Autoridades de Gaza afirmaron que los ataques israelíes contra un centro de desplazados cerca de la ciudad sureña de Rafah dejaron este domingo decenas de muertos, luego de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazara poner fin a la guerra en el territorio, como falló la Corte Internacional de Justicia, pero abrió puerta a reanudar las negociaciones con tal fin.
El Ministerio de Salud de Gaza, territorio controlado por Hamás, afirmó la madrugada de este lunes que al menos 35 personas murieron en el ataque, que calificó como una "horrorosa masacre".
La acción israelí "cobró la vida de 35 mártires y dejó decenas de heridos, en su mayoría niños y mujeres". Agregó que unas 50 personas resultaron heridas.
Por su parte, el ejército israelí afirmó que mató a dos altos cargos de Hamás en un ataque aéreo en Rafah y que estaba al tanto de que éste afectó a civiles.
Precisó que el ataque contra "una instalación de Hamás en Rafah" mató a Yassin Rabia y Khaled Nagar, altos cargos del grupo islamista en Cisjordania ocupados.
Ambos estaban involucrados en las actividades de Hamás en Cisjordania, incluyendo el planeamiento de ataques y transferencia de fondos, mientras que Nagar también administraba fondos para las operaciones de Hamás, según el ejército israelí.
Como es su costumbre, Hamás acusó a Israel de "atacar deliberadamente" un centro para desplazados en Rafah y llamó a los palestinos a "levantarse y marchar furiosamente contra la masacre sionista".
Horas antes, Israel dijo que al menos ocho cohetes fueron lanzados desde Rafah contra su territorio, incluyendo Tel Aviv. Aseguró que varios cohetes fueron interceptados.
Anunció también la muerte de dos soldados, lo que eleva a 289 sus bajas desde el inicio del conflicto.
El gobierno israelí se ha enfrentado a una creciente presión internacional e interna para alcanzar un acuerdo con Hamás que incluya la liberación de los rehenes.
Miles de israelíes participaron anoche en los funerales de un rehén, Hanan Yablonka, muerto el 7 de octubre pero cuyo cuerpo fue recuperado el viernes por el ejército israelí en Gaza.
"Hay que traer a todos de regreso a casa", dijo Avivit Yablonka, que dedica esta marcha a su hermano y pide "la liberación de todos los rehenes".
Antes de la reunión del gabinete de guerra, Netanyahu acusó al jefe de Hamás en Gaza, Yaha Sinwar, de "seguir exigiendo el fin de la guerra y la retirada de las fuerzas de defensa israelíes, dejando a Hamás intacto para que pueda perpetrar una y otra vez las atrocidades del 7 de octubre".
El primer ministro "se opone firmemente" a esa exigencia, indicó su gabinete en un comunicado.
Las negociaciones indirectas, con mediación de Estados Unidos, Egipto y Catar, se estancaron a principios de mayo, poco después del inicio de las operaciones terrestres en Rafah.
Medios israelíes indicaron que el jefe del Mosad -el servicio de inteligencia-, David Barnea, acordó durante reuniones en París con el director de la CIA, William Burns, y el primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Thani, un nuevo marco para las conversaciones.
El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó estar "comprometido en una diplomacia de emergencia" para conseguir un alto el fuego y la liberación de los rehenes.
Funcionarios cataríes prevén reunirse con una delegación de Hamás en los próximos días, según la web de noticias estadounidense Axios.
El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, abogó por una Autoridad Nacional Palestina (ANP) "fuerte" para lograr la paz.
La ANP administra parcialmente Cisjordania ocupada, pero es el único interlocutor reconocido por la comunidad internacional, en tanto que Hamás, en el poder en Gaza, es considerado terrorista por Israel, Estados Unidos y la UE.
Los ministros de Exteriores de la UE se reunirán el lunes en Bruselas con sus pares de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Jordania, así como con el secretario general de la Liga Árabe.
El ejército israelí inició el 7 de mayo operaciones terrestres en sectores de Rafah, donde afirma que Hamás tiene sus últimos bastiones.