LÍDER fuerte, forjados de consensos y con gran experiencia. Así definieron algunas autoridades europeas al neerlandés, Mark Rutte, nombrado secretario general de la OTAN, quien tomará el mando de esa poderosa alianza militar transatlántica el 1 de octubre, en un momento de enormes desafíos.
Rutte será el cuarto neerlandés en ocupar el cargo de Secretario General de la OTAN, después de Dirk Tikker (1957-1963), Joseph Luns (1971-1984) y Jaap de Hoop Scheffer (2004-2009). Entre los temas más candetes que enfrentará destacan:
1. Relación con nuevo presidente de EE.UU.: Es altamente posible el triunfo del expresidente Donald Trump en la elección de noviembre y este líder republicano ha sido muy claro frente al rol de la alianza y al cumplimiento de las obligaciones de sus integrantes. Meses atrás, con su solo anuncio que en caso de retornar a la Casa Blanca no protegería a los miembros de la OTAN que no gastan lo suficiente en defensa, hizo que la mayoría de estos cumplieran con la meta fijada para ese rubro.
2. El apoyo a Ucrania. Si bien es posible que la amenaza de Trump no se cumpla, una realidad ineludible será la situación en Ucrania. Los países de la OTAN, encabezados por Estados Unidos, han proporcionado el 99% de la ayuda militar que ha ayudado a mantener a las fuerzas ucranianas en la lucha desde 2022. Sin embargo, a medida que la guerra avanza hacia su cuarto año, Rutte tendrá un papel clave a la hora de hacer que los apoyos a Ucrania no se marchiten gradualmente. En la cumbre prevista para Washington en julio, la OTAN asumirá un papel más importante en la coordinación de las entregas de armas y quiere que los países asuman un compromiso de largo plazo. Al mismo tiempo, Ucrania presiona para ser un país miembro de la alianza militar. EE. UU. y Alemania han bloqueado cualquier progreso en ese frente. Y vale recordar que esa posible ampliación hacia el este, con el público anhelo de Ucrania, fue lo que llevó a Rusia a invadirla.
3. Rusia. Independientemente de cómo se desarrolle la guerra en Ucrania, los países de la OTAN se preparan ante una posible amenaza de Rusia durante las próximas décadas. Así, en 2023 la alianza adoptó sus planos de defensa más completos desde el final de la Guerra Fría, destinados a detener cualquier posible ataque por parte del Kremlin. La tarea principal de Rutte en este caso será tratar de garantizar que la Organización esté preparada y, al mismo tiempo, velar por que las tensiones no desemboquen en un conflicto nuclear con Rusia. Algunos aliados estiman que Rusia podría estar preparándose para una posible guerra con la alianza dentro de una década.
4. Financiación. Todo eso requiere dinero, y en enormes cantidades. Una década después de que la OTAN estableciera el objetivo de que los aliados gastaran el 2% de su producto interno bruto en defensa, solamente 23 de los 32 países alcanzaron esa meta este año. El nuevo jefe de la OTAN tendrá que acorralar a los rezagados para cumplir el objetivo y asegurarse de que otros no retrocedan. Y ya hay llamados para que la alianza vaya aún más lejos y aumente considerablemente su gasto, haciendo que ese 2% sea un piso mínimo y no un nivel máximo.
5. China. Más allá de Europa, los ojos de la OTAN se dirigen cada vez más hacia este gigante asiático. Si bien la alianza está vinculada al área euroatlántica, EE. UU. ha estado presionando a sus aliados para que presten más atención a los riesgos planteados por dicho país. La floreciente asociación de China con Rusia ha impulsado la amenaza en las mentes de muchos aliados europeos y ha visto a la OTAN construir vínculos con aliados como Japón, Corea del Sur y Australia. Pero algunos, especialmente Francia, siguen siendo cautelosos a la hora de desviar la atención de la OTAN de su teatro principal y el nuevo jefe de la OTAN tendrá que realizar un cuidadoso acto de equilibrio.