DESDE MUY pequeña soñó con enrolarse en el Ejército Nacional o en la Armada de Colombia para seguir los pasos de su padre, quien prestó el servicio militar en la base de Tolemaida, y de vez en cuando, además, seguir practicando el boxeo, así como terminar la carrera de Ingeniería Electrónica.
Laura Alejandra Díaz Díaz recuerda que cuando encontraba la boina de dotación que guardaba su papá como recuerdo del servicio militar, cubría su cabeza con ella y pensaba en vestir una segunda piel con un uniforme del Ejército o de la Armada de Colombia. “Ese era mi sueño y a medida que transcurría el tiempo me decidí por la Infantería de Marina y aproveché la oportunidad que se nos brindó”.
La joven de 19 años hace parte de las 60 mujeres de diferentes regiones del país que se convirtieron en las primeras infantes de Marina de la Armada de Colombia, para prestar su servicio militar como bachilleres y regulares.
Explica que se presentó con su hermana gemela Karen Dayana para prestar el servicio militar como bachilleres, pero Karen lamentablemente no alcanzó a reunir todos los documentos y quedó por fuera. “Pero ya la llamaron para que se presente en próximos días y pueda ver realizados sus sueños de hacer parte de la familia de la Infantería de Marina”.
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“Trabajaba con una multinacional como técnico operativo, también estudiaba ingeniería electrónica y cuando me quedaba algo de tiempo practicaba boxeo. Pero se presentó la convocatoria para prestar el servicio militar como bachiller o como regular en la Infantería de Marina y sin pensarlo dos veces junto con mi hermana gemela nos presentamos”, declara Laura en su diálogo con EL NUEVO SIGLO.
Revela que nació en San Luis, Tolima, pero sus padres se radicaron en Ibagué. “Cada vez que veía a un militar, pensaba que podría alcanzar este propósito e incluso me tomaba fotografías con el uniformado y les preguntaba cómo era su día a día y qué sentían al servir a la patria”.
Señala que en el desfile militar del 20 de julio siempre estaba presente observando la solemnidad, la marcialidad y la disciplina de los militares, “y claro que imaginaba a mi padre con su uniforme, y hoy estoy aquí en la Base de Entrenamiento de Infantería de Marina de la Armada de Colombia, en el municipio de Coveñas, en el departamento de Sucre, donde obtuve el primer puesto entre 15 dragoneantes que fueron escogidas de las 60 mujeres que nos decidimos a prestar el servicio militar, unas como bachilleres y otras como regulares”.
Precisa que “obtuve el primer puesto como dragoneante por mi disciplina, mi liderazgo y ejemplo ante las demás jóvenes. No es fácil, pero es un incentivo más que me compromete a mejorar cada día”.
Narra que cuando salió la convocatoria para el servicio militar de mujeres pensó “que si no pasaba las exigentes pruebas, seguiría estudiando mi carrera de Ingeniería Electrónica y por supuesto seguir haciendo ejercicio y entrenando boxeo”.
Laura Alejandra acota que “una vez tenga definida mi situación del servicio militar, continuaré con mis estudios en la universidad y optaré por ingresar a la carrera de oficial o de suboficial aprovechando el mar de oportunidades que nos brinda la institución, como lo dijo nuestro comandante de la Armada de Colombia, almirante Francisco Hernando Cubides Granados”.
“Es un orgullo hacer parte del día histórico en la Infantería de Marina con el juramento a la bandera de 60 mujeres, luego de un exigente entrenamiento físico y mental que nos permitió ser las primeras infantes de Marina de la Armada de Colombia. Es un honor que cuesta”.
“Mis padres Víctor Javier y María están muy orgullosos, porque nunca pensaron verme aquí en el campo de paradas de la Base de Entrenamiento. Mi papá está feliz por este paso que di, en lo que me convertí y por seguir la disciplina que nos inculcó y el respeto por los demás seres humanos”, indicó.
Señala que “aquí la disciplina, el orden y el estudio están a la orden del día. Además, tenemos a 1.430 hombres que también integran el cuarto contingente 2023 de infantes de Marina bachilleres y regulares”.
Reitera que “nosotras, al igual que los hombres, recibimos instrucción en derechos humanos, en Derecho Internacional Humanitario, uso de armas de fuego de corto y largo alcance, defensa personal, supervivencia, combate en el agua y liderazgo, entre otras materias”.
“Les digo a mis padres, familiares y amigos que los sueños sí se cumplen y se hacen realidad con esfuerzo y perseverancia. De aquí en adelante vienen muchas cosas buenas. No imaginé cómo era este proceso y eso que mi padre me había dicho como podría ser el entrenamiento; claro, con mucho sacrificio y en especial la exigencia en el tema físico, pero como entrenaba boxeo y hacía otros ejercicios, no me dio tan duro y superé cada una de las pruebas”.
Destaca que “cuando conocimos que la oficial Beatriz Elena García Restrepo se convirtió en la primera mujer que ascendió al grado de contralmirante de la Armada Nacional, se convirtió en nuestra inspiración para seguir sus pasos en esta difícil carrera militar”.
“Todas tenemos la vocación de terminar con nuestro servicio militar en las unidades donde seremos asignadas a lo largo y ancho del territorio nacional con la misión fundamental de defender la soberanía y proteger el azul de la bandera y muchas de nosotras queremos seguir en la institución, claro, una vez terminemos nuestros estudios o podamos superar las exigencias para ingresar a las escuelas de formación”, subraya.
Sostiene Díaz Díaz que “el camino en la vida militar no es fácil y si aparece un obstáculo se debe superar, porque no hay nada imposible, pero sí personas incapaces. Aquí nos enseñan a dominar la mente y a superar cada uno de los problemas y obstáculos que se presentan en este trasegar y difícil camino”.
Cubides Granados
El comandante de la Armada de Colombia, almirante Francisco Hernando Cubides Granados, dijo que con las 60 mujeres que se convirtieron en las primeras infantes de Marina se evidencia la adaptabilidad y flexibilidad de la institución para generar espacios en los que la mujer colombiana es protagonista”.
“La mujer viene cumpliendo importantes actividades en el servicio en la institución. Este proceso se inició en 1984 con el programa de mujeres administrativas: odontólogas, médicos, abogadas y de otras profesiones. Posteriormente ingresaron mujeres a la Escuela Naval Almirante Padilla como cadetes regulares”, explicó.
Agregó que “también es un día histórico en la Armada de Colombia la incorporaron de 16 mujeres suboficiales de línea. Las jóvenes iniciarán por un lapso de dos años su período de formación tecnológico y naval militar en la Escuela Naval de Suboficiales ARC Barranquilla y se escalafonan como suboficial del Cuerpo de Mar (superficie, ingeniero o logístico), capacitándose con la finalidad de actuar con los oficiales en el ejercicio del mando, operación y mantenimiento de las unidades a flote e instalaciones de la Infantería de Marina”.