60% del PIB de A.L es de empresas familiares | El Nuevo Siglo
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Domingo, 27 de Enero de 2019
Redacción Economía

Apenas 30% de este tipo de compañías llegan a la tercera generación

Las empresas familiares no solo controlan la economía de muchos países sino que en el caso de América Latina aportan el 60% del Producto Interno Bruto (PIB). Como si esto fuera poco, además emplean al 70% de la mano de obra de la región.

Según estudios de EY, 80% de las empresas del mundo son de origen familiar. De estas, no se suma únicamente las pymes que proliferan y sucumben en el día a día de los mercados globales. 25% del Top 100 de empresas europeas son de propiedad familiar. Y en el caso de economías emergentes, como lo revela un estudio de McKinsey, 60% de las empresas valoradas en más de US$1 billón son controladas por grupos familiares.

Sin embargo, la modernización de las juntas directivas de empresas familiares es una necesidad latente ya que es una de las mayores fuentes de generación de valor de las compañías. Según la encuesta de gobierno corporativo en América Latina, elaborado por la Superintendencia de Sociedades de Colombia, apenas el 8,3% de las juntas directivas en la región cuentan con miembros independientes.

Los riesgos

En las empresas familiares es común ver que la composición de sus juntas directivas es predominantemente por miembros de familia y la que determina el objetivo de la compañía. No es extraño, entonces, entender por qué los grupos familiares dejan de ser innovadores y tienen una altísima tasa de mortandad (apenas el 30% de los grupos familiares llegan a la tercera generación). Los grandes emprendedores de la región suelen darle poca relevancia a la necesidad de integrar a otro tipo de miembros a los órganos directivos, además de su propia representación patrimonial.

Por su importante relevancia, la modernización de las juntas directivas de empresas familiares es un tema apremiante. Siendo estas una de las mayores fuentes de generación de valor y empleo a nivel global, los órganos directivos de estos grupos tienen la necesidad de revisar de manera constante su objetivo, pues el contexto económico, político, tecnológico y regulatorio está cambiando de manera cada vez más acelerada, imponiendo nuevos retos en términos de capacidades y formas de abordaje. Es crucial que las juntas entiendan cuál es su meta pues es el objetivo que están persiguiendo el que debe determinar su composición. 

Según Andrés Maldonado, socio director de Virtus Partner, firma especializada en consultoría de dueños de empresas familiares, no hay una receta única que funcione para todos, pues cada uno tiene sus particularidades. Sin embargo, sí existen algunos principios rectores, según las mejores prácticas de gobierno, que se deben buscar cuando se piensa en la composición de las Juntas Directivas en empresas familiares. 

Balance

Por un lado, debe haber balance entre los miembros de la Junta, dependiendo del nivel del talento familiar: si hay poco talento debería haber una mayoría de independientes, pero puede ocurrir lo contrario cuando existen buenas capacidades y experiencia entre los miembros de la familia. Por otro lado, debe haber diversidad entre los miembros de Junta: como diversidad de género, edad, experiencia, educación y nacionalidad, para nombrar algunos, todo ello para evitar el pensamiento uniforme de grupo y garantizar un buen nivel de debate.

Las juntas deben propender por la complementariedad de sus miembros: es decir, que existan perfiles que sumen más al colectivo vs propender por mantener una contribución individual y distintas formas de abordar los desafíos para evidenciar factores racionales como factores emocionales. 

Maldonado afirma que es fundamental tener 4 tipos de miembros en las juntas directivas: por un lado, es esencial que los dueños estén sentados en la mesa, pues son los que definen el norte de los negocios a nivel patrimonial, en su calidad de ser los únicos actores permanentes en el sistema; también es clave que hayan miembros sucesorales, quienes tienen un rol de aprendizaje que ayuda a asegurar la sostenibilidad del sistema; adicionalmente, también es un diferencial importante contar con miembros independientes, pues aportan una mirada externa al negocio.