‘La mejor forma de generar empleo es bajar los impuestos a las empresas’ | El Nuevo Siglo
EL investigador de la Universidad del Rosario Javier Eduardo Almanza es partidario de no hacer incrementos desproporcionados en el mínimo. / Archivo personal
Viernes, 22 de Diciembre de 2023
Redacción Economía

Cuando cada año se discute el incremento del salario mínimo, a la vez surge la preocupación entre los empleadores sobre el aumento de costos y su incidencia en la generación de empleo.

De allí la importancia que, como ya lo han analizado expertos e investigadores, tal como ese salario base afecta a casi tres millones de trabajadores legales, su efecto si ese aumento es desproporcionado –como se presentó para este año, del 16 %– va a frenar la disminución de la informalidad y la entrada al mercado de más trabajadores.

Para conocer esta situación, EL NUEVO SIGLO consultó directamente con un experto del mercado laboral.

Javier Eduardo Almanza Junco, coordinador del Consultorio Jurídico del Área de Derecho Laboral y de la Seguridad Social de la Universidad del Rosario, es catalogado como uno de los mejores analistas a la hora de evaluar los indicadores de empleo y el efecto de los salarios en los costos de las empresas.

Condiciones reales

Precisamente, y respecto a la influencia en las empresas del incremento alto del salario mínimo para la generación de empleo, dice que “es innegable considerar que inicialmente sería perjudicial un aumento desproporcionado con el índice de precios del consumidor y con las condiciones reales de la economía, porque estos costos van a ser trasladados a los empleadores. Esto automáticamente va contraer la contratación de personal, que es lo fundamental o lo primordial en estos casos, porque todo el ecosistema del derecho laboral y de la seguridad social, es decir, el fondo de pensiones y el sistema de salud, están siendo afectados en este momento por la ausencia de financiación”.

Los impuestos

Asimismo, y respecto a si el país debe establecer políticas de choque para generar más empleo y disminuir la informalidad, Almanza es enfático al señalar: “Creo que una de las mejores formas de generar empleo es con la disminución progresiva de impuestos a los empleadores, que son los elementos fundamentales dentro de la cadena de producción o del ecosistema del derecho laboral para la generación del empleo. Es decir, en la medida en que podamos hacer exenciones tributarias permanentes a las empresas, eso podría ayudar a la generación de empleo con ese compromiso en particular, la estabilización de una constante de empleo o de generación de vinculación laborales formales, bajo la modalidad de contratos a términos indefinido y no como en el pasado se ha presentado, cuando había una extensión tributaria pero era por una vinculación de tipo temporal, lo cual generaba inestabilidad en el trabajador. Lo que estamos buscando es el mayor tiempo de permanencia posible que pueda estar un trabajador en desarrollo de unas actividades en una empresa y asimismo pueda tener crecimiento el sistema laboral y pensional y el trabajador pueda tener desarrollo dentro de cada organización empresarial en la que esté vinculado”.

La informalidad

Sobre si crecerá la informalidad laboral con mayores costos en la nómina, el investigador sostiene que “inicialmente, para considerar la informalidad como el elemento a resaltar, creo que son prudentes las nuevas formas de vinculación o de contratación o lo que llamamos el aumento progresivo de la utilización de la figura del contrato de prestación de servicios, cuya finalidad inicialmente va a ser vincular a alguien de carácter temporal, obligarlo a que cotice la seguridad social de manera independiente y asimismo el empleador se evitaría la carga que le puede generar la distribución y el pago de la seguridad social”.

Por otra parte, en el país se ha estimado que el salario mínimo apenas va a incidir en un volumen menor de trabajadores. Sin embargo, Javier Almanza dice que va a cubrir a varios millones: “Inicialmente estaríamos hablando que la gran población económicamente activa o laboralmente activa, la cual es alrededor de más de 3 millones de personas en el país que devengan el salario mínimo legal mensual vigente, podrían ser cobijadas con el respectivo aumento, porque es indispensable reconocer que la mayor población que en Colombia tiene vinculación laboral está por intermedio del salario mínimo legal mensual vigente”.

