CONSIDERANDO lo que sucedía en 2006 en el mercado de Gran Bretaña, al empresario colombiano, Luis Aurelio Díaz, actual presidente del Grupo Oikos, se le prendió el bombillo para replicar el negocio de las mini bodegas o el almacenamiento en pequeños espacios.
Fue así que decidió crear Oikos Storage, una división del grupo empresarial que hoy está en pleno auge.
Las mini bodegas no solo hicieron más accesible el servicio de almacenamiento para los usuarios, al permitirles guardar pequeñas cantidades, sino que también lo volvieron más cercano, pues dejaron de estar en las afueras de las ciudades y migraron hacia los espacios urbanos.
Con el conocimiento del mercado y debido a que estos espacios suelen ser usados por personas que necesitan una extensión de su hogar, ya sea por una mudanza o para almacenar cosas que no les caben en la casa, los empresarios del sector comenzaron a tener estos mini espacios en lugares no convencionales, esto ante el interés de las empresas con necesidades de abastecimiento.
Más espacios
Fue así que en los mejores barrios y en los mejores edificios de Bogotá y otras capitales, siempre había espacios con zonas improductivas en centros comerciales, centros de oficinas y supermercados.
Así surgieron esos microcentros de almacenamiento y se volvieron productivos. En el sector inmobiliario este tipo se llama como la “uberización” de las bodegas, porque el servicio comienza a estar en cualquier lado que el cliente necesite.
Luis Aurelio Díaz manifestó a EL NUEVO SIGLO, que “fue en el año 2006, después de mirar estas operaciones en el Reino Unido en donde vimos un potencial importante para Colombia y por eso el grupo decidió montar esta operación en el país para atender un segmento del mercado que estaba siendo desatendido frente a temas de almacenamiento”.
Claro está que el directivo señala que para decidir cómo emprender el negocio, se tuvo en cuenta lo que también sucedía en Estados Unidos, donde el mercado mueve al año alrededor de US$ 45.000 millones.
Sostiene el directivo que “realmente en el mercado del self storage y mini bodegas en Estados Unidos ya está muy desarrollada la categoría y por tal motivo en países como Colombia y, en general, Latinoamérica, es una actividad que está muy todavía en arranque. Por tal razón decidimos empezar en estos mercados que permiten un negocio que no tenía ningún competidor y nos permitía un crecimiento seguro y rápido”.
Sobre este tipo de nuevo negocio en Colombia y cómo se está desarrollando en las capitales y en las regiones, Díaz sostiene que el mercado “en Colombia está arrancando, es una categoría que no lleva más de 12 años en el país, viene creciendo muy rápidamente especialmente porque está entrando en segmentos 3 y 4, lo cual hace que se vuelva masivo. Obviamente, la ciudad más desarrollada es Bogotá, seguida de Medellín, Barranquilla y Cali. En ciudades intermedias hay muy poco de esto, pero esperamos que en los próximos años esta categoría de mini bodegas comience a entrar a las intermedias y pequeñas”.
En Ecuador
Luego de analizar por meses, y teniendo en cuenta la coyuntura inmobiliaria en el país y en la región, donde no ha sido la mejor en los últimos años, el presidente de Oikos decidió que el país con mejor perspectiva para poder incursionar en el negocio de las mini bodegas era Ecuador, un país con una solidez en su crecimiento y que tradicionalmente se caracteriza por respetar las reglas de juego.
“Decidimos Ecuador porque estábamos buscando operaciones que estén dolarizadas, y por eso nos interesó como el primer país en Latinoamérica por el tema de la dolarización y baja de inflación”, señala Díaz.
Sin embargo, argumenta a este Diario que “básicamente se revisó no solamente Ecuador, sino todos los países de la región para mirar cómo estaba el negocio de las mini bodegas desarrollado y qué categorías estaban en cada una de ellas y vimos que en general en Latinoamérica, la categoría está muy nueva, pero, obviamente, tomamos la decisión de Ecuador por temas de dolarización y baja inflación”.
