Los ministros europeos de Relaciones Exteriores no lograron alcanzar la necesaria unanimidad para aplicar sanciones a Bielorrusia, a pesar de los dramáticos pedidos formulados por la líder opositora Svetlana Tijanóvskaya.
"Los ministros discutieron la cuestión y aunque hay una clara voluntad, no ha sido posible hacerlo hoy porque la unanimidad requerida no ha sido alcanzada", lamentó en conferencia de prensa el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
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El diplomático dijo que en la reunión de ayer del Consejo de Relaciones Exteriores de la Unión Europea (UE), los participantes insistieron en "un diálogo nacional" en Bielorrusia para resolver la situación actual.
"Claramente apoyamos la independencia y la soberanía de Bielorrusia. No estamos tratando de interferir. Llamamos a todos nuestros asociados a que no intervengan en los asuntos internos" de ese país, dijo Borrell.
Poco antes de estas declaraciones, un diplomático europeo había adelantado que la reunión de cancilleres no logró alcanzar la unanimidad y de esa forma la adopción de sanciones no se pudo tornar realidad.
"No habrá sanciones esta jornada. Es lamentable. A pesar de las promesas, Tijanóvskaya se irá con las manos vacías. Es la realidad", comentó esa fuente diplomática.
"No habrá sanciones esta jornada. Es lamentable. A pesar de las promesas, Tijanóvskaya se irá con las manos vacías. Es la realidad"
Borrell, no obstante, expresó su confianza que esas sanciones sean de cualquier forma aprobadas en breve. "Es un asunto personal. Porque creo que la credibilidad de la UE depende de esto", dijo.
Otros diplomáticos fueron igualmente francos en expresar la decepción ante la falta de unidad.
"Es lamentable que no hayamos podido decidir sobre sanciones por violaciones a derechos humanos", dijo el canciller de Letonia, Edgards Rinkevics.
El secreto a voces de la reunión, como ya se había previsto, fue la oposición de Chipre a la adopción de sanciones contra Bielorrusia.
En este caso, para sumar su apoyo y lograr la unanimidad, Chipre pedía que la UE decida también sanciones contra Turquía a raíz de recientes tensiones en el Mediterráneo.
Presión internacional
El ministro alemán de relaciones exteriores, Heiko Maas, había mencionado antes del inicio de la plenaria de cancilleres que "es necesario llegar a la conclusión de que nada ha mejorado en semanas recientes. La violencia que (el presidente, Alexander) Lukashenko ha usado contra manifestaciones pacíficas es totalmente inaceptable".
Por ello, añadió el titular de la diplomacia alemana, "tenemos que preguntarnos si Lukashenko... no debería ser sancionado por la Unión Europea".
Por su parte, el ministro de Lituania, Linas Antanas Linkevicius, dijo antes de la plenaria que "es realmente el momento de actuar y espero que nuestros colegas no conviertan las decisiones en rehenes", en un claro mensaje a Chipre.
La UE había preparado una lista de unas 40 personas a las que considera responsables por la manipulación electoral y la represión a las manifestaciones en Bielorrusia, y pretendía adoptar sanciones contra ellas.
Aunque las sanciones contra Bielorrusia no fueron aprobadas, Borrell reforzó que los cancilleres presentes en Bruselas fueron enfáticos en negar el reconocimiento de los resultados de las recientes elecciones bielorrusas.
"Es tan claro como esto. No reconocemos los resultados (de las elecciones) ni la legitimidad" de Lukashenko, reforzó.
Borrell llegó a equiparar la postura adoptada por la UE sobre Bielorrusia, a la que adoptó sobre Venezuela.
"En el caso de Lukashenko tenemos una situación parecida a la de Venezuela. No reconocemos la legitimidad del señor (Nicolás) Maduro como presidente..., por las mismas razones y condiciones por las que no reconocemos la legitimidad democrática de Lukashenko", expresó.
Esto ocurre, dijo el jefe de la diplomacia europea, "porque no consideramos que las elecciones" que les permitió permanecer en el poder "hayan sido válidas".
Sin embargo, Borrell añadió que aunque la UE no reconoce la "legitimidad democrática" de ambos dirigentes, "no quiere decir que no reconozcamos la realidad".
En una tentativa por convencer a los diplomáticos europeos, Tijanóvskaya había viajado a Bruselas, donde se reunió brevemente con representantes del Parlamento Europeo y ayer desayunó con todos los cancilleres de la UE.