Si la izquierda se reúne en la “Internacional Socialista” o en cumbres regionales como el “Foro de Sao Paulo”, la derecha -o la extrema derecha- también lo hace, una vez al año, en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por su sigla en inglés), que esta vez ha tenido lugar en el estado de Maryland, Estados Unidos, durante el fin de semana pasado. En ella, presidentes, empresarios y ciudadanos intercambian ideas para enfrentar al socialismo, el globalismo y otras tendencias que relacionan con los movimientos de izquierda en el mundo.
Fundada en 1974 por Ronald Reagan, luego de la crisis que produjo en el Partido Republicano Watergate y el gobierno de Richard Nixon, la CPAC sirvió como escenario hace 50 años para la fundación de “una nueva derecha”, que le permitió al entonces gobernador de California unir a su partido bajo la idea de que Estados Unidos tenía que recuperar su rol en el mundo y su capacidad económica, tesis que ha intentado retomar Donald Trump, para algunos con éxito, para otros no.
Medio siglo después dos presidentes latinoamericanos se han robado la atención del público conservador, confirmando que los nuevos aires en la extrema derecha no solo vienen de proyectos europeos liderados por Víctor Orban o Giorgia Meloni, o de la mayor voz del mundo de la derecha actual, Trump
De un país pequeño, que hoy sale en todos los medios del mundo, el presidente salvadoreño Nayib Bukele ha demostrado que sus tesis no solo tienen una amplia acogida en su país, sino que pueden servir de guía en países como Estados Unidos, para combatir las pandillas y el tráfico de drogas.
“Podemos ver claramente los signos de una sociedad en declive, porque la nuestra tocó fondo hace décadas”, dijo ante el público. Invitó a los estadounidenses a fijarse en “grandes ciudades en declive como Baltimore, Portland, Nueva York, por nombrar solo algunos lugares donde la delincuencia y las drogas se han convertido en la norma diaria”.
En el plano práctico, Bukele ha cautivado a un público necesitado de nuevos referentes en la CPAC. Como él, Javier Milei también ha presentado su tradicional “hola a todos, yo soy el león”, dando un discurso de casi una hora en la que buscó presentar sus tesis contra la izquierda contemporánea y las ideas que defiende como las “fallas de mercado” y la “justicia social”. Mientras que Bukele se ha mostrado como un firme ejecutor, Milei ha sido visto como uno de los grandes pensadores de la derecha.
Según Erica Frantz, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Michigan, la invitación de Bukele y Milei a la CPAC crea un tipo particular de ideología internacional de extrema derecha. “Vincular a Milei y Bukele con el movimiento Trump es ventajoso para todas las partes involucradas”, señaló al medio Vox.
“Para Milei y Bukele, les da la oportunidad de fortalecer una alianza con el potencial candidato presidencial que más probablemente simpatice con sus ambiciones”. Para Trump y sus partidarios “es una oportunidad de enviar a sus seguidores el mensaje de que su estilo de hacer política está ganando adeptos fuera de las fronteras estadounidenses”, concluyó.
La base conservadora
El hecho de que dos latinoamericanos, en el aniversario 50 de la CPAC, hayan marcado la agenda de este año, ha dado mucho de qué hablar en Estados Unidos, donde década tras década ha tenido como voces a políticos norteamericanos, asiáticos o europeos. Esto no quiere decir, sin embargo, que la Conferencia no sea sobre todo un espacio local, en el que se encuentran los republicanos con otras fuerzas de la derecha norteamericana para fijar el eje programático de las campañas electorales y el debate público.
En pleno año electoral, con Donald Trump camino a convertirse en el nominado como candidato republicano, tres temas centrales han dominado los discursos y comentarios en la CPAC.
El primero de ellos, reporta BBC Mundo, ha sido la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos con México. Como en muchos momentos de la historia norteamericana, la migración ilegal vuelve a estar en el centro de interés de los electores, y los republicanos lo saben. “Matones, extremistas islámicos y espías chinos están organizando una invasión”, ha sido una de las frases usadas por uno de los asistentes a la CPAC para describir la situación actual.
Hace veinte años, el Tea Party -brazo más conservador y radical del entonces Partido Republicano- emergía fuertemente en la Conferencia, buscando posicionar su discurso antimigración, entre otros. Dos décadas después la mayoría del Partido Republicano y su posible candidato, Trump, no dudan en defender políticas más duras contra la migración, volviendo a viejas propuestas como la expansión del muro en la frontera sur y la deportación masiva de migrantes ilegales.
En segundo lugar, en la CPAC 2024 también se ha atacado al globalismo y el multilateralismo. “Donde el globalismo va morir” fue, de hecho, el lema de la Conferencia este año. Los asistentes a este foro han definido globalismo como toda la red de organizaciones multilaterales, políticos liberales y empresarios internacionales que defienden la agenda de la ONU 2030 y buscan imponerla en todos los países por encima de los intereses y las tradiciones locales.
“Soros (George) por qué tiene que definir lo que yo hago en mi país”, dijo, en referencia a esto, Bukele. Para la derecha dura del mundo el globalismo es o conduce al socialismo en la medida en que ha introducido la agenda 2030 en los países y sus posiciones a favor de la cultura woke -o el wokeismo-, el género y la abdicación, afirman ellos, climáticas.
Igualmente, la oposición al globalismo trae implícita una defensa del nacionalismo o el patriotismo, un término más usado hoy en día. En la CPAC, varios de los conferencistas pidieron el fin de la ayuda a militar Ucrania y exigieron una postura aislacionista de Estados Unidos en los asuntos internacionales, una posición que parece extraña, pero era la que dominaba la política exterior norteamericana hasta la Segunda Guerra Mundial.
Para llevar a cabo una política migratoria más dura y aislar a su país de los asuntos internacionales, en la CPAC 2024 por unanimidad se apoyó la candidatura de Trump para la presidencia de Estados Unidos, un hombre que en este foro siempre ha sido visto como “un desvalido David, que lucha valientemente contra la persecución política, y como un poderoso Goliat, que lucha incansablemente por los olvidados”, según el medio Vox.