LA CRISIS en Venezuela y Nicaragua se encamina a dominar la 48ª asamblea anual de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se realizará esta semana en su sede en Washington.
La discusión sobre Venezuela, donde la reciente reelección del presidente Nicolás Maduro es cuestionada por buena parte de la comunidad internacional, ya fue decidida en una reunión preparatoria en el organismo regional.
Pero la inclusión del tema en la agenda oficial aún debe ser aprobada, como el resto de los asuntos a tratar, al abrirse los debates el lunes.
“El caso de Nicaragua no surgió en los grupos de trabajo previos, pero se espera que los países lo evoquen dado el agravamiento de la situación”, señaló a AFP un diplomático, que pidió el anonimato.
El país centroamericano está sacudido desde el 18 de abril por una ola de protestas contra el gobierno de Daniel Ortega, que dejan más de un centenar de muertos en medio de una feroz represión de la fuerza pública y grupos armados que la apoyan.
La OEA, que trabaja desde 2017 en el país con miras a reformar el sistema electoral nicaragüense, anunció el viernes que acordó con el gobierno un plan de trabajo hasta enero de 2019. Pero la oposición lo cuestiona porque cree que dará “un respiro” a Ortega, y pide cambios inmediatos, incluida la salida del mandatario, en el poder desde 2007.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, duramente criticado por opositores de Ortega por esta negociación, gestionó en las últimas semanas la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como la creación de un grupo de investigación internacional sobre los hechos de violencia, que aún debe ser conformado.
Almagro, que aboga por una salida electoral a la crisis política en Nicaragua, con comicios “tan a la brevedad como se pueda”, negó que ese país esté bajo una “dictadura”. “Estamos muy lejos de Cuba y Venezuela”, dijo el viernes en una entrevista con La Voz de América.
Exgobernantes de Latinoamérica y España instaron el viernes a la OEA y al Grupo de Lima, el bloque de países americanos que se opone a Maduro, tomar “medidas de urgencia” ante los “graves atentados” contra la democracia y los derechos humanos en Nicaragua.
La situación en Venezuela ya centró las discusiones de las dos últimas asambleas generales de la OEA -en el balneario mexicano de Cancún y en Santo Domingo- pero nunca como parte del temario oficial.
Esta vez, EU, que aumentó desde agosto pasado las sanciones económicas a funcionarios, exfuncionarios y entidades de la otrora potencia petrolera, aprovechará para pedir la suspensión de Venezuela de la OEA por violar su compromiso democrático.
Un funcionario del gobierno de Donald Trump dijo que el vicepresidente Mike Pence asistirá el lunes a una recepción ofrecida por el subsecretario de Estado John Sullivan en la Casa Blanca con miembros de la OEA, donde llamará personalmente a las naciones afines del hemisferio a suspender a Venezuela de la organización.
Pence ya hizo ese planteo ante el consejo permanente de la OEA el 7 de mayo. Pero Washington ahora quiere que los miembros del organismo tengan el “coraje para actuar” y advirtió que tomará nota de quienes no lo hagan.
“Estados Unidos apoya firmemente a quienes luchan por el pueblo de Venezuela, y recordará a quienes observen al margen sin tomar medidas”, dijo el funcionario. El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, tiene previsto hablar ante la asamblea el lunes.
Fuentes diplomáticas estimaron poco probable que EU consiga los votos para dar un paso así.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, usual aliado de Caracas, condenó en un tuit la “intención injerencista” de Pence. “El imperio pretende usar la OEA como garrote represivo contra un país soberano”, escribió el sábado.
Venezuela, que en abril de 2017 anunció su retiro de la OEA, un proceso que tomará dos años, estará representada por su canciller, Jorge Arreaza.
La Asamblea de la OEA, el foro político más importante de la región, reunirá el lunes y martes a las delegaciones de los 34 Estados miembros, todos los del continente menos Cuba.