La falta de actividad gremial en torno a la microempresa no es obstáculo para que miles de ellas generen empleo y bienestar a miles de colombianos
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El aporte de la microempresa al desarrollo del país es la base con la que está creciendo la economía. No en vano genera alrededor del 67% del empleo y aporta 28% del Producto Interno Bruto (PIB).
Parea que este sector crezca más, se requiere acelerar su inclusión financiera. Debido a que en muchas de las zonas rurales de Colombia no existen bancos ni entidades de financiación, lo cual hace casi imposible el acceso a créditos para apalancar una idea empresarial, la firma Interactuar en alianza con Usaid de Naciones Unidas, está apoyando el emprendimiento urbano y rural.
El director ejecutivo de la empresa, Fabio Andrés Montoya, señala que “para Interactuar el emprendimiento es una alternativa económica y de vida que debe estar al alcance de cualquier persona, sin distinción de origen ni condición social o económica”.
La inclusión
Es por ello que uno de sus principales objetivos es impulsar la inclusión financiera principalmente del sector rural.
Precisamente de allí se derivó el proyecto de Finanzas Rurales – IFR, de Usaid, que busca contribuir a la inclusión financiera de los empresarios rurales para promover el desarrollo económico y social de las víctimas del conflicto y ayudar a las personas que retornan a sus tierras a echar raíces nuevamente.
Por su experiencia en el impulso a los empresarios de la base social en zonas urbanas y el campo, Interactuar fue elegido por USAID como aliado para desarrollar este proyecto y llevar oportunidades de crédito y acompañamiento a 58 municipios del país, que respiran nuevos aires de esperanza.
Señala Montoya que una de las oportunidades que se presentan ahora es mediante el posconflicto. “El posconflicto no es una oportunidad, es una gran oportunidad, creemos que hoy en Colombia, a partir del posconflicto el agro va a tomar una gran relevancia por sí misma. Colombia es un país de minifundios que si lo trabajamos podemos tener un desarrollo económico mejor”.
Proyectos productivos
Este, que es un proyecto de gran alcance por la extensión geográfica y por tratarse de zonas tan alejadas, se ha desarrollado en dos fases de implementación. En la primera, que se ejecutó entre junio de 2016 y junio de 2017, Interactuar abrió dos oficinas en los municipios de Tarazá, Antioquia, y Tierralta, Córdoba, e implementó estrategias creativas para llevar opciones de microcrédito incluso a las zonas más apartadas. Entre ellas se destacan las alianzas con organizaciones locales y los recorridos que realizan los asesores para llevar la información y los servicios a las diferentes veredas.
Sostiene el directivo que “Colombia está apuntando al crecimiento, porque estamos llegando con Usaid, en Tarazá, en Tierralta, estamos abriendo en Urrao y ya vamos para Dadeiba, sitios donde el conflicto ha golpeado duro. Pero allí llegamos con cooperación a prestar servicios financieros en zonas calientes, pero también llegamos con programas de acompañamiento a los pequeños agroproductores”.
Una de las banderas de Montoya es aprovechar a los empresarios informales en proyectos productivos. Manifiesta que “estoy a favor de la guerra contra la informalidad, pero hay una informalidad organizada como la del contrabando que perjudica y hay una informalidad como la de la tendera de Ciudad Bolívar que con ella puede tener una vida medio digna. Si a los pequeños tenderos o emprendedores le metemos todos los costos de la formalidad no podrían vivir. El desarrollo
Es que cuando hablamos de la microempresa, de esa pequeña unidad productiva, es un fenómeno distinto a la mediana y grande empresa”.
Puntualiza Montoya al señalar que “en esta misma condición, si hay millones de microempresas, donde las familias se sostienen pero queremos acabarlas, tendríamos un problema social grande”.
Asegura que no solo en Medellín sino en todo el país, “las microempresas han tenido papel un papel preponderante en la sociedad y eso es en lo que se ha fijado Interactuar”.
Explica el directivo que “Interactuar nació en 1983 en una época con narcotráfico, guerrilla, contrabando como caldo de cultivo impresionante. En ese año los señores Urrea, fundadores de Leonisa, estaban abriendo mercado en Asia y allí conocieron la iniciativa del profesor Muhammad Yunus con el microcrédito. Cuando regresan a Medellín, reunieron $600 millones, juntaron a varios amigos y arrancaron como eran emprendedores”.
Recuerda Montoya que “el primer microcrédito que se aprobó fue por $80 mil para un carrito de crispetas. Así en casa alquilada, la empresa fue creciendo y desarrollando de servicios financieros y de inclusión darle acceso a la gente más necesitada. En esa época era todo complicado porque la gente acudía al ‘gota a gota’.
La empresa cuenta actualmente con 500 empleados en 31 oficinas ubicadas en Antioquia, Córdoba, Sucre y Caldas con operaciones directas.
“Tenemos en cartera $180.000 millones con 48.000 clientes. Es decir cada uno maneja un promedio de créditos de $2,1 millones”, dice el presidente ejecutivo de Interactuar.
Con un objetivo claro que es el de trabajar entre los microcomerciantes más pequeños y ahora con los pequeños agroproductores, sostiene que “el microcrédito es un negocio rentable, vivimos de eso, pero Interactuar se aleja de que su política sea netamente financiera, somos una entidad de desarrollo social, además buena parte de nuestros excedentes los invertimos en acompañar al empresario”.
Recalca que “actualmente tenemos mucha cooperación internacional, como la Usaid, además somos una empresa de cooperación, una institución de manejo ortodoxo y que tiene tiene como finalidad hacer microempresarios autosostenibles”.
La firma asegura que cada empresario tiene un sueño y unas necesidades particulares. Conocerlas es clave y por eso las visitas a las veredas que realizan los asesores y las alianzas locales han permitido brindar, además del capital financiero, los otros capitales que ofrece: emocional, de redes y de conocimiento. Por ejemplo, la Asociación de Productores Agropecuarios y Cacaocultores –Aproaca (en el municipio de Cáceres, Antioquia), recibió acompañamiento y capacitación en mercadeo y Buenas Prácticas de Manufactura –BPM– para fortalecer la cadena de valor.
Montoya explica que “nuestra visión de ser empresa social implica dos dimensiones que son completamente interdependientes e interactivas. La primera dimensión es trabajar con alma, corazón y vida por cristalizar nuestro sueño; tenemos la convicción de que el emprendimiento es una gran herramienta de transformación social. La segunda, es procurar nuestra sostenibilidad organizacional. Así, gracias a la concepción de empresa podemos trabajar por nuestro sueño y con él le damos sentido a todas nuestras acciones sociales”.
En Interactuar están convencidos de que para profundizar y lograr muchas de las oportunidades de desarrollo que tiene el país, se necesitan aliados”.