Caso Balda: el choque Moreno - Correa | El Nuevo Siglo
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Sábado, 7 de Julio de 2018
Redacción internacional
En Bogotá, en el barrio Cedritos, hace seis años se empezó a construir esta trama que tiene al expresidente al borde de la extradición. Las autoridades ecuatorianas dicen que tienen las suficientes pruebas para alegar que cometió un crimen de Estado como autor mediato de la tentativa de secuestro de Fernando Balda, en 2012. Pero Correa alega que es una “persecución política”, ha apelado la circular roja para que sea enviado a Quito y busca asilo político en Bélgica

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EL CASO Balda se consumó el 13 de agosto de 2012 en un barrio conocido por todos, Cedritos. Hombres armados se estacionaron  en el norte de Bogotá al frente de la vivienda de Fernando Balda, contradictor de Correa, e intentaron montarlo a una camioneta. Entre el forcejeo y los gritos, un taxista que transitaba por la zona llamó a la policía que inmediatamente activó una operación y evitó la retención del opositor.

Frustada la operación, Colombia deportó a Balda aduciendo que su estatus legal en el país era ilegal. Al llegar a Ecuador el opositor fue enviado a prisión por injuria y calumnia, ya que cuatro años antes había denunciado a un funcionario ecuatoriano de “tener una mafia” (ya salió de la cárcel).

Retahíla en Alianza País

 

En un escenario impensable, seis años después la Fiscalía ecuatoriana determinó que Correa era el “autor mediato” de la tentativa de secuestro contra Balda. Tras recaudar el suficiente material probatorio, que incluyó el testimonios de un hombre clave en el caso, Raúl Chicaiza, el ente investigador dijo que se habían usado “fondos públicos y funcionarios públicos” para cometer la acción.

Presentada la teoría del caso, el Fiscal General de Ecuador, Paúl Pérez Reina, le envió el caso a la Corte Nacional de Justicia (CNJ),  competente para determinar la responsabilidad de los expresidentes y funcionaros públicos implicados, cuya decisión fue vincular a Correa al caso el 18 de junio de este año.

Con la vinculación formal, Rafael Correa se convierte en el sexto expresidente en Ecuador que la justicia ecuatoriana y, por ahora, el primero que eventualmente buscaría asilo en Bélgica, donde hoy reside con su esposa, Anne Malherbe Gosseline (belga) y sus dos hijas.

Para el expresidente se trata de un claro caso de persecución política con el objetivo de disminuir su influencia en Ecuador, la cual quedó fuertemente diezmada luego de que perdiera la opción del No en el referendo convocado por Lenin Moreno en enero. Este, entre otras preguntas, aprobó la imposibilidad de que Correa pudiese retornar al poder bloqueando la figura de la reelección indefinida.

El referendo fue interpretado por algunos como la forma en que Moreno midió sus fuerzas para finalmente concluir que era más popular que Correa. Aliado con algunos sectores de la oposición, liderada por Guillermo Lasso, el presidente ecuatoriano logró una mayoría abrumadora con más del 80% de apoyo, dividiendo más el partido gobiernista “Alianza País”.

Tras la elección de Moreno en mayo de 2017, este partido ha estado en el centro de la polémica, pues Correa ha intentado atomizar la colectividad para quitarle gobernabilidad a su sucesor. Sin embargo, esto no ha resultado y sigue dividido en dos: correístas y morenistas.

Las marcadas diferencias parecía que iban a terminar con la abrupta derrota de Correa en el referendo. No sólo por haber perdido, sino porque durante la campaña a favor del No el expresidente había recibido más garrote que apoyo.

El 24 de enero, en La Maná, a tres horas de Quito,  el expresidente fue recibido con una lluvia de huevos mientras recorría las calles promoviendo el voto contra la consulta popular promovida por su Moreno. Escoltado por su guardia pretoriana, que le pidió que se acurrucara, esta imagen dejó claro que no era tan popular como los ecuatorianos y el mundo había pensado.

Correa quedó disminuido a un opositor odiado. Ya no era aquel hombre culto y con capacidad para ejecutar, sino un  político que, desde el exterior, había venido a blindar la Constitución, aprobada por él mismo, que hasta ese momento le daba la posibilidad de volver al palacio de Carondelet en Quito.

