano’ Prince, José Daniel Van Tuyne, Norberto Peluffo, Manuel Acisclo Córdoba y Arnoldo Iguarán.

Al final, un subtítulo fue la cosecha del entrenador santandereano, pero su mayor legado fue el haber recomendado a quien pocos años después se convirtió en el mejor jugador del país: Carlos ‘Pibe’ Valderrama, quien por esas cosas del fútbol no se quedó defendiendo la casa azul, sino que fue transferido al Cali y de allí al Montpelier de Francia.

Quedó la sensación de que Pinto pudo aportarle mucho más a Millonarios, pero en un hecho que resultó todavía menos comprensible para los aficionados, en 1986 llegó nada menos que al rival de Patio, Santa Fe, club que atravesaba por una difícil situación.

Luego, en 1988 llegó al Unión Magdalena y un año después lo tenía líder del torneo, muy cerca de llevarlo a ganar su segundo título y a saborear las miles de la victoria como entrenador, pero la suspensión del torneo por el asesinado del árbitro Álvaro Ortega, frustró esa posibilidad.

A renglón seguido inició un periplo por Cali, donde le prometieron dejarlo trabajar con la base para armar un equipo altamente competitivo pero no le cumplieron, regresó a Santa Fe y al Unión Magdalena, hasta que en 1997 llegó a Alianza Lima y por fin se le dio su primer gran logro: el título.

Tras su exitoso paso por el fútbol peruano y en momentos en que Millonarios atravesaba un momento difícil bajo las órdenes de Francisco Maturana, regresó a la casa azul, dirigió 65 partidos y salió para volver a Lima y de allí al Atlético Bucaramanga, el equipo de su tierra.

De allí viajó a Costa Rica para orientar al Alajuelense y sacarlo campeón en dos oportunidades y luego dejarlo para regresar a su patria, al Junior, y luego ir a orientar la selección ‘Tica’.

De nuevo en el país se hizo cargo del Cúcuta y lo armó a su estilo, con mucho orden, muy táctico y lo sacó campeón. Con esos antecedentes fue llamado a orientar la Selección Colombia pero no le dieron tiempo para que su trabajo rindiera frutos y retomó las riendas del Cúcuta, de donde salió para incursionar en Ecuador, con el Nacional y luego irse a Venezuela a sacar campeón al Táchira.

Volvió al Junior. Y también a la selección de Costa Rica con la que realizó una gran campaña, clasificándola al Mundial de Brasil como segunda en la eliminatoria de la Concacaf, la puso primera en su grupo en la cita ecuménica y la llevó a cuartos de final, labor que no fue suficiente para que le dieran continuidad, por lo que se marchó a Honduras.

Fue mencionado como candidato para dirigir a Perú, Ecuador y Paraguay, pero finalmente los directivos de Millonarios, en cabeza de Gustavo Serpa y Enrique Camacho, quienes habían apostado por un técnico de postín como Miguel Ángel Russo (lo sacó campeón), optaron por llamar a Pinto y el santandereano asumió el reto.

No le dieron la mejor nómina de la Liga Águila, tampoco la peor, pero Pinto, conocido por su exigencia hacia el plantel, excluyó a los jugadores que no encajaban en sus planes y habló con cada uno de los que se quedaron y emprendió la travesía rodeado por la confianza y el escepticismo de otros. Hoy todo es confianza.

Millonarios ha ganado nueve partidos, empatado tres y perdido dos para 30 puntos, con 22 goles a favor y 10 en contra, mostrando un equipo equilibrado, aunque no deja de haber críticas por aquello de que no brinda espectáculo, sino que saca resultados. Y, al final ¿qué es lo que importa? ¿Un equipo que juegue bonito, dé espectáculo pero no gane o uno que sea práctico, aproveche las virtudes de sus jugadores y esté al tope de la tabla de posiciones?

El Millonarios de Pinto ha tenido muy buenos partidos, otros regulares y algunos flojos, como el de Pasto, pero rinde, se nota la mano del técnico y el compromiso de los jugadores. Pero como lo dijo el mismo estratega… “todavía falta mucho” para cantar victoria y hay que “ir paso a paso”.