Al menos 160 soldados brasileños permanecían retenidos este miércoles en una base militar del estado de Sao Paulo, tras la desaparición de 21 armas de grueso calibre, incluidas algunas ametralladoras capaces de derribar aeronaves.
El Ejército busca dar con el paradero de 13 ametralladoras calibre .50 y ocho ametralladoras calibre 7.62, que desde el 10 de octubre faltan en el arsenal de la ciudad de Barueri, a 30 km de Sao Paulo.
A las autoridades les preocupa que las armas caigan en manos del crimen organizado, en un país donde los enfrentamientos entre la policía y bandas narcotraficantes fuertemente armadas son frecuentes.
Se trata del mayor robo de armas del Ejército registrado hasta ahora, de acuerdo con la ONG especializada Instituto Sou da Paz, que lleva registros sobre el desvío de armas de fuego en las fuerzas de seguridad brasileñas.
Las ametralladoras calibre .50 son exclusivamente de uso militar en Brasil. Miden más de un metro de largo, pesan hasta 58 kilos y son capaces de derribar aeronaves.
Diseñadas para el combate, las armas calibre 7.62 pesan unos 4,5 kilos y pueden efectuar hasta 700 disparos por minuto.
El Ejército, que abrió una investigación interna, acuarteló inicialmente a los 480 soldados que trabajan en la base militar, reteniéndolos durante una semana para tomarles declaración y avanzar con la investigación.
El Comando Militar Este informó el miércoles en un comunicado que redujo su nivel de alerta, "lo cual significa una reducción del efectivo de la tropa acuartelada".
Pero unos 160 soldados continúan con órdenes de no abandonar la base, afirmó el Ejército a la AFP en un e-mail.
El Ejército afirmó que el armamento robado estaba "inoperante" y había sido trasladado al arsenal para reparación o desmantelamiento.
Sin embargo, el secretario de Seguridad Pública del estado de Sao Paulo dijo el sábado que el robo podía tener "consecuencias catastróficas" si las armas iban a parar a manos de grupos criminales.