Las maestras jugadas chinas | El Nuevo Siglo
Foto archivo AFP
Sábado, 8 de Junio de 2019
Giovanni Reyes

Se hace evidente que, con los ojos puestos en las próximas elecciones presidenciales del otoño de 2020, Trump se encuentra en campaña.  A partir de ello expone, pareciera que con deleite, el populismo más conservador y crudo.  Parte de esas posiciones se concentran en el aislamiento de Estados Unidos.  Ante esto, China opta por ir llenando el vacío que la potencia del norte deja en el actual proceso de globalización.

Para ello, Pekín lleva a cabo una estrategia que descansa en tres ejes fundamentales.  Por una parte, una política de contención a Trump; por otro lado, la expansión de la demanda agregada de su mercado interno como motor de la economía, sin descuidar las exportaciones; y en tercer lugar un posicionamiento dual y complementario: afianza nexos con otras potencias mientras profundiza su posicionamiento tecnológico mundial.

En cuanto a enfrentar a Trump, se sabe que China insiste en que no fueron los asiáticos quienes iniciaron esta confrontación que puede rebajar el crecimiento económico mundial entre 0.7 y 1.2 por ciento anual, tal y como se infiere de los cálculos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. 

No es algo nuevo. Se trata de un escenario relativamente parecido al que ocurrió en los años treinta, cuando Estados Unidos -con otra visión típicamente miope- impuso aranceles para proteger su carencia de competitividad.  Fue la Ley de Aranceles aprobada el 17 de junio de 1930, la Ley Hawley-Smoot.  Tal y como ocurrió en ese entonces, el discurso populista oficial no mencionó, de ninguna manera, que ese incremento de aranceles terminaría siendo pagado por los consumidores estadounidenses. 

Trump coloca a Estados Unidos en una posición que considerábamos superada hace ya más de 90 años.  Poco hemos aprendido.  Ante ello, Pekín juega a su posicionamiento de contención en el diferendo comercial, mientras -y esto es parte del tercer eje ya mencionado- profundiza nexos con otras potencias, en particular con Rusia y con Europa.  Sin mencionar en esto, la creciente presencia que está teniendo en Latinoamérica.

En el segundo eje, es claro que habiendo desarrollado la etapa de crecimiento chino con base en las exportaciones y en general el comercio mundial, Pekín va encaminándose al desarrollo de sus propios mercados. Tiene un notable potencial en ese sentido al contar con unos 1.450 millones de habitantes, casi el 17 por ciento de la población mundial. 

Al respecto, debe considerarse aquí que China ha logrado sacar de la pobreza a más de 230 millones de personas.  Eso crea una demanda nada despreciable y haría que el peso del sector externo proporcionalmente disminuyera en función del total de producción del país –del producto interno bruto (PIB)-.

Al hacer depender de factores internos o sub-sistémicos el posicionamiento y poderío de un país, se cuenta con mayor intensidad, con componentes que dependen del manejo de las autoridades, instituciones y las empresas de una nación.  Eso, indudablemente, está presente en los cálculos de los analistas de Pekín.  Además es de considerar que, por lo general, los países de economías grandes, tienden a tener sectores externos con poco peso porcentual en su total de producción.

En esto de la ampliación de la capacidad de satisfacción de las necesidades de la población china es de reconocer, también, que se tiene asociado el problema de la contaminación, del uso de recursos, en particular aquellos que son no renovables.  Sin embargo es una condición cuyo problema se ubica no sólo en los componentes demográficos, sino también en el acceso que se tiene a los sistemas y recursos de producción.  La tecnología, como es obvio, juega un papel muy importante en este sentido.

Luego tenemos el tercer eje.  En esto se ubica la visita de inicios de junio de este año, del Presidente chino Xi Jinping a su homólogo de Rusia Vladimir Putin.  De nuevo, mientras que enfrenta los espavientos de Trump, China va consolidando su posicionamiento con Rusia.  Eso se traduce en acuerdos comerciales, en vínculos de seguridad con Moscú –no es de olvidar que aunque la economía rusa no tiene un gran desarrollo, se trata de un país con armamento nuclear.

Uno de los temas tratados con Putin fue la consolidación del BRICS –la asociación de países de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.  Con ello de nuevo, se tenderían a expandir los mercados, se afianza una base de apoyo comercial para el desarrollo de la tecnología 5G a partir de China y se asegura un posicionamiento en la globalización tal y como ahora nos afecta. 

Se enfatiza: las jugadas de China tienden a poseer un enfoque integral, a la vez que aseguran condiciones para el mediano y largo plazo. Todo lo contrario de lo que hace Washington en su pragmatismo de corto-plazo. Una cosa es jugar tenis, con los resultados inmediatos y los aplausos efímeros, y otra jugar ajedrez, con búsqueda de resultados más estratégicos.  Es decir, menos perecederos y con notables efectos multiplicadores.

La integración funcional de los tres ejes de Pekín en su posicionamiento político, en lo que se inserta la disputa comercial con Washington, plantea una visión estratégica más integral colocando varias piezas en el tablero mundial.  Esos arreglos se evidencian como más coherentes, con todas las implicaciones claras y obscuras que el futuro pueda traer a partir de ello.  Las medidas tienden a que en un futuro no demasiado lejano, un movimiento de China en el ajedrez mundial, ponga a descubierto un jaque cruzado contra Washington.  Se toma ventaja con ello, del inmediatismo con el que juega Trump. 

 

 Quizá después de todo convenga a China que Trump continúe en la presidencia.  Eso puede ser elemento clave para el triunfo –con todo lo que ello implica para el mundo- de la competitividad hegemónica de la potencia asiática.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario. El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna.