El alcance del Pipe II | El Nuevo Siglo
Lunes, 1 de Junio de 2015

Mezcla de medidas ya en vigencia y otras nuevas

Descolgada petrolera no se revierte

La   economía pasa por un momento difícil a nivel internacional y local. Todos los informes y pronósticos evidencian que el enfriamiento productivo se incrementa de manera lenta pero sostenida, constatando que no se trata de un fenómeno coyuntural sino que es una caída estructural que no será fácil de dejar atrás en el corto plazo, jalonada especialmente por la descolgada petrolera que está lejos de revertirse, así el precio del crudo haya registrado una leve mejoría por encima de los 60 dólares el barril recientemente.

De allí que el lanzamiento la semana pasada del segundo plan de choque económico por parte del gobierno Santos resulta una medida adecuada ya que se hacía urgente darle un empujón a todo el sistema productivo. En principio esta segunda fase del Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo 2°., más conocido como Pipe II es una mezcla de medidas ya anunciadas y en proceso de implementación, con otras que son nuevas o que prorrogan algunas ya existentes, como es el caso de la decisión de acudir a los recursos no ejecutados de las regalías y del Fondo de Pensiones Territoriales. Por lo tanto es necesario entender que los 16,8 billones de pesos que cuesta este paquete de reactivación no corresponden en gran parte a recursos nuevos o extraordinarios no contemplados, sino a la aceleración de programas y proyectos ya delineados y su fuente presupuestal se extiende a cuatro años.

Al decir de los expertos la posibilidad de que con este plan este año el crecimiento de la economía pueda mantenerse por encima del 3,5 por ciento del Producto Interno Bruto es mediana, toda vez que la mayoría de los pronósticos apuesta por incrementos máximos de un 3,2 por ciento. Es claro que faltando apenas siete meses para terminar 2015 no será fácil que las medidas anunciadas la semana pasada redunden en un aumento adicional de casi medio punto del PIB. Los proyectos y programas contemplados en materia de infraestructura educativa, plan vial, vivienda y agro tardarán, como es apenas natural, por lo menos un año en impactar los sectores de la construcción y el empleo. De igual manera no serán automáticos los resultados de las estrategias para impulsar los sectores de la industria, el comercio, turismo y minero-energético, puesto que hay medidas que consisten en prórrogas de beneficios arancelarios, otras flexibilizaciones tributarias así como agilización de procedimientos en materia de licencias ambientales, modificación contractual y mayor rapidez en registros y trámites ante entidades estatales. Incluso las mayores inversiones que se anuncian en todos los anteriores sectores están supeditadas a los procesos de diseño, estudios técnicos, licitación, contratación y ejecución, que por más que se traten de acelerar hay un mínimo de formalidades y requisitos que no se pueden omitir ni forzar, so pena de poner en riesgo recursos públicos considerables o generar afectaciones jurídicas, económicas y ambientales para el Estado y sus gobernados. Es entendible desde todo punto de vista la urgencia de dinamizar el aparato productivo pero siempre con cautela, atendiendo la sabiduría que encierra el refrán popular según el cual “del afán no queda sino el cansancio”.

La economía colombiana es evidente que no se puede aislar ni blindar al cien por ciento frente a la coyuntura internacional y por lo visto en las últimas semanas en esta la situación también se complica. En Estados Unidos se reportó una nueva contracción del PIB, en tanto China sigue confirmando su tendencia a la desaceleración, mientras que Europa tiene un desempeño irregular, pues así como algunos países, con España y Alemania a la cabeza, presentan números en verde, en otros el enfriamiento se profundiza y sigue pendiendo de un hilo la situación griega, que esta semana podría llegar a un punto de no retorno ya que el plan de ajuste no se está cumpliendo al pie de la letra.

Como se ve es necesario que la opinión pública, gremial, social, económica e institucional asimile que la desaceleración económica en Colombia no se solventará de un momento para otro y que por más planes de choque que se lancen el efecto se sentirá en todo el país. El último informe sobre desempleo, revelado la semana pasada, deja ver un leve aumento en el número de desocupados pese a que, según el DANE, en el último año a abril se crearon alrededor de 730 mil plazas, constata así que el sistema productivo ya resiente el menor dinamismo y es necesario saber amortiguarlo.