Varios indicadores claves entre ellos el balance externo del país señalan que el proceso de ajuste de la economía colombiana está culminando. Así lo señaló el gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, al presentar el informe sobre inflación.
Señala el directivo que “el balance externo muestra una economía que estaría culminando su proceso de ajuste. En 2017 el déficit corriente volvió a reducirse y se situó en 3,3% del producto interno bruto (PIB), hecho explicado por la recuperación de los ingresos, y no por la caída de los egresos como había sucedido un año atrás”.
Señala que los datos de comercio exterior del primer bimestre de 2018 sugieren que este comportamiento habría continuado. En efecto, las exportaciones en dólares, tanto de bienes básicos como de productos no tradicionales y de servicios, registraron incrementos importantes, favorecidas por la recuperación del precio del petróleo y por la mejor dinámica de la demanda externa.
Las importaciones
En el mismo período el valor de las importaciones presentó una tasa de aumento baja, en parte por la debilidad de la demanda interna. Los datos recientes del sector externo indican que se acentuaron algunas de las tendencias observadas a comienzos de año, con efectos importantes sobre el crecimiento, la inflación, y las expectativas de inflación.
“De otro lado, las tasas de interés externas continuaron aumentando lentamente, el precio del petróleo se ha recuperado y se mantiene por encima de US$70 por barril, y el peso se apreció frente al dólar. Ello sería compatible con una mejora en los términos de intercambio y en el ingreso nacional del país, y con una baja dinámica en los precios de bienes y servicios transables”, sostiene el informe.
Asimismo, el índice de desempleo presentó un deterioro lento pero constante, y las estimaciones indican que este mercado laboral estaría holgado, con bajas presiones de costos sobre los precios. Algunos aumentos de salarios, como los de construcción pesada (3,6%) y de vivienda (3,9%), se desaceleraron de forma importante en marzo, y registraron incrementos más compatibles con la meta de inflación.
Otros salarios, como los de la industria y el comercio, se siguen ajustando a tasas muy superiores al 3%. La cartera real comercial registró tasas que se pueden calificar como históricamente bajas, y algo similar sucedió con el crédito a los hogares (consumo e hipotecario).
Tendencias
Explica el informe que “como resultado de estas tendencias, diferentes medidas del ciclo de crédito indican que la dinámica de la cartera total se encuentra por debajo de su tendencia de largo plazo, algo que se observa desde principios de 2016. Las reducciones en la tasa de interés de política se siguen transmitiendo a las tasas de interés de los préstamos, principalmente a los créditos comerciales e hipotecarios, y en menor medida a los de consumo”.
Ante esta situación, “el equipo técnico mantuvo en 2,7% la proyección de crecimiento para 2018, suponiendo una demanda externa más dinámica que la registrada en años anteriores y con términos de intercambio más altos. La inversión en 2018 estaría impulsada por una mayor ejecución en las obras civiles (en especial las 4G) y por mayores niveles de inversión extranjera en el sector minero. Las reducciones de las tasas de interés de política realizadas hasta el momento y la menor inflación deberían impulsar una mejor dinámica del crédito, de la inversión y del gasto de los hogares”.
Indican que “el crecimiento del PIB será, de todas formas, inferior al de su potencial de largo plazo (3,3%), con lo cual seguirán ampliándose los excesos de capacidad instalada de la economía. Para 2018 se espera que la dinámica de los ingresos externos supere la de los egresos, y que el déficit de la cuenta corriente se reduzca a 3,1% del PIB”.
Al mismo tiempo varios factores deberían contribuir a la convergencia de la inflación a la meta del 3%. En primer lugar, se espera que los precios más rígidos, al igual que los salarios distintos al mínimo, se indexen a una inflación más baja que la observada en los años anteriores. Adicionalmente, una brecha de producto más negativa y un mercado laboral más holgado también deberían contribuir a reducirla.