- Exitosa Feria del Libro de Bogotá
- Insaciable curiosidad intelectual
La Feria Internacional del Libro de Bogotá se ha convertido en un referente mundial del culto a las buenas letras y el saber, demostrando al mismo tiempo que la capital del país mantiene esa vocación por la cultura que hizo que en algún momento de su historia se la empezara a denominar como “La Atenas Suramericana”. La masiva participación en la feria es una prueba fehaciente de ello. Regocija ver a personas de todas las edades recorriendo los pabellones, estantes y múltiples eventos de esta fiesta literaria. Es de destacar el afán de los jóvenes por conocer la obra de escritores nacionales y extranjeros, sean contemporáneos o no.
La Feria también se convirtió en un escenario de análisis y debate. Autores y expertos en distintos campos del saber ahondaron en los problemas que aquejan a nuestro país en todos los campos, en particular sobre la violencia endémica y sus causas más profundas. La venta de libros sobre el conflicto armado y las secuelas de la guerra permite a todos los lectores, muchos de ellos jóvenes citadinos, comprender el daño irreparable que se le hizo al país impidiendo el desarrollo en esas zonas incendiadas por la confrontación, el narcotráfico y la barbarie. La literatura, ya sea de ficción o realista, permite un acercamiento decisivo a la naturaleza humana y lleva a que las gentes de bien continúen impulsando la convivencia y la paz.
Por otra parte, conmueve el interés por la poesía, en un tiempo en el cual la sociedad vive a un ritmo vertiginoso y no encuentra espacios para el solaz de ese género literario. No podemos olvidar que en Colombia hay hondas raíces en este campo pues hace parte sustancial del legado hispánico entre nosotros. Se vio en muchos estantes a visitantes que se agolpaban para comprar los poemas de infinidad de plumas, todos pulcramente editados. Obras de maestros como Guillermo Valencia, José Asunción Silva, Barba Jacob, León De Greiff, Eduardo del Castillo, Julio Flórez y otros escritores de nuevo cuño se vendieron con éxito en la feria. Así como las novelas en las más distintas temáticas, con ediciones bien logradas y buenos precios. No faltaron los amantes de los clásicos que encontraron a sus escritores predilectos, incluso en ediciones de bolsillo. Quedó más que comprobado que en el país hay nuevas generaciones de escritores que se han abierto camino en el competido campo literario y tuvieron eco en las actividades feriales y volúmenes de ventas.
También resulta interesante constatar que los escritos de autoayuda se continúan vendiendo. Muchos buscan rutas de estímulo intelectual. Existe, asimismo, un afán en algunos sectores por alcanzar la perfección moral y entender la verdad. De otra parte, las ediciones de la Biblia encuentran también una nutrida legión de compradores ávidos de la historia religiosa y edificante.
Los grandes filósofos desde Aristóteles, Platón y las diversas escuelas europeas, pasando por la alemana y francesa, estuvieron presentes en primorosas ediciones y excelentes traducciones. Algunas de estas, elaboradas en Barcelona, como las de Nietzsche o de Foucault, tuvieron importante salida. También se vio un vivo interés en los escolios de Nicolás Gómez Dávila.
Por supuesto la novela ficción, al estilo del Nobel Gabriel García Márquez, sigue teniendo una aceptación y demanda generalizadas. Sus seguidores participaron activamente en varias conferencias al respecto. Lo mismo que los libros de historia que se reeditaron en ocasión del Bicentenario de la creación de la Gran Colombia. El pabellón en la Feria que la celebraba desde múltiples ópticas fue de los más visitados y sorprendentes.
En el campo de las ciencias y de la tecnología predominan los lectores jóvenes, que buscan respuestas sobre los grandes problemas que aquejan la humanidad y las nuevas funcionalidades de los avances en todos los campos. La era digital y la literatura van de la mano.
En fin, sería interminable seguir describiendo lo que ha sido esta Feria Internacional del Libro de Bogotá. Aunque termina mañana, la agenda de este fin de semana es muy amplia y para todos los públicos. Todo hace indicar que se rompieron los récords de visitantes, ventas de libros, monto de los grandes negocios editoriales y fueron un éxito las nuevas facetas y actividades multidisciplinarias, intelectuales y artísticas que se implementaron en esta versión. La escogencia de Colombia como país invitado de honor debido a los 200 años de la campaña libertadora no pudo ser más acertada. Por todo lo anterior, se puede concluir que la Filbo, una vez más, se superó a sí misma y demostró que en nuestro país, como en todo el planeta, las letras continúan siendo eternas.