EL NUEVO SIGLO: Las cifras de los últimos informes del Ministerio de Defensa indican que el país está repleto de narcocultivos, ¿qué nos puede decir al respecto?
VIVIANA MANRIQUE: Sí, las mediciones evidencian un crecimiento bastante importante en todos los cultivos ilícitos que hay en el país.
ENS: ¿A qué se debe ese incremento?
VM: Igual que en otros gobiernos y en otros momentos, se debe, principalmente, a la política de drogas que tiene varios factores también: primero, está lo que tiene que ver con evitar o interrumpir la fumigación de cultivos. Desde el gobierno de Juan Manuel Santos está práctica está interrumpida. Evitar la fumigación es una estrategia muy simple para que se incrementen los cultivos ilícitos. Segundo, tampoco ha habido una política para eliminar ese tipo de crecimiento.
Desde que inició el gobierno Petro, obviamente, se plantea una política de ‘paz total’ y para lograrla no es coherente, desde el punto de vista interno de la política pública, tener una criminalización de los cultivos.
Entonces, se ha tenido una política de drogas que ha estado mediada por los diálogos de paz; en ese sentido, el resultado de ello es el incremento de los mismos.
Eso obviamente es contraproducente para el país, porque una cosa es manejar los diálogos de paz, mientras que otra cosa es no tener ninguna acción relacionada con los cultivos.
Mientras no se tenga una estrategia específica para la suspensión, erradicación o fumigación de los cultivos, estos van a seguir creciendo. Los diálogos son un tema a largo plazo que no se va a solucionar de manera inmediata y, mientras tanto, los cultivos van a seguir creciendo.
ENS: ¿Qué relación hay entre la poca erradicación de los cultivos ilícitos con los picos de violencia en el país?
VM: Es una relación muy directa. Todo lo que tiene que ver con cultivos ilícitos genera una cadena de narcotráfico. A su vez, la cadena de narcotráfico implica el paso de la producción a la comercialización. Ahora, cuando se tiene una comercialización tan alta, hay una presión sobre los campesinos, los jóvenes que son reclutados y grupos étnicos que están en esta zona.
Eso genera violencia, pues no siempre están de manera voluntaria en esta zona. Segundo, el sostenimiento del mercado de narcotráfico también genera redes de secuestro, extorsión, trata de personas y de homicidios.
Es una relación directa y para mantener la comercialización del producto, se necesita cadena de personas y estas personas van a generar violencia. Esto es en zonas rurales.
Para la zona urbanas, tenemos también unas cadenas de microtráfico, de venta del producto, ya sea en ciudades, colegios, universidades y en discotecas que también hacen que estas cadenas generen zonas de violencia a su alrededor.
Si nos vamos al mercado internacional, también hay que sustentar unas estructuras para vender este tipo de producto que también son estructuras ilegales y que generan de manera implícita la violencia.
ENS: ¿De qué manera influye en el microtráfico?
VM: Hay una demanda importante internacionalmente, pero también hay un mercado interno. Si bien Colombia no es uno de los principales países consumidores, sí ha crecido el consumo. Ahí tenemos una doble connotación: un consumo de cultivos ilícitos que es bajo porque lo que más está consumiendo son las drogas sintéticas.
Entonces, las drogas sintéticas, desde la época de la pandemia, comenzaron su auge. Hay un crecimiento de laboratorios con sustancias químicas que permiten generar nuevas drogas sintéticas, por lo que también empieza a aumentar el consumo para Colombia y el microtráfico al interior de las ciudades.
Lo otro es que el producto no necesariamente se consume por colombianos. También esta atracción del crecimiento de los cultivos hace que vengan extranjeros, lo que ha aumentado sustancialmente en ciudades como Medellín, Cali y Barranquilla, para venir a comprar drogas en Colombia. Eso también ha generado un crecimiento del consumo y de la venta del microtráfico.
Lucha antidrogas
ENS: ¿Qué implicaciones tiene eso con las discusiones en el Congreso de los Estados Unidos para bajar la ayuda para combatir drogas en Colombia?
VM: Esto tiene un efecto directo porque desde la época del Plan Colombia hasta hoy ‒estamos hablando aproximadamente de 25 años‒ se ha tenido como condición por parte de los Estados Unidos a Colombia que la ayuda es para combatir el narcotráfico, es para combatir el crecimiento de los cultivos, y la comercialización y la producción.
En la medida en que los cultivos crecen es porque no hay una política efectiva contra ello y contra el narcotráfico. Al no tener esta política, obviamente crecen los cultivos y para los Estados Unidos es un incumplimiento de la condición de la ayuda económica.
Si estos cultivos crecen la disminución económica es automática porque en el Congreso de los Estados Unidos también evalúan la voluntad política del Gobierno de turno para enfrentar el fenómeno del narcotráfico.
Cuando crecen los cultivos y crecen tanto la producción como la comercialización, no hay una voluntad política clara como lo requiere Estados Unidos para mantener esa ayuda y prácticamente se reduce la ayuda a temas operativos y tácticos para incautaciones, por ejemplo.
ENS: ¿Cuál sería el impacto para Colombia si esa propuesta de reducir envíos de recursos para lucha antinarcóticos llega a aprobarse en el Congreso de los Estados Unidos?
VM: El impacto debe mirarse desde el punto de vista del Gobierno de turno. En gobiernos anteriores, el impacto era muy grande porque la política era de criminalización del narcotráfico.
Entonces, había una disminución de las operaciones, del manejo de aeronaves y en sostenimiento de las puertas militares.
En el Gobierno actual, uno puede decir que el impacto es relativo porque no le interesa tener una política de criminalización de las drogas; al contrario, lo que se tiene en este momento es una política de drogas que ellos llaman de tránsito de las economías ilícitas a las lícitas.