APARENTEMENTE, LA economía colombiana se alejó del estancamiento que presentó en el primer trimestre y en abril logró un crecimiento de 5,52 %. Sin embargo, al revisar las cifras sobre ese comportamiento, hay hechos que son positivos y otros no tanto y que siguen un resultado por el efecto estacional de lo que registró el indicador de seguimiento económico.
Aunque el Gobierno no ha dudado en calificar las cifras como el inicio de una recuperación que puede dar pie para un crecimiento importante para este año, hay sectores que no comparten este optimismo y prefieren ser cautos.
El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, dijo a EL NUEVO SIGLO, que “hay que tener en cuenta que este dato está influenciado por el hecho de que la Semana Santa en este 2024 fue en el mes de marzo, y el año pasado había sido en abril, es decir hay un menor número de días calendario el año anterior y eso genera un efecto base que infla el dato del crecimiento. Por eso es mejor revisar la cifra ajustada por efectos calendario que fue del 4 % para el mes de abril”.
Expectativas
Sostuvo Mejía que “esta cifra es muy positiva y está bastante por encima de las expectativas que teníamos todos los analistas y está especialmente influenciada por el sector de la Administración Pública, Defensa y servicios sociales, que tuvo un crecimiento del 17 %. Si se quita este sector para entender cómo es el comportamiento del resto de la actividad productiva, el crecimiento no habría sido el 4 %, sino el 2,5 %”.
Indica que “una parte muy importante el crecimiento que anunció el DANE tiene que ver con esa dinámica del sector público que viene creciendo a tasas extraordinariamente altas; muy positivo lo que ocurrió con el sector de la agricultura creciendo por encima del 7 % y también con el sector de suministro de energía gas y agua, que creció por encima del 4 % en el mes de abril, cifras bastante positivas. Pero el lunar sigue siendo el comportamiento de las actividades secundarias, la industria y la construcción y también el comportamiento del comercio, una actividad terciaria que continúa en contracción. Esos tres sectores, comercio, industria y construcción, pesan una tercera parte del Producto Interno Bruto y en abril, que fue una buena cifra en materia de crecimiento, tenemos todavía contracciones de la actividad de estos tres sectores”.
Señala que “es importante un crecimiento del 4 % especialmente jalonado por la actividad pública, pero todavía con esa deuda pendiente con el sector del comercio, la industria y la construcción, que continúan con cifras en rojo”.
Reactivación
Por su parte, el exministro de Hacienda, José Manuel Restrepo y actual rector de la Universidad EIA, dijo a este Diario que “siempre será una buena noticia un buen resultado en el índice de seguimiento de la actividad económica crecer en serie original al 5.5 es positivo, pero sobre todo al 4 % en la serie desestacionalizada es más positivo, y es positivo porque esto puede animar la dinámica productiva del país.
También destacó un muy buen comportamiento del sector primario donde hay agricultura e hidrocarburos con crecimiento del 7,35 % desestacionalizado y de los servicios en el 4,55 %. No es un buen resultado el del sector secundario donde está la industria con una caída en la serie desestacionalizada del 0,09 %. Ahora bien, la pregunta que tenemos que hacernos es si este dato es sostenible o no en los próximos meses, recordemos que la base estadística de este mismo indicador en abril del 2023 fue la peor en la totalidad del año por tanto era más fácil haber obtenido un resultado de crecimiento significativo”.
Sostuvo Restrepo que “este es un momento en donde sigue siendo urgente el Plan de Reactivación porque con esta buena dinámica de abril y un buen plan de reactivación, eso podría animar al sector productivo en una dinámica de crecimiento más fuerte, sobre todo a recuperar la dinámica de la inversión privada, que es indispensable para el crecimiento global de la economía. Luego yo lo veo como una noticia positiva que bien aprovechada puede animar el crecimiento. No obstante, mi perspectiva es que seguramente en el mes de mayo, en donde la base es muy alta, pues la dinámica del indicador de seguimiento de la actividad económica no será tan positiva”.
