En septiembre del año pasado, dos semanas después de que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, hiciera pública su solicitud a la Superintendencia Financiera para que realizara un estudio sobre la conveniencia de reducir el tiempo de vigencia de la tasa de usura, el presidente Juan Manuel Santos anunció la nueva medida.
En ese momento, la tasa de usura se encontraba en 32,97 % para el tercer trimestre del año, y con esa decisión se presentó una reducción del orden del 0,71%. Hoy la tasa de usura se encuentra en 30,66%, es decir, que en un lapso de nueve meses ha disminuido 2,31%, una cifra que no es representativa cuando todavía la inflación está en 3,13%.
El presidente de Fenalco, Guillermo Botero, manifestó que la reducción no tenía mayor impacto entre los consumidores, y de ahí que estimó acciones más contundentes para reactivar las compras por parte de las familias colombianas con tarjetas de crédito.
A partir de ese mes, la Superintendencia Financiera, encargada de vigilar al sector financiero, emite un nuevo cálculo de la tasa de usura, que se lleva a cabo teniendo en cuenta el interés corriente bancario.
Dinamizar economía
Precisamente la razón por la que el Gobierno decretó la disminución en el tiempo en la vigencia de la tasa de usura es que aunque la transmisión de las nuevas tasas de interés ha sido rápida en la cartera comercial, en general en los créditos de consumo todavía está rezagada la transmisión de política monetaria.
Así que al Gobierno se le ocurrió forzar el ritmo de transmisión de las tasas de interés a los consumidores para acelerar la recuperación del consumo interno y dinamizar la economía que habría crecido 1,3% en el segundo trimestre según sus propios cálculos.
En ese momento el presidente de Asobancaria, Santiago Castro, aseguró que la tasa de usura no debería existir en Colombia. Lo anterior frente a la iniciativa del Gobierno de cambiarla mensualmente.
“Ésta es una discusión que deberá seguir con el Gobierno, pero como este año es preelectoral es prácticamente imposible finiquitarla. Aun así el ejecutivo tiene una deuda enorme en bancarizar los estratos 1 y 2; allí deberían concentrarse los esfuerzos”, dice.
Castro dice que en nuestro país hay una competencia muy fluida en el sector bancario, y que muchos de los productos financieros ni siquiera llegan al techo de la tasa de usura, por lo que una vez más, propuso rescindir este elemento.
“Aunque la banca acata y respeta este tipo de cambios metodológicos, y reconoce que podrían contribuir a dinamizar las señales del mercado tanto en periodos bajistas como alcistas de la tasa de intervención de política monetaria, cree que podría ser inocua para los fines que la motivan”, dijo Castro.
Sin mayor impacto
Según la entidad, la nueva metodología no tendrá mayor impacto entre los consumidores colombianos.
Para Asobancaria, esta medida como instrumento de transición monetaria no solo es errónea, sino inapropiada. Por tal motivo, estima que es necesario que se abra el debate alrededor de la tasa de usura y que el mismo se pueda dar en un marco más estructural.
De igual forma, la entidad aseguró que para bancarizar los estratos bajos de la población es necesario que los bancos tengan un mayor campo de acción. “Eliminando la tasa de usura se conseguiría esto fácilmente”, afirmó.
En la última disminución de la Superintendencia Financiera, la tasa de usura perdió el impulso y para mayo bajó en apenas 0,06 puntos porcentuales al pasar de 30,72% hasta 30,66% para el quinto mes del año.
Aunque la disminución fue apenas notable, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, destacó que dicha reducción es producto de la senda descendente de las tasas de interés, que inició hace más de un año con pausas.
Efectivamente, desde hace un par de meses esta tasa viene registrando caídas, luego de que a comienzos de año se desatara una polémica, por cuenta de que el Banco de la República había bajado su tasa de interés, hecho que provocó que el mercado esperara que la tasa de usura continuara con la tendencia bajista, situación que no ocurrió, pero que en los últimos meses se ha corregido.
Los cambios
Si bien el alza sorprendió a buena parte del mercado, que esperaba una reducción tras la decisión del Emisor, para Daniel Felipe Pardo, consultor de Financial Lab, los cambios en la tasa de interés del Banrepublica tienen un mayor efecto sobre tasas comerciales que sobre tasas que se ofrecen a los hogares como los préstamos de consumo, tarjetas de crédito e hipotecario, estos últimos más ligados a la tasa de usura.
Entre las razones que se cuentan para que la Superfinanciera elevara la tasa de usura este mes están la alta demanda de créditos de consumo de finales del año pasado y comienzos del 2018 (uno de los más costosos del mercado); el bajo apetito por los préstamos de libranzas y de los comerciales ordinarios (considerados de los más económicos), y el aumento de tasas que la mayoría de entidades aplicaron a algunas de sus líneas de crédito en ese mismo periodo.
Así las cosas, lo que se estaría viendo con la subida de la tasa de usura es más un efecto estacional, para evitar que los colombianos sigan endeudándose y pagando intereses más altos, como consecuencia del mayor uso del crédito de consumo que hacen los hogares colombianos por esta época del año, para atender las necesidades de liquidez, tras las vacaciones.
Según Pardo, la evidencia empírica muestra que cerca del 75% de las entidades bancarias han desembolsado créditos comerciales a tasas más bajas que las observadas antes de que comenzara el ciclo reduccionista en la tasa de intervención del Banrep. Para el crédito de consumo, dicho porcentaje se sitúa alrededor del 60%. Lo anterior muestra que la transmisión monetaria se da más rápido en los créditos comerciales frente a los créditos de consumo.
Aunque los analistas dicen que no hay una correlación directa entre ambas tasas (interés y usura), sí tiene un efecto indirecto, ya que la usura depende de cómo se comporta el interés bancario corriente (que es el promedio del interés al que las entidades y bancos prestan dinero o captan dinero del público), pero que sólo se irá sintiendo en la medida en que la tasa del Emisor vaya transmitiéndose a todo el sistema bancario, algo que se sentiría este año.
Tasa de intervención
De acuerdo con los analistas del Bancolombia, se espera estabilidad hasta el cierre del año, “aunque mantenemos un sesgo a que haya un total de 75 puntos básicos de recortes en 2018. De esta manera, creemos que la tasa de intervención cerrará en 4.25%, pero con un sesgo a la baja a niveles de 4%.
Desde septiembre pasado, la tasa de intervención pasó de 5,25% a 4,25%, es decir, disminuyó 1%. Este menor costo en el dinero benefició más que todo al sector comercial”.