LAS CRECIENTES demandas de los consumidores y los avances digitales de la última década han replanteado las reglas del comercio minorista, haciendo que las estrategias tradicionales de mercado resulten obsoletas en la gran mayoría de los casos.
El reciente estudio “El futuro del comercio minorista: modelos ganadores para una nueva era”, desarrollado por la firma de consultoría Bain & Company, identificó los principales desafíos que afronta el sector actualmente y señaló un conjunto de características en los modelos de negocio de empresas minoristas para encarar los desafíos de la volatilidad del sector.
“Las ventajas competitivas que gozaban los grandes jugadores tradicionales del mercado, y que les permitían tener los márgenes de ganancia más altos, han dejado de ser una garantía de éxito. Entender las prioridades estratégicas de un sector que está en constante cambio es el primer paso para mantener una posición sólida y competitiva. Si se evalúan permanentemente las tendencias del consumidor y se reforma ágilmente el modelo de negocio conforme las necesidades reales del usuario los comercios estarán en condiciones de afrontar las disrupciones en la industria minorista”, manifestó Diego Santamaría, partner de la oficina de Bain & Company en Bogotá.
Teniendo en cuenta que anteriormente el desempeño de las empresas de la industria minorista dependía considerablemente del tamaño con respecto a los demás competidores y que los cambios en la oferta de valor obedecían principalmente a coyunturas, la masificación de soluciones digitales para atender al cliente y las nuevas tecnologías han modificado los mecanismos para sobresalir en este competido mercado. De hecho, el análisis de la firma determinó que en Estados Unidos cerca del 30% de las utilidades de los comercios está en riesgo de adquisición o fracaso por cuenta de esta evolución del mundo del retail.
Ante este nuevo panorama, el análisis clasificó a las compañías minoristas en dos grandes grupos para reconocer el estado de su transformación empresarial: “rezagados heredados”, refiriéndose a las organizaciones que alguna vez fueron referentes y que están teniendo dificultades para adaptarse a las nuevas demandas del mercado; e “innovadores pero no apasionantes”, para categorizar a las entidades que emplearon un modelo de negocio pionero y actualizado pero que podrían estar careciendo de utilidades suficientes para respaldar sus diferentes inversiones.