Medallas, aliados y ‘El Quijote’: la faceta española de Petro | El Nuevo Siglo
EL PRESIDENTE Petro recibió las Medallas del Congreso y del Senado, de manos de Meritxel Batet, presidenta del Congreso de los Diputados y de Ander Gil, Presidente del Senado. /Foto Presidencia de la República.
Foto Presidencia de la República
Miércoles, 3 de Mayo de 2023
Redacción internacional

Madrid, España.- La alfombra roja del Palacio de El Pardo brillaba bajo el intenso sol que acompañaba la primera visita de Estado de Gustavo Petro a España. Al fondo, los reyes de España, Felipe VI y Letizia, con un contingente de más de 600 miembros de la Guardia Real vestidos con atuendos de la época de la independencia de Francia (1808), esperaban la llegada del Presidente y la primera dama, Verónica Alcocer.

Más de cuatro días llevaban preparando su llegada. Así lo había confesado previamente a El Mundo el capitán Salcedo, encargado de la logística. “Es un punto álgido”, dijo, la semana pasada.

El reino de España ‒su rey, los representantes del Estado y otras dignidades‒ recibía al presidente colombiano con todos los honores de una visita de Estado, en la que, además, se le concedía el máximo galardón otorgado a un extranjero, el collar de Orden de Isabel la Católica, dado a “aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por españoles o extranjeros (…), que contribuyan a favorecer las relaciones de amistad”.

Cercanía

Políticamente cercano, en especial por Podemos, que tiene fuertes lazos con el Pacto Histórico, Pedro Sánchez había decretado este reconocimiento al presidente Petro desde la sede de Gobierno, que, dicho sea de paso, no se lo concedió a Luiz Inácio Lula da Silva, que también estuvo semanas atrás en España, pero en visita oficial y no de Estado, ‒estas condecoraciones se otorgan solo en esta última categoría‒. Horas más tarde, Petro también recibía las “Llaves de Madrid” por parte del alcalde de la ciudad, y miembro del derechista Partido Popular, José Luis Martínez-Almeida.

Así quedaba olvidado, por un momento de este miércoles primaveral, aquel discurso contra “el yugo español”, que tres días atrás, en la celebración del 1 de mayo en Bogotá, el presidente colombiano había fustigado con firmeza: “El (yugo) que condenaba al hombre negro a ser esclavo por perpetuidad”.

En línea con el revisionismo histórico propuesto por Andrés Manuel López Obrador, en México, Gustavo Petro ha sido un crítico de la colonia española, a la que ha calificado de “invasión, un genocidio, una conquista, un saqueo. Jamás hubo un descubrimiento”.

Libertad, calle y abandono

Con su medalla bañada en oro, Petro asistía a un almuerzo con Pedro Sánchez, los reyes y otros altos funcionarios. A unas cuadras del Palacio Real, en calles y sillas movedizas lo esperaba el pleno de los diputados de la Asamblea, algunos con ganas de abandonarlo.

Otra alfombra roja esperaba al presidente de Colombia, que se bajaba de un Roll Royce negro oficial para darle la mano a la presidente de la Asamblea de Diputados, Mertixell Batet y a Ander Gil, presidente del Senado.

Al bajarse, un puñado de manifestantes, ubicados en la avenida de los Jerónimos, gritaban consignas en contra de Petro. Habían sido convocados por el Foro de Madrid, organización que reúne expresidentes de América Latina y España, y que defienden la libertad y la democracia.

Representa los intereses del Foro de São Paulo y del Grupo de Puebla, organismos que buscan imponer en Iberoamérica una hegemonía amenazante de los principios de la democracia, las libertades y el Estado de Derecho”, exponía una carta dirigida a Batet, desde el Foro de Madrid.

De camino a la plenaria, Batet le ayudaba a Petro con la medalla, al ver que le colgaban los tirantes que la sostenía. Unos pasos más adelante, la Asamblea recibía al Presidente con una ovación que caía desde los puestos de diputados socialistas, de Podemos, independentistas y, en menor medida de los del PP, que miraban de reojo al grupo de parlamentario de Vox, que decidió abandonar el hemiciclo en protesta por la presencia de Petro.



Santiago Abascal, líder de Vox y su bancada salieron del recinto ante la mirada, desde el atril, del presidente colombiano. “Petro es a Colombia lo que Otegui ‒ex ETA‒ es a España. Un terrorista no arrepentido, un señor que antes de coger el avión para venir a España ha insultado a España para después recibir el collar de la reina Isabel la Católica”, expresó el líder de derecha.

Mientras esto sucedía, Petro empezaba su discurso, luego de que Batet hablara del buen manejo del idioma de los colombianos. En sus acostumbradas referencias literarias, emulando al expresidente Belisario Betancur ‒y otros‒, Petro hizo referencia a ‘El Quijote’. “A veces soñaba con miles de quijotes que luchaban por la justicia en el mundo” y lo comparó con los “jinetes de Bolívar que buscaban libertad”.

Lejos de la leyenda negra sobre España, el presidente colombiano, con su medalla, habló del origen de la pasión latinoamericana. “Yo vengo del país de la belleza. He intentado encontrar las raíces de la belleza y la sangre. Hay una pasión allí que tiene que venir de algún lado. Creo que esa marca, que tiene que ver con la pasión, proviene de aquí (…), quizás del mundo romano”, mencionó. “Nuestra misión es salvar la humanidad”, espetó, y agregó: “estamos a las puertas de extinguirnos o cambiar”.

El discurso, que duró cerca de 30 minutos, también hizo referencia a las nuevas relaciones entre España y Colombia, basadas en “una nueva hermandad que no recuerda el pasado”, y aprovechó la oportunidad ideal para representar los intereses latinoamericanos en Europa con la próxima presidencia de España en la Unión Europea. “Nosotros nos vamos a encontrar en la Celac - UE”.

Ovacionado y con medalla, Petro cerró su intervención diciendo: “no es posible ser potencia de la vida, si toda la humanidad no le ayuda”.

Hubo mucha ovación y poco yugo.