CON DOS meses sucesivos en que la inflación no se movió como fue en marzo y abril, se esperaba que el dato de junio fuese a la baja. Todo lo contrario. El registro fue de 7,18% y el país dejó una fase de estancamiento para alcanzar ese porcentaje.
Esta sorpresa en el costo de vida, hizo que desde ya los analistas y expertos revaluaran sus previsiones. Para algunos analistas el país la sacó barata y no hay que obviar que nuevamente el costo de vida le está pegando con mayor fuerza a los estratos más bajos.
Camilo Herrera, presidente de la firma Raddar, señala a este Diario, que ya van tres meses seguidos con la inflación anual en el mismo nivel y que factores como el aumento de fletes, los cambios climáticos y los impuestos saludables; finalmente pasaron factura al IPC. “La sacamos barata. Esperemos que siga bajando y salga de este estancamiento. La inflación en ingresos bajos (pobres y vulnerables) comienza a crecer y esto afecta más a las personas de mayor vulnerabilidad, debido al aumento de precios de alimentos y bienes no durables, que son esenciales”, sostuvo.
Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, las buenas noticias vienen de parte de algunos alimentos que están cayendo, como las frutas frescas, por ejemplo. Sin embargo, en términos anuales, advierte que en promedio los alimentos ya volvieron a subir inclusive por encima de la meta del Banco de la República y están por encima de 5%.
A su vez, Juan Daniel Oviedo, exdirector del DANE, dijo que otra arista que debe llamar la atención es que “solo 6 renglones de 188 generan 2/3 de la inflación anual con corte a junio 2024, y la mayoría de ellos son servicios esenciales para todos los hogares, sin distingo de su nivel de ingreso”.
“La única forma de hacer frente al efecto empobrecedor de la inflación es con un plan de reactivación económica, sobre todo, del empleo en las ciudades capitales del país. Además, recuerde que el efecto sobre arriendos de la interrupción de la caída de la inflación, pasa, en parte, para 2025”, explicó.