Revisando las cuentas
Al analizar el mercado en el país vecino, el empresario luego revisó las cuentas y cómo empezar allí el negocio hasta que finalmente decidió que, si quería hacer presencia con fortaleza, la inversión no debería ser menor a los US$ 2 millones.
“Decidimos inicialmente abrir dos complejos de mini bodegas en Ecuador, especialmente en Guayaquil y Quito y la idea es que a medida que el mercado vaya creciendo y vamos expandiendo el negocio, iremos abriendo otras zonas y otras regiones en ese país”, manifiesta.
Por otra parte, y al analizar sobre otras ideas de negocios que está planeando dentro del mercado inmobiliario y de finca raíz tanto en Colombia como en el extranjero, asegura que “por ahora básicamente a nivel de Oikos Storage que es una categoría que es fácil de desarrollar a nivel internacional porque es muy estándar y de fácil manejo, y esa es la categoría que vamos a estar mirando a lo largo del tiempo en el mediano y largo plazo en diferentes países de Latinoamérica”.
Mirando un poco hacia atrás y la forma como se ha desarrollado el negocio, Luis Aurelio Díaz sostiene que “como te digo, arrancamos en el 2006 con una categoría realmente que ha generado un crecimiento todos los años a doble dígito y esperamos seguir así en los próximos 8 a 10 años creciendo el doble no solamente en Colombia, sino en otras oficinas regionales”.
Mayor demanda
Sin duda el auge de las mini bodegas en Latinoamérica y en Colombia, es un fenómeno que ha captado la atención de inversores, empresarios y consumidores por igual. A medida que las sociedades se vuelven más urbanizadas y se enfrentan a la reducción del espacio habitable, este tipo de soluciones ha surgido como una opción viable para enfrentar el problema. Pero, ¿por qué este negocio seguirá creciendo en los próximos años en Latinoamérica?
En primer lugar, es importante mirar hacia el mercado internacional para entender las tendencias que podrían afectar a la región. En Estados Unidos, el negocio de las mini bodegas ya es una industria consolidada, con un valor aproximado de US$ 45.000 millones al año. Este dato ofrece una idea del potencial que tiene este mercado en Latinoamérica, donde todavía se encuentra en una etapa temprana de desarrollo.
Por otro lado, el crecimiento económico de los últimos años en Latinoamérica ha llevado a un aumento en el poder adquisitivo de sus habitantes. Según el Banco Mundial, la clase media en la región ha experimentado un crecimiento sostenido, lo que ha generado una mayor demanda de bienes y servicios, incluidos aquellos relacionados con el almacenamiento. A medida que más personas pueden permitirse adquirir bienes de consumo duradero y otros objetos, la necesidad de espacio adicional para almacenarlos se vuelve más apremiante.
Además, la reducción de los metros cuadrados por vivienda en las áreas urbanas de Latinoamérica ha provocado que las personas busquen alternativas para guardar sus pertenencias. El alto costo de las viviendas en las ciudades ha llevado a la construcción de departamentos más pequeños y al incremento de la densidad poblacional, lo que limita el espacio disponible en los hogares.
Una solución que toma fuera
Las mini bodegas ofrecen una solución práctica y económica para almacenar objetos que no se utilizan a diario, pero que no se desea desechar. Además, estas instalaciones suelen contar con sistemas de seguridad y control de acceso, lo que proporciona tranquilidad a sus usuarios.
También, la digitalización de los servicios ha facilitado el acceso a las mini bodegas. Ahora es posible contratar y administrar el espacio de almacenamiento a través de aplicaciones y plataformas en línea, lo que simplifica el proceso y aumenta la comodidad para el cliente. Esta tendencia es, especialmente, relevante en Latinoamérica, donde el uso de tecnologías digitales y dispositivos móviles ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años.