La economía española creció un 2,5% en 2018, cumpliendo con la desaceleración que se esperaba tras el fuerte crecimiento de los últimos años, aunque se mantiene por encima de la media de la Eurozona, según datos oficiales publicados ayer.

El dato provisional del Instituto Nacional de Estadística es el más débil desde 2014 (+1,4%) en la cuarta economía del euro, después del robusto crecimiento observado en los tres años anteriores (3,6% en 2015, 3,2% en 2016 y 3% en 2017).

Coincide con lo pronosticado por el Banco de España y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y se quedó apenas una décima por debajo de lo que esperaba el gobierno socialista.

En cualquier caso supera con creces la media de la Eurozona, compuesta por 19 países, y donde el crecimiento en 2018 fue del 1,8%, seis décimas menos que el año anterior, indicó este jueves la agencia europea de estadísticas Eurostat.

"Lo normal en un ciclo económico es que después del máximo que se alcanzó en 2015, poco a poco el crecimiento se vaya moderando", dijo la ministra de Economía, Nadia Calviño, a la radio Onda Cero.

Promedios

"Estas tasas siguen siendo muy superiores a las de los países de nuestro entorno, a la media comunitaria", añadió la ministra, reconociendo que hay "muchas incertidumbres en el ámbito internacional". Entre ellas, la salida del Reino Unido de la UE, tal como destacó, o el dato conocido este jueves de que Italia entró en recesión y de que Alemania rebajó su previsión de crecimiento para 2019 en ocho décimas, al 1%.

El crecimiento español se vio alentado por la demanda interna, y en particular por el consumo de los hogares. La demanda exterior en cambio observó una evolución negativa (-0,4%) y fue cinco décimas inferior a la de 2017.

Para 2019, la previsión de crecimiento del gobierno es del 2,2%. La ministra de Economía señaló que "a largo plazo" la tendencia del crecimiento debería situarse entre el 1 y el 1,5%. 

Empleo

Calviño destacó también la aceleración del crecimiento en el cuarto trimestre del año, que fue del 0,7% intertrimestral, una décima más que en los tres meses anteriores.

Y subrayó que lo importante es "que estemos en una economía que cree empleo", con más de 463.000 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo creados en 2018.

El martes precisamente, el INE anunció que España redujo la tasa de desempleo al 14,45% a fines de 2018. Es la tasa más baja en una década, pero sigue siendo la segunda más alta de la Eurozona sólo por detrás de Grecia, y continúa superando de lejos la media del club del euro (7,9% en diciembre, según Eurostat).

A ello se suma el problema crónico de la precariedad, en un país donde el turismo representa casi el 12% del PIB y donde el 31 de agosto, al terminar la temporada de verano, se destruyen de un plumazo decenas de miles de empleos temporales.

España tiene de hecho la mayor proporción de contratos temporales en la Eurozona, según Eurostat, y según el INE, más de un empleo de cada cuatro (26,9%) es temporal. 

Presupuesto

Más allá de la desaceleración y las turbulencias internacionales, el otro gran quebradero de cabeza para el gobierno de Pedro Sánchez son los Presupuestos de 2019.

Su ejecutivo es el más minoritario de la democracia española, con 84 diputados de 350 en la cámara baja, y no consigue todavía asegurarse el indispensable apoyo de los partidos catalanes, en un contexto de tensión política por el inminente juicio a doce líderes separatistas.

Bloqueado por el Senado, donde la derecha tiene mayoría, el gobierno de Sánchez ha tenido que conformarse con un objetivo de reducción del déficit público al 1,3% del PIB este año, en lugar del 1,8% que habría deseado para desahogar el gasto.

A principios de mes, el ejecutivo achacó a dicho condicionamiento la revisión a la baja de la previsión de crecimiento para 2019, que recortó en una décima.