Tímidas señales
Para el equipo de investigaciones del Bancolombia, que tiene como jefe a Laura Clavijo Muñoz, en un reporte conocido por EL NUEVO SIGLO, señala que “las condiciones macroeconómicas más favorables parecen estar comenzando a reflejar tímidas señales de vientos de cambio en el ciclo económico. Sin embargo, otros factores, como son los efectos climáticos adversos, incertidumbre en el entorno regulatorio y la baja confianza inversionista, obstaculizarían una reactivación económica más consistente hacia adelante”.
Explica que el sorpresivo crecimiento en abril de este año, volvió a tener como protagonista el desempeño del sector agropecuario. En efecto, y de acuerdo con la medición del ISE, que hace el DANE en el resultado de 5,5 % el agro reportó un incremento del 10,2 %.
El crecimiento de este sector se da en el conjunto de actividades primarias, que agrupa agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca. Con este reporte, el DANE informó que entre enero y abril de 2024, el ISE tiene un aumento del 1,87 % con respecto al mismo lapso de 2023.
Cabe recordar que, en enero de este año, el ISE reportó un aumento del agro de 10,3 %, y en febrero fue del 7,7 %. El sector agro también jalonó la economía del primer trimestre de 2024 ubicándose en 5,5 %.
Indican los investigadores que “también prevalece el impulso contracíclico desde la Administración Pública que, con un elevado gasto y altos niveles de ocupación, viene soportando el desempeño agregado; efecto que podría perder fuerza de cara al recorte fiscal anunciado para este año. A la luz de estos resultados, hemos actualizado nuestra perspectiva de crecimiento económico en esta nueva entrega de 0,6% a 1,3% para este año, así como un repunte de 2,4% a 2,6% para el 2025. Nuestra veladora estará puesta sobre los sectores que más alumbran”.
La inversión, en la sombra
Puntualizan que “a pesar del mencionado repunte de la actividad económica, en el agregado, la economía continúa estancada y ese buen desempeño contrasta con una caída de la inversión de 27% -últimos doce meses- y una débil evolución de indicadores líderes. A la fecha, la producción manufacturera y las ventas minoristas se mantienen en terreno negativo, el saldo de la cartera crediticia sigue retrocediendo y el mercado laboral mantiene una tendencia hacia el deterioro”.
En adición, los ajustes anunciados en el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), a buena hora significa un sinceramiento de las cuentas fiscales, pero representa un revés para la inversión pública. El recorte anunciado de $20 billones en 2024, significará una reducción de $9billones de inversión; y aún resta ver cómo se afectarán sectores claves para la reactivación (vivienda, transporte, infraestructura) de cara a estos necesarios ajustes.
La perspectiva fiscal
La nueva perspectiva fiscal en el MFMP resulta mucho más aterrizada y prudente de cara a los riesgos materializados para 2024. En efecto, el recorte esperado de gasto público busca atender la caída del recaudo tributario, la eliminación de ingresos adicionales esperados (arbitramiento de litigios y eficiencias por menor evasión) y un mayor pago por intereses. El nuevo déficit fiscal esperado por el gobierno de 5,6 % del PIB buscará cumplir la Regla Fiscal, pero tendrá poco margen de maniobra de cara a eventualidades.
Como consecuencia, la baja dinámica de la inversión, tanto pública como privada, nos lleva a mantener una perspectiva de crecimiento que se mantendrá en ritmos inferiores al 3 % anual, por debajo del potencial para Colombia.
Según los expertos del Bancolombia, “las perspectivas de crecimiento postrado para los siguientes años, así como un panorama fiscal que aún no está del todo resuelto (ni para el 2024 ni el 2025), comienza a presionar los principales activos financieros locales, que hasta el momento venían operando con menor volatilidad. El mercado de TES se despierta a esta realidad local, el riesgo soberano se amplía y la tasa de cambio se deprecia al ritmo del peso mexicano y a los mensajes de la Reserva Federal”.