MIENTRAS la "guerrilla urbana" entre pandillas sigue creciendo, el director de la policía de Haití, Frantz Elbé, dijo que espera que la fuerza multinacional aprobada por la ONU pueda ayudar a sus servicios a luchar con mayor eficacia contra el "terror generalizado" que producen estas bandas armadas.
Con un año de retraso, el Consejo de Seguridad dio luz verde a principios de octubre a una misión internacional de mil hombres encabezada por Kenia, para que viaje a este país caribeño cuyo presidente, Jovenel Moïse, fue asesinado en 2021 y donde la violencia de las pandillas no hace más que aumentar.
La Policía Nacional Haitiana (PNH) "no fue creada para hacer frente a la guerrilla urbana de los grupos criminales armados", explica Elbé, que asumió el cargo hace dos años y respondió a las preguntas de la AFP por correo electrónico.
Sin embargo, hoy debe enfrentarse a "varios focos de pandillas que tienen un arsenal de guerra, conexiones con redes mafiosas y criminales transnacionales y grandes medios financieros", continúa.
Haití sufre desde hace años una profunda crisis económica, política y de seguridad que ha fortalecido el control de las pandillas. Estas bandas armadas controlan alrededor del 80% de la capital, Puerto Príncipe.
Los abusos cometidos por sus miembros, más numerosos y mejor armados que antes, se han intensificado aún más durante el año pasado. Hay violaciones utilizadas como arma de terror, francotiradores en los tejados, personas quemadas vivas y secuestros para pedir rescate.
La inseguridad ha obligado a miles de personas a huir de sus hogares e incluso ha surgido un movimiento de autodefensa.
"Hace unos quince años, los bandidos iban equipados con una pistola, un revólver", afirma Elbé. Hoy "están armados con fusiles de asalto".
Es cierto que la policía pudo "llevar a cabo operaciones que culminaron con la detención de varios presuntos pandilleros" y "otros resultaron heridos de muerte en intercambios de disparos con la policía".
La policía "también incautó una cantidad importante de armas y municiones".
Pero el país vive en un "terror generalizado" debido a la "guerrilla urbana" de las pandillas, explica, y el número de policías especializados en la lucha contra este tipo de bandas es demasiado bajo.
"Por este motivo, la llegada de una fuerza multinacional, robusta, especializada y disuasoria podría acompañar a la Policía Nacional de Haití en operaciones a gran escala para desmantelar las bandas armadas", afirma Elbé, nombrado por el actual primer ministro Ariel Henry.
El alto funcionario espera que esta misión, "que seguramente esté dotada de material y equipos específicamente vinculados a las operaciones", pueda ayudar a la policía haitiana a "realizar sus operaciones de manera más eficaz".
Elbé espera especialmente que la fuerza pueda "realizar sesiones conjuntas de entrenamiento y simulación con las unidades especializadas de la PNH", así como apoyar a estas últimas "en el proceso de desmantelamiento de las bandas y de consolidación de las zonas conquistadas por la policía".
Además, quiere creer que el mandato de la fuerza internacional le permitirá realizar una "transferencia de tecnología" y de equipamiento a la PNH al final de su misión.
La luz verde a una fuerza internacional dirigida por Kenia generó debate. Mientras que sus detractores en este país del este de África lo consideran peligroso e inconstitucional, el presidente keniano, William Ruto, afirma que se trata de una "misión para la humanidad" en un país, según él, devastado por el colonialismo y destaca la larga experiencia de su país en misiones de mantenimiento de paz.