DESDE EL 1 de noviembre de 2023, cuando entró en ejecución el impuesto a los productores ultraprocesados y azucarados, no solo se han encarecido los chocolates, tortas y golosinas, entre otros productos, sino que el bolsillo de los consumidores ha resultado afectado por el cobro de los tributos.
Esta medida se deriva de la reforma tributaria del gobierno de Gustavo Petro, al establecer un impuesto saludable y por el que pretende, según las cuentas oficiales, recaudar al menos $5,7 billones a finales de este año.
De acuerdo con datos revelados por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) a Valora Analitik, luego de más de cinco meses de ejecución, se han registrado 215 personas declarantes para el gravamen de bebidas azucaradas y otras 1.902 personas o empresas para el de alimentos ultraprocesados. Estos datos corresponden al periodo de noviembre de 2023 a abril de 2024.
Las cifras
Eso se traduce en un recaudo de $671.861 millones por el pago de impuestos saludables. De la totalidad, $310.000 millones fueron recolectados entre enero y febrero, y $361.000 millones, entre marzo y abril. Pero dicho recaudo es bastante diferenciado si se contrastan las cifras de las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados.
Según Valora Analitik, por la compra de bebidas azucaradas, los colombianos han pagado $81.212 millones por concepto del impuesto saludable en lo corrido de 2024, mientras que, por la adquisición de alimentos ultraprocesados, han pagado $590.652 millones.
Desde su aplicación, se observa una disminución significativa en las ventas de estos productos, lo que afecta de manera directa el poder adquisitivo de los colombianos.
Según un análisis desarrollado por la firma Kantar, el incremento en los impuestos a los productos azucarados tuvo efectos notorios en las tendencias de compra de la población. “Las ventas de productos como el té líquido, la leche saborizada y los chocolates han experimentado una caída entre el 5% y el 20% en los primeros dos meses de la medida”, reveló el informe
Mayor presión
Sin duda los recientes impuestos implementados en la última reforma tributaria de 2022, han generado una mayor presión sobre los bolsillos de los colombianos. Según un estudio realizado por Kantar Group, una empresa global de datos, la introducción del impuesto a las bebidas azucaradas y a los alimentos ultraprocesados ha tenido un impacto significativo en el consumo de estos productos.
Los datos muestran una contracción del 5% en el volumen de estos productos de consumo masivo en comparación con el año 2021. Kantar identificó que las categorías más afectadas fueron el té líquido, la leche saborizada y los chocolates o chocolatinas. Durante los dos primeros meses de la implementación del impuesto, estos rubros experimentaron disminuciones de entre el 5 y el 20%.
Los precios de productos como las salchichas, chorizos, chocolatinas, paquetes de papas fritas, maicitos y un largo etcétera, tuvieron en noviembre, diciembre y enero, una variación en su precio mucho más elevada que el promedio del grupo de alimentos y del IPC total, igual para las gaseosas. Por ejemplo, en noviembre los precios de las gaseosas subieron 3,29%, y los de las carnes procesadas un 7,25%, mientras que en dicho mes la inflación de alimentos fue negativa en 0,45%. En el mes de enero, mientras que los precios de la canasta de alimentos subieron 0,48%, los de las golosinas se dispararon un 3,66%, todo ello por efecto directo del impuesto a los procesados y bebidas azucaradas.
Ventas afectadas
Por otra parte, un estudio trimestral del Índice de Confianza del Tendero (ICT), realizado por dichter & neira, el 87% de los dueños de este tipo de negocios indica que las ventas fueron afectadas desde que entró en rigor el impuesto a las bebidas azucaradas y ultraprocesados en diciembre pasado.
El impuesto se aplica de manera progresiva, comenzó con una tarifa del 10% en 2023, que aumentó al 15% este año y alcanzará el 20% en 2025. Esta estructura impositiva afecta a una amplia gama de productos, incluyendo aquellos con altos niveles de azúcares añadidos, sodio o grasas saturadas.
En el caso de las bebidas, el impuesto varía según el contenido de azúcar añadida por cada 100 mililitros, lo que ha llevado a un incremento en el precio final de estos productos. Las bebidas con más de seis gramos de azúcar por 100 mililitros enfrentan un impuesto creciente en los próximos años, sumando una carga adicional a los consumidores.
Impacto de inflación
Teniendo en cuenta el resultado de la inflación de junio de 0,32%, el porcentaje de los precios de los ultraprocesados y productos azucarados varía en su incremento al usuario desde 0,06% hasta un 0,40%.
En efecto, por ejemplo las carnes preparadas, charcutería, presentaron un aumento de 0,40%; los productos de panadería 0,27%, entre los que se encuentran galletería y tortas; productos de chocolates con un aumento de 0,18%, los dulces, confites y bombones subieron 0,06%, los helados, paletas, gaseosas y refrescos con 0,06%, derivados de la leche, quesos, yogures, con 0,24%, jaleas y mermeladas con 0,05%, salsas y aderezos con 0,16%, harinas y cereales con 0,30%, y papas fritas, chitos, maízitos con 0,11%.
Por un lado, las familias estarían reduciendo la frecuencia de compra de productos gravados, lo que se tradujo en una disminución general del 6% en el primer trimestre. Por otro lado, algunos consumidores han optado por migrar hacia marcas más económicas, lo que ya ha resultado en un aumento de un punto porcentual en la participación de estas empresas en el mercado.
Otros datos revelados por Kantar indican que el gasto en alimentos ultraprocesados es notablemente más alto en los estratos socioeconómicos superiores, principalmente en los hogares categoría 5 y 6, donde constituye el 21% del total de sus compras de alimentos. Esta proporción contrasta con la asignada a estos productos en los estratos más bajos, 1 y 2, que representan un 16% y un 17%, respectivamente.
Las personas con menor nivel socioeconómico invierten proporcionalmente más en productos esenciales como arroz, pasta y huevo. Sin embargo, las gaseosas destacan como el producto ultraprocesado más adquirido por las clases menos acomodadas.
La demanda
Frente a estos desafíos, Kantar enfatizó en la importancia de anticipar el impacto en el consumo, además de establecer metas de demanda, ajustar la capacidad de producción y desarrollar estrategias que fomenten el consumo. Lo anterior teniendo en cuenta que este es un gravamen progresivo, que va a ir aumentando con el paso de los años.
Las categorías analizadas por Kantar incluyen arepas industriales, avenas, caldos, carnes frías, cereales, chocolatinas, chocolates, condimentos, galletas dulces y saladas, mantequilla, margarina, mayonesa, ponqué industrial, salsa de tomate, salsas para cocinar, snacks, sopas y cremas, chocolate de mesa, gaseosas, jugos en polvo y listos para tomar, maltas, té en polvo y líquido, crema de leche, kumis, yogurt, bebidas lácteas, leche saborizada y modificadores de leche.
Los costos de producción
Por otro lado, la Ley de Etiquetado Frontal, parte de la Ley de Comida Chatarra, ha incrementado los costos de producción al exigir que los productos muestren advertencias sobre su contenido en grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio.
Según un estudio realizado por Cifras y Conceptos, el 54% de las personas encuestadas considera útil el etiquetado frontal y el 36% afirmó que les ha ayudado a modificar sus hábitos de consumo. Sin embargo, el 84% de las personas opinó que se requiere más información y educación sobre el tema.