Freno a competitividad | El Nuevo Siglo
Viernes, 21 de Julio de 2023

* Malas carreteras, lastre nacional y regional

* Interconectividad, objetivo a medio camino

 

 

Si algo han evidenciado los últimos estudios nacionales e internacionales sobre los cuellos de botella que más afectan la competitividad económica y comercial de los países y las regiones, es que la ausencia de una red vial eficiente y multimodal termina siendo uno de los lastres más graves en este flanco.

Colombia, sin duda alguna, ha tenido grandes avances en materia de construcción y rehabilitación de carreteras del orden nacional, departamental y municipal en las últimas dos décadas. Las troncales, las autopistas de cuarta y quinta generación, las dobles calzadas, así como la nueva infraestructura de puentes, túneles y viaductos en varias zonas, son una prueba de ese progreso. De igual manera, se ha logrado una mayor interconexión entre el transporte por tierra, marítimo, aéreo y férreo. Sin embargo, aún falta mucho camino por recorrer en este frente. Aunque no se desconoce que superar este atraso ha sido prioridad en los últimos planes de Desarrollo, también resulta evidente que el esfuerzo técnico, presupuestal y de decisión política continúa siendo insuficiente, sobre todo en zonas de periferia o alejadas de los grandes centros urbanos.

Las fallas puntuales en el modelo de las concesiones, los altibajos en los proyectos financiados con dineros de las regalías, los efectos cada vez más drásticos del cambio climático sobre los suelos así como la impericia de muchos contratistas, unida a los problemas recurrentes de corrupción y desgreño técnico y administrativo, sobre todo en los gobiernos territoriales, le han quitado dinamismo al desarrollo de la red vial de orden primario, secundario y terciario.

Todo esto tiene un efecto muy lesivo sobre los niveles de desarrollo del país, no solo en cuanto a la eficiencia, costos y competitividad de sus exportaciones, sino en lo relativo a los mercados internos de productos, bienes y servicios, así como al impacto en materia de calidad de vida y condiciones socioeconómicas regionales y locales. De hecho, hace dos semanas un estudio de la Universidad del Rosario recalcó que las carreteras de menor calidad están asociadas a costos de transporte más elevados en muchos departamentos, con todo lo que ello implica.

Según la referida investigación del Centro de Estudios para la Competitividad Regional, los costos del transporte de carga terrestre por kilómetro y tonelada registraron una tendencia al alza entre 2015 y 2022. Hay casos muy llamativos e incluso sorprendentes. Por ejemplo, las cifras del año pasado señalan que Risaralda encabeza el listado departamental, con un costo medio de $696, mientras que La Guajira presenta el valor más reducido, con $174.

Otro de los hallazgos de los expertos va en la dirección de instaurar políticas públicas a la medida en cada departamento, destinadas a abordar las divergencias en los costos de transporte y promover la equidad en este sector. Solo así se podrán superar las grandes disparidades de una región a otra, lo que es clave para mejorar la conectividad y multimodalidad. De poco sirve que en un determinado departamento se mejore de forma sustancial la red vial, si no ocurre lo mismo en las áreas vecinas.

Por ejemplo, debe ahondarse en torno a por qué Antioquia ha registrado un incremento notable en la carga movilizada por transporte terrestre mientras que Boyacá y Meta disminuyeron. De igual manera, Cundinamarca y Santander han mantenido una participación relativamente estable en la materia.

Como se dijo, solo en la medida en que esa caracterización regional se puede analizar y detectar cualidades y deficiencias, Colombia podrá avanzar de forma más sustancial en la conectividad vial de amplio espectro. Debe realizarse un diagnóstico muy preciso y detallado de los problemas potenciales en infraestructura de transporte, políticas de logística o fluctuaciones en las industrias locales que requieren movilizar carga. Hay, igualmente, una diversificación de los productos a transportar que debe ser tenida en cuenta para una gestión administrativa eficiente, una mejor planificación estratégica y el mantenimiento adecuado de las vías.

En momentos en que desde distintas zonas se está urgiendo al Gobierno que incremente las inversiones en la red vial secundaria y terciaria, como un mecanismo contracíclico a la desaceleración de la economía regional y local, es imperativo que cualquier proyecto se analice no solo en sus aspectos técnicos, de diseño, costo y utilidad local e inmediata, sino también en lo relativo a la interconectividad departamental e incluso nacional. En la medida en que se superen muchos cuellos de botella en el transporte de carga y pasajeros, sea cual sea la modalidad, es evidente que las posibilidades de cerrar las brechas de desarrollo a nivel territorial tendrán mayor viabilidad. Ese debe ser un objetivo público y privado.