A sus 81 años, rejuvenecido física y políticamente, regresa al proselitismo y su sueño es ser el padre fundador de una consolidada federación de centroderecha para frenar el ascenso del populismo y antisistema. Vea por qué mantiene intacta su influencia.
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PARA dar nueva vida a la derecha italiana, a sus 81 años, Silvio Berlusconi, una de las figuras más controvertidas y a la vez populares de Italia, protagonista de innumerables escándalos, regresa al ruedo de la política en ese país y, por lo pronto, con éxito, ya que lidera la intención de voto para las próximas legislativas del 4 de marzo.
"Tiene más vidas que un gato", reconoció Matteo Renzi, líder del Partido Democrático, y principal rival en esta campaña política.
El multimillonario político, que forjó su fortuna de la nada llegando a ser una de las mayores de Europa, reapareció con un rostro acartonado tras someterse a varias operaciones de cirugía plástica, el pelo teñido y un fuerte fondo tinta para cubrir los varios liftings y retoques.
"Es un combatiente excepcional. Ha sobrevivido a todo, tanto personal como políticamente", comentó el politólogo Giovanni Orsini.
El ex Cavaliere, cuya muerte política ha sido decretada en numerosas ocasiones, dejó atrás los escándalos judiciales y sexuales que ha protagonizado desde que llegó a ser primer ministro en 1994 y se presenta ahora como un padre de la patria, sabio y bueno, el hombre de la estabilidad, un árbitro con experiencia para guiar desde "la sombra" al país.
Desde la sombra porque la Corte de Justicia Europea lo inhabilitó para ejercer cargos políticos y el Senado italiano lo expulsó en 2013, después de que la justicia lo condenara definitivamente por fraude fiscal en uno de sus numerosos procesos.
Vivito y con poder.
Con su resurrección, Berlusconi aspira a maniobrar tanto la economía como la política, salvar su imperio financiero en crisis, e impedir el triunfo de la formación antisistema Movimiento Cinco Estrellas, -"una secta", la tildó-, entre los grandes favoritos, según explicó a la prensa otro politólogo, Massimo Cacciari.
No obstante la edad y los problemas de salud tras una delicada operación al corazón, Berlusconi quiere ser el padre fundador de una federación de centroderecha, que una desde los defensores de los animales hasta sus aliados de la Liga Norte, la formación más xenófoba de Italia y Hermanos de Italia, de corte neofascista.
El líder conservador, quien estuvo en el poder desde 2001, con una interrupción de dos años entre 2006 y 2008, hasta el 2011, sabe llegar al alma del italiano medio, al que le ha prometido un sueldo de 1.000 euros al mes y expulsar a 600.000 inmigrantes sin papeles.
Con un estilo caracterizado por ataques a sus enemigos y un acérrimo anticomunismo, se vio obligado a renunciar al cargo de primer ministro en noviembre de 2011, desacreditado por una crisis económica que tuvo a Italia al borde de un rescate internacional.
Simpatía y cada dura
¿Su arma secreta? Simpatía y cara dura. Un día puede decir lo contrario del otro, y sabe mentir, sabiendo él mismo y todos que miente.
Nacido el 29 de septiembre de 1936 en una familia acomodada de Milán (norte), Berlusconi mostró su vocación por los negocios desde la adolescencia, cuando estudiaba en el colegio de los Salesianos.
Animador de locales nocturnos en el balneario de Rimini durante su juventud, capaz de fascinar a turistas durante los cruceros con baladas románticas, Berlusconi siempre ha contado con la lealtad de un grupo de amigos íntimos, quienes le deben sus actuales fortunas.
Vendedor de aspiradoras a finales de los años 1950, Berlusconi se graduó en 1961 en derecho y se dedicó al sector de la construcción, comenzando así una imparable carrera que ha suscitado interrogantes a las que nunca ha dado respuestas satisfactorias.
Títulos y traiciones
Condecorado como "Caballero del Trabajo" ('Cavaliere del Lavoro') a los 41 años, perdió el título tras la condena en 2013 a cuatro años de cárcel por fraude fiscal en el caso Mediaset.
Pese a las críticas y controversias, Berlusconi ha sido durante casi dos décadas el "líder máximo" de la derecha italiana.
Su último mandato, de 2008 a 2011, estuvo marcado por los excesos y abusos del magnate en el ejercicio del poder, que suscitaron protestas de medios de comunicación, industriales e incluso de la Iglesia católica italiana.
Un faro para sus huestes.
Berlusconi sigue siendo adorado por sus huestes, que lo consideran "un faro", "un maestro", "el número uno" de Italia.
"Es el pilar de Italia, ha sido bendecido por los dioses, puede salvar el país", asegura casi obnubilada la enfermera Elga Morati, de 70 años, jubilada.
Ayer apareció este domingo en un teatro de Milán ante miles de simpatizantes que lo ovacionaron y aplaudieron. De pie, sin tomarse un minuto descanso ni un vaso de agua, el ex primer ministro pronunció un discurso de más de dos horas en el que explicó las razones por la que Italia lo necesita de nuevo.
Hablando con tono seguro y sabio, explicó algunos puntos claves de su programa -desde la reforma tributaria hasta el aumento de las pensiones- y pasó a atacar a sus nuevos enemigos: el Movimiento Cinco Estrellas.
Curtido en tantas batallas, "Silvio", como lo llaman todos, multiplicó sus bromas, hizo reír a la audiencia, que se divirtió con sus salidas y lo aplaudió generosamente.
"Nadie es capaz de hacer lo que él hace, es un hombre excepcional. Puede salvar a Italia", asegura entusiasta la enfermera retirada.
El elegante multimillonario, que calibra con habilidad sus palabras según la audiencia, se dirigió a los jubilados, a las amas de casa, a los desempleados, para todos tenía una promesa, un regalo, un lema.
Tampoco olvidó a los jóvenes, porque para muchos "es joven por dentro", como asegura Giuseppe Porta, un estudiante de 20 años, quien lo ve como a un padre de la patria, necesario para "la democracia" italiana.
Para otro joven, Simone de Giorgio, Berlusconi representa "un faro, alguien que debe servir de ejemplo" para todo el país.