Los desafíos: bajar desempleo y atajar la inflación | El Nuevo Siglo
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Domingo, 5 de Febrero de 2023
Giovanni Reyes

CON el fin de controlar la inflación y resguardar las fuentes de ingresos de dólares, varios bancos centrales latinoamericanos y el estadounidense -Reserva Federal- están aumentando las tasas de interés.  Se trata de un instrumento de política monetaria que puede operar aislado o juntamente con otros mecanismos: (i) cambios en el encaje bancario; (ii) operaciones de mercado abierto -compra/venta de bonos-; y (iii) aumento de los medios de pago promoviendo financiamiento público.

Se trata de un fin totalmente indiscutible: controlar lo que puede ser una elevación generalizada en los niveles de precio de bienes y servicios.  Sin embargo, con esas medidas, al encarecerse los créditos que pueden promover la inversión en la economía real, se tiende a desestimular el crecimiento económico y con ello la generación de empleo productivo en el sector real de la economía.

A manera de ilustración, algunos datos del movimiento de tasas de interés de la Reserva Federal -que cumple las funciones de banco central en Estados Unidos.  A fines de enero de este año 2023, la Fed subió la tasa de interés oficial 25 puntos básicos, pasando este indicador de 4.50% a 4.75%.  Siendo enfático, Jerome Powell el presidente de esa entidad recalcó que podrían ocurrir “continuos aumentos”.

Como parte de la justificación de la medida, Powell señaló además que “la economía puede volver a niveles de 2%, sin que se tengan variaciones substanciales en los niveles de empleo”.  Una de las dificultades aquí es que se trata de valores promedio de desocupación abierta, y como todo valor promedio “esconde” el efecto de los extremos. Por ello es necesario establecer un análisis más pormenorizado. 

De esa cuenta se tiene que en sectores de alta tecnología y de consumo al minorista los niveles de desocupación han aumentado.  En el primero de los casos la situación obedece a un rasgo estructural.  A medida que existe mayor sofisticación en los procesos productivos, se necesita de mayores montos de inversión para crear puestos de trabajo. 

Se demanda que el capital humano tenga mayor grado de preparación.  De allí, por ejemplo, que en Estados Unidos se concedan visas especiales de trabajo para ingenieros en computación de la India.  País este último que gradúa en sus universidades casi un millón de nuevos profesionales cada año.

Este rasgo es clave para entender la nueva dinámica de los mercados de trabajo. En la medida que fortalecemos sectores productivos de alto valor agregado se demandan mayores niveles de inversión.  Tanto en la preparación del talento humano, como en las condiciones de medios productivos en los cuales ese personal laborará. Una ilustración puede ser el equipamiento de sofisticados laboratorios y áreas de trabajo.


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Como se podrá notar, esto implica serios desafíos para países latinoamericanos.  Su reto es poder brindar oportunidades de empleo productivo a la vez que se deben embarcar en una transformación significativa de la naturaleza de las exportaciones. 

En la medida que se continúe con bienes de poco valor agregado, de exportaciones muy ligadas a sectores primarios de la actividad económica -agricultura y minería, por ejemplo- no se tienen precondiciones para una ampliación notable en la demanda agregada de los mercados internos.

Y en todo esto obsérvese la conexión que existe entre procesos productivos y educación.  Allí los retos también abundan.  De conformidad con los últimos resultados de las pruebas PISA -internacionales- al comparar países, ningún país latinoamericano reporta datos que se ubiquen en el 20% de los resultados más altos. 

De nuevo, los países mejor escalonados son Uruguay y Costa Rica.  En el otro extremo los datos representan mayores desafíos. Un caso dramático: se reporta que, respecto a Guatemala, muchachos entre 12 y 18 años, solamente un 13% de ellos fue capaz de resolver problemas básicos en matemáticas.

En todo caso, las políticas laborales se encuentran estrechamente ligadas a las medidas monetarias, cambiarias, fiscales, comerciales y crediticias.  En referencia a las condiciones estadounidenses, los mercados que han demostrado ser bastante sensibles a las tasas de interés además de la industria tecnológica, son los de bienes inmuebles y el financiero. 

No obstante, la evidencia indica que muchos empresarios se han mostrado reacios a despedir empleados muy posiblemente influenciados por la dificultad que se tuvo de conseguir mano de obra calificada como producto de la pandemia.  Por otra parte, y de conformidad con encuestas de enero de este año 2023, una buena parte de empresarios se muestra optimista: las cosas mejorarán en la economía estadounidense para este año.

Nadie discute la pertinencia acerca de una oportuna lucha contra la inflación.  Se trata de evitar el peor impuesto que puede pagar una sociedad, en especial los sectores más vulnerables.  Sin embargo, es necesario que -como ocurre en casos de países europeos- el combate a la inflación no sea la única finalidad de los bancos centrales, sino también la creación de empleo y el crecimiento económico.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor, Facultad de Administración de la Universidad del Rosario

(El contenido de este artículo es de entera responsabilidad del autor por lo que no compromete a entidad o institución alguna)