LA expansión de grupos criminales extranjeros en América Latina ha alcanzado una nueva dimensión en la última década, con redes europeas organizando envíos de droga directamente desde la región.
Antes dominado por organizaciones colombianas como las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), el panorama del narcotráfico en Colombia cambió radicalmente tras la desmovilización de las Farc en 2016, y con ella, el flujo de cocaína de Latinoamérica hacia Europa.
Las mafias establecidas en Europa están abriendo sus propias rutas y adentrándose aún más en el tráfico de cocaína. Las mafias italianas han ampliado su presencia, especialmente en Colombia y Brasil, utilizando ciudades como Medellín, Colombia, como centros logísticos.
Para comprender la evolución de la dinámica de los grupos criminales europeos y su presencia en América Latina, InSight Crime habló con Letizia Paoli, profesora de criminología de la Universidad de Lovaina y experta en mafias.
INSIGHT CRIME: ¿Cómo ha evolucionado la presencia de las mafias italianas en América Latina a lo largo de los años?
Letizia Paoli (LP): Las mafias italianas, incluidas la Camorra y la ‘Ndrangheta, echaron raíces en América Latina desde los años setenta. Al principio, sus miembros buscaban refugio en la región, pero con el tiempo su presencia evolucionó hacia una participación más activa en el narcotráfico. Aunque esta tendencia se ha hecho más visible en los últimos años, los vínculos de las mafias italianas con América Latina se remontan a décadas atrás, con muchos intermediarios y miembros de bajo nivel dedicados a organizar los envíos de droga en lugar de representar los intereses de las familias de forma oficial.
IC: ¿Cómo influye el modelo de intermediarios en las operaciones de las mafias extranjeras en América Latina?
LP: El aumento de la presión policial ha llevado a las mafias italianas a recurrir a intermediarios independientes en lugar de a miembros de alto rango de las familias para sus operaciones en América Latina. Estos intermediarios -normalmente más jóvenes y menos conocidos- pueden organizar envíos de droga y negociar acuerdos con grupos colombianos y latinoamericanos sin vínculos formales con las familias mafiosas, lo que minimiza el riesgo. Este enfoque descentralizado les permite actuar como intermediarios flexibles que pueden relacionarse con diversas organizaciones criminales en función de cada transacción, adaptándose a las oportunidades cambiantes del mercado y evitando afiliaciones exclusivas. En consecuencia, este modelo de intermediario representa un cambio hacia una estructura en red, menos jerárquica, que mantiene activa la influencia de las mafias en América Latina, al tiempo que reduce la visibilidad y vulnerabilidad de su cúpula.
IC: ¿Tienen las organizaciones criminales europeas ventajas únicas en el tráfico de drogas en Colombia?
LP: Las mafias italianas, junto con otras redes europeas como las albanesas, se benefician de relaciones de larga data con organizaciones colombianas, incluidas las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc). Estas asociaciones les proporcionan acceso directo a los proveedores de cocaína y les permiten evitar intermediarios locales, maximizando los beneficios. Las asociaciones suelen ser temporales y pragmáticas, y los grupos criminales europeos unen sus fuerzas a los grupos locales en función de las necesidades de los cargamentos.
IC: ¿Por qué colaboran las mafias italianas con otras redes criminales europeas, como las albanesas?
LP: Las mafias italianas suelen asociarse con organizaciones delictivas albanesas y otros grupos europeos para poner recursos en común y ampliar su alcance operativo. Estas alianzas son informales y oportunistas, y permiten a los grupos aprovechar la logística y los contactos locales de los demás, lo que refleja una tendencia hacia redes criminales flexibles y colaborativas en lugar de establecer un control territorial estricto.
IC: ¿Qué importancia tiene la reputación para los criminales que se trasladan a Latinoamérica?
LP: La reputación sigue siendo importante para los miembros de las mafias italianas en el extranjero, ya que les permite utilizar sus conexiones establecidas y el nombre de la mafia para generar confianza con sus socios criminales latinoamericanos. Sin embargo, se centran menos en proyectar poder sobre las poblaciones locales y más en mezclarse en el submundo criminal. A diferencia de las figuras de las mafias del sur de Italia, estos miembros operan sin el dominio cultural típico de su país de origen, adaptándose más como hombres de negocios que buscan alianzas fiables.
IC: ¿Qué hace que Medellín y otras ciudades colombianas sean idóneas para las actividades de las mafias?
LP: Medellín ofrece ventajas logísticas clave para los envíos de droga, con redes criminales establecidas y una posición estratégica para el tráfico internacional. Aunque la ciudad ha llevado a cabo reformas, la infraestructura criminal local y los contactos existentes permiten a las mafias italianas coordinar eficazmente los envíos con socios locales. Sin embargo, Medellín no ofrece necesariamente ventajas distintivas sobre otras ciudades colombianas, ya que los operativos de las mafias italianas pueden explotar múltiples centros en función de sus necesidades.
IC: ¿A qué otros delitos, además del narcotráfico, están vinculadas las mafias italianas en Latinoamérica?
LP: Aunque su principal objetivo en Latinoamérica es el tráfico de cocaína, las mafias italianas también se dedican al lavado de dinero y, en menor medida, al sector inmobiliario. En América Latina, y en general por fuera de sus bastiones en el sur de Italia, no buscan ejercer poder político y su fin principal es ganar dinero.
IC: ¿Qué papel desempeña la cooperación policial -o la falta de ella- en la lucha contra las operaciones de las mafias en América Latina?
LP: La cooperación policial ha mejorado significativamente, especialmente dentro de la Unión Europea, pero sigue habiendo limitaciones en los esfuerzos transfronterizos con los países latinoamericanos. Las diferencias jurisdiccionales, las limitaciones de recursos y las barreras políticas afectan a la plena cooperación, lo que permite a las mafias eludir la vigilancia sistemática. El efecto globo también complica la supresión del tráfico de drogas. Por ejemplo, ante controles más estrictos en un puerto, las redes criminales pueden simplemente trasladar el comercio a otro, manteniendo la disponibilidad general de cocaína en Europa.
*Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad y fluidez.