EL NUEVO SIGLO: ¿Qué significa para un país que ha perdido miles de vidas y millonarios recursos en la lucha contra el narcotráfico, que ahora el Gobierno plantee la posibilidad de comprar las cosechas de hoja de coca y amapola?
EDUARDO DÍAZ: El tema de los cultivos hay que manejarlo en la lógica de apoyar a los campesinos, porque el narcotráfico son las redes de narcotraficantes, Pablo Escobar, el Clan del Golfo y las redes internacionales. Esto requiere un manejo distinto al tema de los cultivadores. En este sentido, creo que la propuesta de la compra de coca es improvisada.
Quien la hace no pareciera conocer la realidad de las economías cocaleras, y es que el precio de la coca no es fijado como un precio de mercado, no es que lleguen compradores a comprar la coca como ir a comprar papas o tomate.
Esos territorios están conformados por redes armadas criminales y para acceder a esos territorios para “comprar la coca”, se requiere de la autorización, permiso y visto bueno de estas redes criminales que, si no son las que compran ellas mismas, sí son las que cobran los impuestos a los que van a comprar.
De manera tal que la propuesta tal cual está planteada, en mi opinión, no tiene en cuenta la realidad de la economía cocalera. Por decirlo de alguna manera, la coca que hoy está sembrada en El Plateado ya tiene dueño, la siembra de esa coca fue financiada por la red de narcotraficantes a los campesinos que subsisten de esta actividad. Entonces hay que hacer una estrategia distinta y eso tiene que ver con lo que estaba diseñado en el acuerdo de paz con las Farc.
ENS: Desde el punto de vista de la política criminal del Estado, ¿qué mensaje se le envía a la ciudadanía con esta clase de propuestas?
ED: Lo que hay que hacer es transformar los territorios, entrar a trabajar de la mano de los campesinos y hablar de programas de sustitución de cultivos. Más que comprar la hoja de coca, lo que hay es que sustituir el cultivo.
Como quien dice, lo que hay que comprar es la mata, no la hoja. Se debe comprar la mata para que sea erradicada voluntariamente y no comprar el cultivo, porque en esa competencia con las redes de narcotraficantes que son los que giran el precio, pues eso es inmanejable desde el Estado e incluso para otros. Es una propuesta equivocada.
ENS: ¿Cree que estamos ante la posibilidad de un principio de legalización por la puerta de atrás de este flagelo?
ED: Yo soy partidario de que la coca hay que regularla, lo que da lugar al narcotráfico es la prohibición, entonces las políticas prohibicionistas no resuelven el problema, pero esa es una decisión que hoy no puede tomar Colombia, quisiera o no quisiera, porque esa es una decisión que debe tomar la comunidad internacional.
En ese orden de ideas, hay que hablar es de programas de sustitución de cultivos, y, por supuesto, dar la batalla por la descriminalización no solamente de la coca, sino del uso de la cocaína, porque lo que está prohibido es la cocaína y por ahí derecho la hoja de coca.
Ahí hay un gran trabajo que hacer y lo tiene que hacer la comunidad internacional para acabar con ese prohibicionismo que en todos los frentes nos ha conducido a la tragedia. Las grandes mafias norteamericanas nacieron alrededor de la prohibición del alcohol.
ENS: ¿Cree que este tipo de decretos y medidas van en la dirección de re civilizar la legislación penal contra este tipo de delitos, sacrificando justicia por el anhelo de pacificación regional?
ED: El Acuerdo de Paz con las Farc estableció con claridad la necesidad de una ley de alternatividad penal para los pequeños y medianos cultivadores. Nosotros en el gobierno Santos presentamos el proyecto de ley y fue la Fiscalía en cabeza del señor Néstor Humberto Martínez y la Embajada de Estados Unidos, ya siendo Trump presidente, quienes se atravesaron a que se cumpliera ese punto de la despenalización del cultivo de la coca para aquellos campesinos que sustituyeran en el marco del Acuerdo de Paz. O sea, que hay que trabajar con los campesinos y no meterlos a las cárceles, sino sustituir los cultivos.
ENS: ¿Ve alguna conexidad entre propuestas de compra de cosechas de hoja de coca y amapola con la posibilidad de abrir esquemas de negociación y sometimiento a la justicia con bandas criminales como el Clan del Golfo?
ED: Con el Clan del Golfo la política es de sometimiento, son narcotraficantes, igual que el señor ‘Mordisco’ y otros que se reclaman disidencias de las Farc. Las Farc se desmovilizaron y se reincorporaron a la vida civil con el Acuerdo de Paz de La Habana y del Teatro Colón.
Lo que queda ahí, en mi opinión, son meros narcotraficantes. Lo que toca hacer es desarrollar esos territorios y dentro de ello, la sustitución voluntaria de los cultivos. Más que comprar la hoja de coca, que es una improvisación, lo que hay que hacer programas de sustitución voluntaria que no es otra cosa que “comprar las matas”.
ENS: ¿Cuál es su opinión sobre el proyecto de ley presentado por la Fiscalía, el Ministerio de Justicia y la Corte Suprema con el que buscan impulsar la justicia premial en Colombia, incluyendo hasta la posibilidad de rebaja de penas a violadores de niños?
ED: A los violadores de niños hay que castigarlos de manera drástica y es un delito que debe ser castigado con todo el rigor, pero no por aumentar penas, se va a resolver el tema. De ahí la necesidad de desarrollar estrategias que van más allá de lo estrictamente penal.