Los 28 ministros de Finanzas de la Unión Europea (UE) lograron solventar sus diferencias para reducir el riesgo en el sector bancario, un primer acuerdo indispensable para la culminación de la Unión Bancaria y que deberán negociar ahora con la Eurocámara.
Este acuerdo busca actualizar las reglas adoptadas por la UE, durante y tras la crisis financiera, para evitar que los contribuyentes asuman el costo de eventuales quiebras de bancos.
Además, era necesario para que los países del norte de Europa, encabezados por Alemania, aceptaran comenzar a discutir sobre una mutualización del riesgo bancario y, por tanto, progresar en las negociaciones para completar la Unión Bancaria.
Berlín siempre se ha mostrado reticente a compartir el riesgo bancario, ya que temen deber pagar en caso de quiebra de los bancos del sur de Europa, especialmente italianos, a su juicio, mal gestionados.
El acuerdo de este viernes "crea el impulso político que necesitábamos", celebró el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, quien debe presentar en junio una hoja de ruta común sobre la Unión Bancaria junto a su par alemán Olof Scholz.
Un total de 26 países votaron a favor del acuerdo sobre el riesgo bancario. Grecia se abstuvo, al igual que Italia, cuyo nuevo gobierno está todavía constituyéndose.
El Consejo de la UE que reagrupa a 28 países, debe ahora negociar la cuestión con la Eurocámara, que todavía no definió su posición.
Progresos
"Esto sienta las bases de nuevos progresos de cara a la culminación de la Unión Bancaria", defendió el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, para quien "Europa necesita un sector bancario fuerte y diversificado".
Desde mediados de marzo de este año, la Comisión Europea había presentado sus propuestas para reducir los préstamos dudosos que lastran algunos bancos europeos, especialmente los italianos, entre ellas reservar más fondos para enfrentarse a futuros impagos.
"En un momento de dinamismo renovado en Europa y su economía, este impulso debe utilizarse para acelerar la reducción de los préstamos dudosos pendientes", dijo el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.
Los préstamos dudosos, los que el prestatario no puede devolver (ni intereses ni capital), aumentaron tras el crack financiero de 2008 y la posterior crisis de la deuda en Europa.
Aunque los préstamos dudosos se redujeron en los últimos años, situándose en el tercer trimestre de 2017 en los 760.000 millones de euros según cifras del Banco Central Europeo (BCE), siguen siendo un riesgo para el sistema bancario europeo.
Bruselas destaca en particular la mejora de la situación en los países del sur, los más perjudicados por la crisis. Así, Italia redujo en un año un 24,9% el volumen de préstamos dudosos, situándose en el tercer trimestre de 2017 en el 12,1% respecto al total de préstamos en el país, según datos del BCE.
Grecia, sometida a varios planes de rescate desde 2010 a cambio de duras reformas, contaría con un 46,7% de préstamos dudosos sobre el total (-1,5% interanual) en el tercer trimestre del año pasado, mientras que en España estos representarían un 4,7% (-19,7%).
Para reducir todavía más los riesgos en el sector bancario, Bruselas propone que los bancos garanticen la suficiente cobertura de pérdidas ante futuros préstamos dudosos, así como que faciliten el cobro de deudas, especialmente en el caso de empresas.
Otra de las medidas es el desarrollo de mercados secundarios, "donde los bancos puedan vender sus préstamos dudosos a administradores de crédito e inversores", así como ayudar a los países del bloque a reestructurar sus bancos, indica la Comisión.
La reducción de riesgos en el sector bancario forma parte del debate que los países de la UE llevan a cabo actualmente de cara a completar la llamada Unión Bancaria europea —una de las prioridades para relanzar el proyecto europeo— y que opone a las naciones del norte con las del sur.