Condicionantes y retos que constituye el covid-19 | El Nuevo Siglo
AFP
Lunes, 27 de Diciembre de 2021
Redacción internacional

Por Giovanni E. Reyes Ortiz*

Colaborador de EL NUEVO SIGLO

Uno de los rasgos más sorprendentes de la actual pandemia del covid-19 no sólo es su generalizado ataque, sino también su dinámica de mutación.  Son elementos que lo hacen tener recurrentemente actualidad y amenaza a las poblaciones.  De hecho, que se presenten mutaciones no es algo anormal en un virus.  

Una primera característica para destacar aquí es que esas mutaciones en lugar de “desactivar” el virus, de hacerlo más ineficiente en la transmisión y mortalidad, como mínimo, lo mantienen con capacidad de ataque. Especialmente organismos con sistemas inmunológicos débiles debido a edad, nutrición precaria o comorbilidades, presentan circunstancias en los cuales el virus puede desbocarse, se le puede ir la mano y matar al paciente.  De allí la tendencia más general: se mueren los enfermos, los pobres y los viejos.

Con el fin de compartir una ilustración, en la obra “Biología Molecular del Gen” (edición de 2016), James D. Watson -uno de los tres descubridores de la estructura molecular del ADN en 1953- aborda el tema entre mutación y capacidad de daño de los virus. Lo normal sería que las mutaciones en el material genético actúen como “accidentes en los vehículos” de manera que luego de esos cambios, los virus sean más “ineficientes” en contagio y capacidad de daño en las células y los tejidos. Sería lo normal.  En ello se habrían basado las desactivaciones de las sucesivas oleadas de ataque del Ébola, por ejemplo.

Sin embargo, las variantes del covid-19 -la última es el ómicron- mantienen o aumentan la capacidad de transmisión y de ataque.  Esto último sería, no obstante, un poco temerario afirmarlo, dado que no tendríamos, a fines de 2021, suficientes datos.  Pero es de notar que estas mutaciones ocurren en los tejidos vivos de los seres humanos.  De allí que los planes de vacunación están demostrando “detener” relativamente la pandemia.

Surgiría ómicron en África debido, entre otras condicionantes, a que es el continente que está presentando, en el ámbito promedio de los países, el menor nivel de vacunación.  Esto permite que aumente la posibilidad de recombinación de material genético del virus, de ARN en este caso, y con ello se manifiesten las mutaciones.  En la medida que el virus continúe desarrollándose en seres humanos, continuará el impacto de transmisión y letalidad.

Como es posible inferir, son muchas las variantes, las recomposiciones de material genético del virus. De todas ellas sólo sobreviven las que muestran mayor capacidad de contagio y de afección en las células.  

Esto brinda sustento científico para señalar que de esta situación, “nos salvamos todos en conjunto”.  El virus no discrimina ni por sexo o nacionalidad, aunque si parece hacerlo en función de la edad.


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Es de subrayar que en ciencia no valen “posverdades” ni “fake-news” ni chismecillos de prensa rosa.  Para nada.  En ciencia se razona sobre la base sólida de hechos e indicadores.  Es evidente que en países que tienen tasas de vacunación de un 80% o más, ocurren menos contagios. No obstante que en países supuestamente con educación sólida -más desarrollados- aún se tengan grupos sociales que manifiestan déficits importantes de sensatez –“Jesús es mi vacuna”, “las medidas restrictivas atentan contra nuestros derechos”.  

Al respecto véanse las posiciones temerarias de poblaciones de la “América profunda” en Estados Unidos, las violentas manifestaciones en Países Bajos, y los 14 millones de alemanes que se estarían resistiendo a la vacunación.  “Cosas verdes amigo Sancho”.  Y esto incluye a egresados de universidades; ¿Cómo habrán obtenido sus títulos de educación superior? ¿Qué estamos haciendo los profesores? Aquí no deben existir remilgos para identificar causas y responsabilidades.

En todo caso, las evidencias demuestran que, del total de recientes ingresos en las unidades de cuidado intensivo, en general, en Estados Unidos e Inglaterra, un 84% de ellos no tenían ninguna de las vacunas. En lugar de vociferar a partir de emotividades exacerbadas, los argumentos deben formularse con base en elementos verificables y criterios válidos, como principios de lógica elemental.

En la condición particular de América Latina, el doctor Reynaldo Saccone ha presentado evidencias de las condicionantes principales, en particular a partir de la dinámica argentina. Este país tendría un 65% de cobertura de vacunación. Se trata de una cifra relativamente alta para los estándares regionales, pero no es de olvidar que las cifras promedio están muy influenciadas por los valores extremos.  De nuevo, las poblaciones vulnerables deben tener prioridad. En las actuales condiciones ómicron puede encontrar relativamente desguarnecida a la región.  Ello implicaría más contagios y muertes.

Y por supuesto se trata de encarar el problema.  No es de maquillar o esconder las cifras.  En Estados Unidos la tendencia -como parte de la “cultura de la porrista”, todo está bien- medio se dan a conocer los datos del impacto del covid-19.  Por allí en los entresijos que van dejando las abrumadoras noticias del deporte se desliza a veces la realidad: ese país ya tiene más de 800,000 fallecidos debido a la pandemia.  Brasil ha superado la barrera de los 600,000 muertos debido a la “gripiña” como la llama Bolsonaro.

Finalmente, un factor esencial para ampliar la rapidez requerida respecto a la vacunación: la liberación, así sea temporal, de las patentes de las vacunas.  Las grandes farmacéuticas recibieron también grandes recursos financieros para la investigación de los biológicos. Lo que está en juego es la vida de muchísimos seres humanos.  Esa liberación de patentes podría promover de manera rápida y contundente la fabricación de vacunas y su utilización. ¿Es mucho pedir extender la mano? ¿Dejar al menos temporalmente la mercantilización de bienes directamente relacionados con la vida?

 *Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor Titular, Escuela de Administración de la Universidad del Rosario

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