Se pensó que tras la victoria de Moreno en el referendo la retahíla del conflicto entre estos dos iba a desaparecer. Pasó todo lo contrario. Liberada la presión del correísmo, las autoridades judiciales de Ecuador tenían preparada una orden de captura que hoy cursa contra Rafael Correa.  

 

¿Autoría mediata?

 

En Bruselas, a unos kilómetros de donde vive, el miércoles Correa dijo que indudablemente existe una confabulación entre entidades, opositores y el Presidente para cerrarle el camino.  “Hay toda una hoja de ruta (...) Hay todo un complot", dijo en la red social Twitter, después de conocer la orden de captura preventiva.

“Me vinculan a un caso sin tener ninguna prueba, en base al testimonio de un policía que pasó siete horas el día anterior con el fiscal aprendiéndose la lección, diciendo que el presidente lo ha llamado para pedirle que secuestre a Balda”, reiteró.

La Fiscalía y diversos medios ecuatorianos aclararon que existe una base probatoria que demuestra los nexos de Correa con Raúl Chicaiza, agente de la Secretaría de Inteligencia Nacional, acusado de ser el autor inmediato de la tentativa de secuestro de Balda.

Según la revista Vistazo de Ecuador, “entre las pruebas se encuentran dos cheques del Banco del Pacífico a nombre de Chicaiza, emitidos por la Dirección de Inteligencia pocas semanas antes del secuestro. Uno es por US$11.280 y otro por US$10.000”.

Asimismo el exagente alquiló, según la revista Semana, un carro en la compañía “AutoRenta” con sede en Bogotá. Con este presuntamente vigiló a Balda por varios días, de acuerdo a varios videos, e intentó retenerlo en  este, hasta que la policía colombiana intervino. El operativo aparentemente costó 60.000 dólares.

Estas pruebas, sin embargo, no necesariamente muestran la conexión entre Correa y el agente inteligencia. La evidencia reina que tiene con orden de captura al expresidente es el testimonio de Chicaiza, publicado por varios medios locales, en el que dice que “Correa lo llamó en dos ocasiones, antes y después del operativo fallido, para ofrecerle apoyo político, económico e institucional”,

De esta manera, el Fiscal General General de Ecuador, Paúl Pérez Reina, ha dicho que estas llamadas sirven para concretar la autoría mediata por la que Correa habría cometido un crimen de Estado. “Era el presidente de la república y jefe directo del director de la Senain”, dijo en recientes declaraciones a la prensa local.

 

Persecución y grillete

 

Tras la emisión de orden de captura y circular roja contra Correa, la izquierda de la región ha dicho que existe una persecución contra diferentes líderes. “Primero Cristina. Luego Lula. Ahora Rafael Correa” escribió Maduro en Twitter. A lo sumo, Evo Morales denunció la “politización de la justicia ecuatoriana e injerencia de EE.UU. en intención de encarcelar a un inocente. Estamos contigo Hno. Correa ¡Venceremos!”.

Luego de una década y media de dominar el escenario político continental, Luiz Inácio Lula Da Silva, Dilma Rousseff, Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Correa han sido culpados o acusados por delitos contra la Nación, sea por la concesión de contratos públicos como contraprestación a dádivas privadas, por el encubrimiento de delitos o por el maquillaje de cuentas públicas.

Según Nodal,  un medio leído por algunos dirigentes de izquierda, como Correa, existe una acción consensuada con Washington para perseguir a aquellos que históricamente  se han distancia de sus dictámenes.

Las autoridades judiciales ecuatorianas, sin embargo, han aducido que tienen suficientes pruebas para vincular al expresidente formalmente en la investigación del Caso Badal. A inicios de junio, el Fiscal General le pidió a Correa que se presentara en el consulado de Bruselas con un grillete electrónico. Ante la negativa del expresidente,  la jueza Camacho de la Corte Nacional dictó sentencia pidiendo la prisión preventiva de Correa.

Caupolicán Ochoa, abogado del expresidente, ha dicho que es clara “la violación del debido proceso, esta audiencia es ilegal, inconstitucional, usted demuestra su imparcialidad” y ha apelado la circular roja contra el expresidente emitida por Quito, esperando que Correa logre el asilo en Bélgica, ya que su esposa e hijas son de allá.

En las semanas que vienen, se decidirá la suerte de la apelación de la defensa de Correa. Si no es efectiva, las autoridades belgas tendrán la última palabra: O lo extraditan o le dan el asilo político.