LA REUNIÓN en El Cairo para alcanzar una tregua entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, concluyó sin avances concretos, debido a las posiciones inflexibles de ambos bandos tras siete meses de guerra.
Un alto cargo de Hamás afirmó a AFP que la delegación del grupo islamista partió hacia Catar después de que se intensificaran las discrepancias sobre los términos de un acuerdo, que además de una tregua incluya la liberación de rehenes.
No obstante, un grupo regresará a la capital egipcia mañana “para concluir las negociaciones” indirectas con Israel, informó el medio egipcio Al Qahera News, cercano a los servicios de inteligencia, citando una “fuente bien informada”.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, afirmó que aceptar las exigencias de Hamás para poner fin a la guerra en Gaza sería una terrible derrota para el Estado de Israel y equivaldría a “capitular”.
En respuesta, el jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, acusó a Netanyahu de “sabotear los esfuerzos de los mediadores” para obtener una tregua en el territorio palestino, devastado tras casi siete meses de conflicto.
La guerra estalló el 7 de octubre tras la incursión de comandos islamistas en el sur de Israel, en la que mataron a 1170 personas, en su mayoría civiles, y secuestraron a unas 250, según un balance basado en datos israelíes.
Las autoridades de Israel estiman que, tras un canje de rehenes por presos palestinos en noviembre, 128 personas permanecen cautivas en Gaza y que 35 han muerto hasta ahora.
La ofensiva lanzada por Israel en respuesta al ataque ya ha dejado 34 683 muertos en Gaza, también civiles en su mayoría, según el Ministerio de Salud.
El dirigente israelí también anunció el cierre en el país de la cadena de noticias catarí Al Jazeera por su cobertura de la guerra en Gaza.
El canal tachó la decisión de “criminal” y anunció que “recurrirá a todas las vías legales disponibles” para revertir la situación.
“Terrible derrota”
La última propuesta de tregua que los mediadores internacionales −Catar, Egipto, Estados Unidos− presentaron a finales de abril a Hamás prevé un cese de los combates por 40 días y un canje de rehenes israelíes retenidos en Gaza desde el 7 de octubre a cambio de palestinos presos en Israel.
Unas horas antes de que se reanudara el domingo el segundo día de negociaciones en la capital egipcia, un dirigente de Hamás insistió en que el movimiento islamista no aceptaría “bajo ninguna circunstancia” un acuerdo que no incluya explícitamente el fin de la guerra.
“Nuestras informaciones confirman que Netanyahu está frenando personalmente un acuerdo por cálculos personales”, declaró el dirigente a AFP, bajo condición de anonimato.
“Cuando Israel muestra su buena voluntad, Hamás persiste en sus posiciones extremas, entre las que destaca su exigencia de retirada de nuestras fuerzas de la Franja de Gaza, el fin de la guerra y la preservación de Hamás. Israel no puede aceptar eso”, declaró por su parte Netanyahu en una reunión de gabinete.
“Israel no aceptará las exigencias de Hamás, que significan capitular, y continuará los combates hasta alcanzar todos sus objetivos”, subrayó.
El Foro de Familiares de Rehenes pidió a Netanyahu que ignorara “la presión política” y aceptara un acuerdo que permitiera liberar a los rehenes.
Aunque, Israel no estuvo presente en las negociaciones de El Cairo. El jefe de la CIA, William Burns, sí participó en la cita en la capital egipcia, según medios de comunicación estadounidenses.
Cierre de paso fronterizo
Israel, al igual que Estados Unidos y la Unión Europea califica a Hamás como organización terrorista, se opone al alto el fuego definitivo e insiste en lanzar una ofensiva terrestre contra Rafah, por considerarla el último bastión de los comandos islamistas.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, se opone a una invasión de esa ciudad palestina en el extremo sur del territorio, donde se hacinan 1,2 millones de personas, la mayoría desplazadas por la guerra.
Una operación terrestre en Rafah, además de tener graves consecuencias para la población, comprometería la ayuda humanitaria que entra en la Franja, en su mayoría por esta ciudad en la frontera con Egipto, y que ya resulta insuficiente para los 2,4 millones de gazatíes.