La economía estadounidense tuvo un crecimiento de 2,8% anual en el tercer trimestre, pero no cumplió las expectativas del mercado, según datos oficiales publicados a menos de una semana de las elecciones presidenciales.
En el periodo de julio a septiembre, la mayor economía del mundo creció impulsada por el consumo y el gasto público. La expansión de 2,8% es inferior al 3% anual medido en el segundo trimestre, según la estimación preliminar del Departamento de Comercio. Los analistas esperaban precisamente un 3% de crecimiento del PIB, según el consenso reunido por Briefing.com.
Estado de ánimo
A pesar de gastar más, los consumidores estadounidenses se han mostrado pesimistas sobre las perspectivas laborales y financieras.
La vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris, sigue por detrás de su rival, el republicano Donald Trump, en las encuestas de opinión sobre la economía, tema crucial para los votantes de cara a los comicios del 5 de noviembre.
Harris aseguró el miércoles que tiene “un plan muy preciso y detallado para reforzar” la economía, y acusó a su rival republicano Donald Trump de tener una estrategia que “debilitaría” el desempeño económico del país.
Biden, por su parte, saludó a “la economía más sólida del mundo”, en un comunicado tras divulgarse la estimación.
“Si se miran cifras como el crecimiento del PIB o los ingresos o el consumo, o incluso el empleo, se podría decir: Caramba, esta economía está en muy buena forma”, dijo Dan North, economista senior de Allianz Trade North America.
“La única cosa que destruye completamente esa narrativa es la inflación con la que los consumidores han tenido que lidiar”, dijo a la AFP.
El 2,8% de Estados Unidos está muy por encima de otras economías avanzadas como las de Alemania, Francia y Reino Unido, según recientes estimaciones del Fondo Monetario Internacional.
El Departamento de Comercio relacionó la expansión del PIB con “aumentos en el gasto de los consumidores, las exportaciones y el gasto del Gobierno federal”.
Una encuesta del New York Times y el Siena College realizada en octubre entre eventuales electores publicada la semana pasada, mostró que la economía es el tema prioritario para decidir el voto.
El sondeo reveló que el 52% de los encuestados confía más en Trump que en Harris (45%) para capitanear el barco de la economía.
Inflación “difícil de digerir”
North explica que desde enero de 2021 los consumidores estadounidenses han perdido poder adquisitivo.
Desde entonces los salarios han aumentado un 18% de media, mientras que los precios de alimentos, vivienda y combustibles se dispararon entre un 22% y un 29%.
Esta es la razón por la que los votantes consideran que la economía, aunque flota, va a la deriva, a pesar del crecimiento sólido, del buen desempeño del mercado laboral y de la subida de salarios.
“¿Le importa al ciudadano de a pie si el PIB es del 2,8% o del 3,1%? No, quieren saber cómo les afecta la inflación”, dijo North. El aumento de precios “ha sido bastante difícil de digerir en los últimos años”.
Dado que los trabajadores estaban acostumbrados a un aumento real del poder adquisitivo antes de la pandemia de coronavirus, muchos todavía sienten que sus salarios tienen que ponerse al día, añadió.
“Los consumidores y las empresas seguirán gastando, pero de forma más prudente, en un contexto de costos y tasas todavía altos”, resumió Greg Daco, economista jefe de EY, para quien en el cuarto trimestre el crecimiento debería rondar el 1,5-2%.
Dependencia del crédito
Los consumidores también están recurriendo a las tarjetas de crédito y echando mano de sus ahorros para financiar el gasto, lo que presiona especialmente a los hogares con rentas más bajas y a los más jóvenes.
Los economistas alertan del aumento de la morosidad de los pagos con tarjetas de crédito en los últimos años.
Según un informe publicado en julio por la Reserva Federal de Filadelfia, la tasa de morosidad entre los tenedores de tarjetas de crédito alcanzó en el primer trimestre de este año un máximo en casi 12 años.