Simon Yates como sorprendente líder, Tom Dumoulin como aspirante y un Chris Froome muy intermitente: el Giro de Italia, que este lunes vive su último día de descanso y que el martes tiene una contrarreloj decisiva, afronta su última semana con un panorama inesperado.
- El misterio Froome -
El cuádruple vencedor del Tour de Francia recordó al ciclista descomunal que es durante una de las ascensiones de este Giro. Fue en una de las más emblemáticas y también una de las más duras, en el Monte Zoncolan, donde nadie pudo seguir al británico, que pedaleó con más rapidez, incluso, que Simon Yates. Antes y después de ese día, Froome ha tenido un rol secundario en el Giro.
"Ha acabado con sus problemas", había anunciado el patrón del equipo Sky, Dave Brailsford. Según sus palabras, el retraso de Froome se debía a las secuelas de su caída en la víspera de la salida en Jerusalén, mientras reconocía el trazado del prólogo, y a los problemas musculares que había tenido a continuación.
Esa victoria en la etapa del pasado sábado ha sido un paréntesis que ha durado poco porque el ganador del último Tour de Francia y de la última Vuelta a España no pudo luego continuar su progresión.
"He ido muy lejos para buscar la victoria en el Zoncolan", justificó Froome. "Cuando se hacen tantos esfuerzos, se puede pagar al día siguiente", apuntó.
Situado en la séptima plaza de la general, a casi cinco minutos, parece definitivamente fuera de juego para la victoria final. Si continúa con este ritmo, el podio también debería estar fuera de su alcance, incluso aunque las referencias en la contrarreloj le sean favorables.
El británico logró la tercera posición en la contrarreloj del Mundial 2017, horas después de conocer que había tenido un control antidopaje "anormal" en la Vuelta a España, un caso que todavía está pendiente de una eventual sanción.
- La superioridad de Yates -
La exhibición de Yates, el domingo camino de Sappada, impresionó también a sus rivales.
"Nos ha dejado en el sitio", admitió Thibaut Pinot, todavía en liza para el podio, que era su objetivo desde la salida. "Está verdaderamente fuerte", ha reconocido Dumoulin, que hasta ese día había estado cerca del ritmo marcado por el líder.
La diferencia, ligeramente superior a los dos minutos, deja al neerlandés en una situación incómoda.
Dumoulin no las tiene todas consigo en las etapas de montaña que quedan, suponiendo que sea capaz de neutralizar el tiempo perdido con respecto al líder en los 34,2 kilómetros de la contrarreloj del martes.
"Puedo recuperar tiempo pero si Simon va así de fuerte, él volverá a tomar esa ventaja en la primera etapa de montaña", se resigna el campeón del mundo de contrarreloj, que cedió en el final de la etapa del domingo en Sappada.
De este modo, implícitamente admite que el Giro depende de un eventual desfallecimiento del portador de la 'maglia rosa', que ha progresado enormemente en relación a su nivel en años pasados.
Visiblemente fatigado tras el Zoncolan, el británico del equipo Mitchelton se recuperó mejor que sus rivales por lo que demostró en su exhibición del día siguiente.
Yates soporta también, sin transmitir síntomas de debilidad, el plus de fatiga -que resta tiempo de de recuperación- provocado por las obligaciones del líder (ceremonia protocolaria y entrevistas).
Pero "el Giro es imprevisible", dice Froome.
En una edición que partió de Jerusalén y llega a Roma, un milagro, para sus adversarios, todavía es posible.