Destitución de Trump: ¿cada vez más cerca? | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Domingo, 2 de Junio de 2019
Natalia Mariño*

HACE dos años Robert Mueller fue designado como fiscal especial para investigar la intervención de Rusia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016.

Durante el tiempo que duró la investigación, Mueller no hizo ninguna declaración ni comentario sobre la misma. Pero el miércoles hizo un anuncio en el Departamento de Justicia, resumiendo los principales resultados, también contenidos en el informe de 448 páginas publicado en marzo.

En él fue explícito en que espera que esa haya sido la única vez que hace una declaración y que no aceptaría preguntas de los medios, pues aseguró que “el informe es mi testimonio”.

Las palabras de Mueller se prestaron para comentarios y especulaciones. Aunque intentó satisfacer a todas las partes, le han caído muchas críticas, una de ellas del presidente Donald Trump, quien afirmó que Mueller, partidario Republicano, nunca debió haber sido designado para ese cargo. Está en manos del Congreso la decisión final de conocer si juzgarán a Trump y procederán a hacer el impeachement o destitución. ¿Será esto lo más conveniente a un año y medio de las elecciones presidenciales de 2020?

Los hechos

Con propiedad y tratando de expresar la mayor claridad, Mueller comentó en un discurso de aproximadamente nueve minutos, cuáles fueron los resultados de la investigación. En primer lugar, se evidenció que sí hubo interferencia de Rusia mediante “sofisticados ataques cibernéticos a los computadores y redes utilizadas por la campaña de Clinton”. Pero que en esta intromisión no hubo participación de nadie asociado con la campaña de Trump. De manera que uno de los propósitos para el que fue designado, se cumplió.

Segundo, Mueller afirmó que, de acuerdo con la Constitución, el Presidente no puede ser juzgado por un crimen federal mientras está en ejercicio, por lo tanto esta no era una opción. Pero las preguntas surgen cuando Mueller dice que “si teníamos la certeza que el Presidente claramente no cometió un crimen, lo hubiéramos dicho”. Esto se entiende porque Mueller intentó cumplir con la Constitución, que establece que se requiere de un proceso adicional para proceder a acusar al Presidente por un delito. En otras palabras, intentó no absolver al Presidente y dejó en manos del Congreso la última palabra.

Aunque para algunos puede haber cierta confusión en las palabras pronunciadas por Muelller, lo cierto es que él cumplió con el mandato que le fue concedido y se mantuvo alejado de posiciones políticas en un tema sensible como la intromisión de Rusia en las pasadas elecciones presidenciales y la posible participación de alguien de la campaña de Trump. Michael Tomasky escribió en The New York Times que “Mueller es admirablemente apolítico”. De ahí que se entienda que las declaraciones de Mueller no fueron políticas sino basadas en hechos, la postura que siempre ha mostrado, tanto durante estos dos años de investigación, como cuando fue jefe del Buró Federal de Investigación (FBI por sus siglas en inglés) durante los 12 años, tiempo en el que “mantuvo al FBI fuera de la política”, dijo el ex subdirector de esta entidad, Thomas Pickard.

El dilema de los Demócratas

Después de estas declaraciones, aumentaron las opiniones de políticos y las especulaciones de los medios con respecto a la puerta que abrió Mueller para que el Congreso pudiera o no continuar con la intención de destituir a Trump como presidente. Cabe recalcar que, si bien en las votaciones de Congreso en noviembre pasado los Demócratas retomaron el control de la Cámara de Representantes, los Republicanos mantienen una mayoría en el Senado. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara, dijo que la posibilidad del juicio político (impeachement) está sobre la mesa pero que “solo lo haría si el caso es suficientemente convincente como para persuadir a congresistas Republicanos de voltearse en contra de la administración”, comenta Jack Crowe en The National Review.

Si bien Pelosi tiene la presión de algunos Demócratas que han manifestado la “obligación” de proceder con la destitución con base en las declaraciones de Mueller, ella no quiere que suceda lo mismo que cuando se intentó destituir a Bill Clinton. El “esfuerzo de Newt Gingrich para derrocar a Bill Clinton provocó una ola de simpatía por el expresidente, un aumento en su aprobación y su absolución por parte del Senado, ella teme que acusar al Sr. Trump -un político cuyo modo se basa en el reclamo- pueda tener el mismo efecto. Es casi seguro que no conduciría a su destitución, dado el control que tiene sobre su partido”, sostiene The Economist.

De manera que, de cara a las elecciones, los Demócratas tienen el dilema de si invertir esfuerzos para destituir a Trump, intentando encontrar más pruebas en su contra, o por el contrario, concentrarse en otros temas de cara a los comicios presidenciales de 2020. Los próximos días serán claves para conocer la decisión de los Demócratas y por lo tanto el futuro de Trump.

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(*)@nataliamarinop