DESPUÉS de meses de espera, Ángela Merkel detalló su respuesta a Emmanuel Macron sobre el futuro de la zona euro, aceptando un presupuesto de inversión limitado en momentos que asume en Italia un gobierno antiausteridad.
La canciller alemana fue cuestionada por su silencio frente a las propuestas formuladas desde septiembre de 2017 por el Presidente francés para reactivar a la Unión post Brexit en crisis, principalmente por todo lo relacionado con la reforma de la Unión Monetaria.
Merkel aprovechó una entrevista en la edición dominical del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung para revelar gran parte de su posición, a menos de un mes de la cumbre europea destinada supuestamente a aprobar una gran parte de la reforma de Europa.
En momentos en que un gobierno antisistema y euroescéptico asume el poder en Italia, Merkel acepta el principio de dos mecanismos limitados de cooperación entre los países de la zona euro: un presupuesto de inversión y un sistema nuevo de préstamos para los Estados en dificultades importantes.
Por su parte, el millonario estadounidense George Soros pidió a Europa que ayude a Italia en vez de darle lecciones, en una carta publicada por la prensa italiana. “La UE se enfrenta a un gran número de problemas, pero Italia se ha convertido en el más urgente”, aseguró.
“Necesitamos una convergencia económica más grande entre los Estados miembros en el seno de la zona euro”, declaró la canciller alemana al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Merkel dijo que en ese contexto está “totalmente dispuesta a hablar con el nuevo gobierno italiano sobre los medios para ayudar a los más jóvenes a encontrar trabajo”, cuando la tasa de desempleo es muy alta en ese país.
No obstante, fijó un marco estricto para ese presupuesto. La canciller mencionó una cifra “limitada a dos dígitos en miles de millones de euros”, o sea, unas pocas decenas de miles de millones de euros. Muy lejos de los deseos del Presidente francés, quien hizo la propuesta inicial de un presupuesto de la zona del euro.
El año pasado Macron indicó que deseaba un presupuesto equivalente a “varios puntos del PIB de la zona euro”, que se traduciría en cientos de miles de millones de euros.
Pero en los últimos meses el Presidente francés tuvo vientos en contra a sus propuestas en Alemania, donde la opinión pública todavía teme que al final tengan que pagar por los países que son demasiado derrochadores.
La llegada al poder en Italia de un gobierno formado por un partido de extra derecha (la Liga) y un movimiento antisistema (M5S), encargado de aplicar un programa antiausteridad, no hizo más que reforzar la aprensión de Alemania.
Presionada por la opinión pública en su país, y debilitada políticamente en su cuarto mandato, Merkel fijó una línea roja para reformar la zona euro.
“La solidaridad entre los socios de la zona euro no tiene que conducir jamás a una unión del endeudamiento”, donde la deuda sería compartida, advirtió.
Por otro lado, Ángela Merkel detalló la propuesta alemana de crear un Fondo Monetario Europeo (FME), para ayudar a los países en dificultades, pero a cambio de condiciones estrictas y de una estrecha supervisión de los países apoyados.
“Queremos ser un poco más independientes del Fondo Monetario Internacional”, dijo. Este FME asumiría, por un lado, las prerrogativas del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), hoy encargado de ayudar a financiar la deuda de los países en crisis como Grecia, otorgándoles préstamos a largo plazo.
Pero iría más lejos. “Además de eso, puedo imaginar la posibilidad de una línea de crédito a corto plazo, cinco años por ejemplo”, dijo la canciller alemana.
Estos préstamos estarían destinados “a apoyar a los países que enfrentan dificultades externas”, agregó.
En contrapartida, los países concernidos tendrían que aceptar que este FME tenga derecho de supervisión y de intervención en sus políticas nacionales, como el FMI que impone medidas de austeridad a cambio de sus préstamos. / ENS con AFP