Efecto bumerán

Sobre si es bueno para la economía que el aumento del salario mínimo esté muy por encima de la inflación, señala el analista que “inicialmente no sería considerable como una medida adecuada o buena, toda vez que el simple hecho de que el salario se haga sin la medida conservadora necesaria que esté ajustada al índice de precios al consumidor, puede generar especulación en el mercado en la adquisición de bienes y productos, lo cual termina siendo un efecto bumerán para el trabajador; como consecuencia directa de ello tendría menor capacidad de consecución de bienes y servicios. Otra consecuencia directa es que no sería aconsejable que fuera una medida desproporcionada ante la realidad actual que está arrojando el país”.

Aumento conservador

Por otro lado, y en una coyuntura con alta inflación, intereses costosos, que tanto las empresas van a incrementar más sus salarios en 2024, el experto dice que “el aumento podrá ser el menor o más conservador de los últimos 10 años, podría considerarse inicialmente por parte de los empresarios, porque es innegable que tendrán que hacer un aumento para aquellos salarios que sean superiores al salario mínimo, pero el aumento será lo más conservador y más ajustado a la línea de no generar costos adicionales o pérdida para un empleador”.

Respecto a lo que últimamente se ha estado hablando sobre la indexación y de si esto sirve para algo con algunos productos y servicios, como una estrategia para que el salario mínimo no afecte la inflación, Almanza dice que “podría considerarse inicialmente que sí; sin embargo, si el aumento no es significativo en proporción, la indexación que pueda presentarse de algunos bienes, productos o servicios no sería aconsejable o no sería una buena medida”.

Otro aspecto que también se ha discutido entre los expertos, la academia y analistas, sobre la incidencia del salario mínimo en la inflación y si considera que el país debería modificar esa fórmula que afecta la economía, el investigador manifiesta que “inicialmente creo que es una medida que se ajusta a las realidades actuales del país y el comportamiento de las personas como individuos y como colectividad, que puede ser coherente en la obra de fijar una pauta del salario mínimo, porque no podemos desconocer la importancia de los aspectos técnicos que puedan presentarse en el momento de fijar un salario mínimo legal mensual vigente y el impacto que pueda tener en la legislación y asimismo en el mercado laboral”. 

Por otro lado, se le preguntó a Almanza si según los análisis que hace bajará a un dígito el desempleo en 2024, y sostiene que las estadísticas tienen la particularidad de realizar situaciones amplias o macro, lo cual podría llevar al análisis de hablar de un dígito. Sin embargo, la realidad del ciudadano de a pie va a ser, como se ha presentado, mucho más compleja para el 2024 si va en asocio con la reforma laboral, la reforma pensional y la reforma a la salud, que generan demasiada inseguridad en el empleador e incertidumbre como consecuencia directa de ese escenario. Es innegable que pueda haber ausencias de contrataciones para el año 2024 o que el primer trimestre del 2024 sea supremamente conservador o incluso en negativo las formas de vinculación de contratación de trabajadores bajo la modalidad de contratos a término indefinido”.

 

¿En cuánto quedará el aumento?

Aunque todavía no se ha llegado a un acuerdo para establecer el incremento del salario mínimo para 2024, todo parece indicar que las cifras están lejanas entre trabajadores y empresarios.

Por parte de los empresarios se ha sugerido un ajuste cercano al índice de inflación, estimado actualmente en 10,15 %, sin proponer una cifra exacta. El escenario actual plantea diferencias sustanciales entre las partes involucradas, que llevarían los delegados del Gobierno a considerar un incremento cercano al 12 %. Mientras tanto, los sindicatos pidieron 18 %.

Aunque en caso de no llegar a un acuerdo el Gobierno debe tomar una decisión para decretar el aumento el 30 de diciembre, por ahora la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, ha mantenido reuniones bilaterales con las partes como medida para aproximar posturas sobre el aumento salarial.