Pulso político por regreso de Guaidó a Caracas | El Nuevo Siglo
Foto cortesìa Vox Popular
Lunes, 4 de Marzo de 2019
Pablo Uribe Ruan
La entrada de Guaidó a Venezuela, quien fue recibido con un “bienvenido Presidente” en Migración,  parece una señal de debilidad del régimen

___________

ES EL SEGUNDO momento de tensión, le llaman los chavistas a esta nueva etapa en Venezuela. La oposición, provista de optimismo, prefiere entenderlo como un escenario en el que se radicalizará “la calle”, “la unidad”, “el cerco” contra Nicolás Maduro. Así es: Venezuela entra en otra etapa política que, dicen, puede terminar en la aceleración de la caída del régimen o, por el contrario, en la imposición final del modelo autoritario.

La nueva etapa se debe a la llegada del mandatario interino, Juan Guaidó, este lunes a Caracas. En un vuelo privado tripulado por Copa Airlines desde Panamá, aterrizó en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía e ingresó al país sin ser detenido por las autoridades oficialistas. “Bienvenido mi Presidente”, contó que le dijeron en la aduana.

Allí lo esperaban los embajadores de Rumania, Portugal, Francia, Chile y Países Bajos, además de otras delegaciones que lo rodearon de diplomacia. Fue intocable ante los intentos del régimen por apresarlo. En su expresión más clarividente mostró que, después de la gira por Suramérica, el status presidencial, diplomático y parlamentario que representa es real y ante todo infunde respeto hasta en las más altas esferas de la cúpula madurista (no chavista, porque están divididos).

“Maduro no puede detener a este pueblo bravo que se mantiene en la calle. A pesar de las amenazas y de los grupos armados (...), ¿hay un ápice de miedo?”, preguntó, unos minutos después de haber recorrido la Autopista Caracas - La Guaira rumbo a una concentración en el este de la capital, donde lo esperaban miles de personas.

En la salida de Maiquetía ya quedaba claro, a diferencia del 23 de febrero, cuando celebraban la victoria contra “el injerencismo”, que esta vez el chavismo había perdido una batalla en la que venía trabajando desde aquel día: impedir que Guaidó, triunfante, llegara a Venezuela.

La entrada del Presidente Interino puede interpretarse como una señal de debilidad del oficialismo. No pudo arrestar (al cierre de esta edición) a un hombre que -dicen- tiene una orden de captura promulgada por el Tribunal Supremo de Justica, institución al servicio del oficialismo. Y, también,  demostró que en su interior existen divisiones que, precisamente, llevaron a que esa decisión no se concretara.

A pesar del hermetismo del régimen se ha conocido que hay dos alas dentro de la cúpula chavista. Una de ellas es liderada por el hombre más radical, Diosdado Cabello, que lejos de buscar un diálogo, ha insistido en frenar a Guaidó, encarcelándolo. La otra, con más ascendencia en Maduro, es manejada por los hermanos Rodríguez, Delcy y Jorge, quienes fueron aparentemente los que convencieron a Maduro de no llevar a cabo la detención del Presidente Encargado, al menos por ahora.

Es a tiempo condicionado. El por ahora, juega un papel determinante en Venezuela. Es sabido que las fuerzas de seguridad del régimen -Sebin, FAES, Dgcim- tienden a operar en la noche, sin autorización y con la lealtad inquebrantable a Maduro. De ahí que la entrada triunfante por Maiquetía y las palabras dadas en el este de Caracas blinden momentáneamente a Guaidó, pero también se esfumen rápidamente, ante el frenesí de la crisis política venezolana.

El régimen, que había tomado oxígeno con los vetos de China y Rusia en la ONU, nuevamente está en desventaja. Al presunto estado de debilidad en el que queda con la entrada de Guaidó, se le suma la insatisfacción de no haber sido recibido por Vladimir Putin, “su amigo”, en Moscú, al que fue a visitar Delcy Rodríguez. En su reemplazo, fue recibida por el canciller Serguéi Levrov, quien no habló de préstamos, sino de una posible “ayuda humanitaria” de origen ruso.

Semana opositora

Guardada en Cúcuta y enmarcada en un debate sobre su “neutralidad”, la ayuda humanitaria parece quedar en un segundo plano, por ahora. Desde Las Mercedes, Caracas, Guaidó explicó que este martes se reunirá con delegados de los sindicatos, para “dejar sin funcionamiento ese régimen que los oprime”.

El Presidente Interino le apostaría a corto plazo a convocar a una especie de paro estatal, que bloquee la burocracia que mantiene al régimen, tanto incipientemente a nivel económico como político.

Pasado el martes, se desconoce su agenda hasta el sábado, en el que se sabe que participará en las marchas convocadas por la dirigencia opositora como parte de los factores que permiten su gobierno paralelo: “Movilización, unión de todos los sectores, calle, cooperación internacional”.

No es claro, sin embargo, su plan de acción. Tras un mes y una semana de su posesión como interino, Guaidó ha hecho público parte importante de su plan, pero se contiene en decir algunos de los pasos determinantes en este camino del “cese de usurpación”, “gobierno de transición” y “elecciones libres”.

¿Qué, entonces, pasará el resto de la semana? El momento, por su complejidad, es indescifrable, pero es posible que empiece a haber acercamientos con el chavismo. Hay sectores de la oposición que se oponen tajantemente a ello. Pero otros, seguramente, lo apoyan.

Parte importante de la oposición se niega a sentarse con Maduro porque afirma que de esa forma tomará “oxígeno”. Le apuesta, entonces, es a seguir el rumbo de la transición a través de medidas que van desde el paro estatal, la aceleración de las sanciones económicas, la agudización del cerco diplomático, hasta la toma permanente de la “calle”.

Para el presidente Iván Duque la salida del Maduro puede ser cuestión de “dos meses, un mes, una semana o un día”, como reveló, ayer, en The Washington Post. “Podría buscar asilo en Cuba, donde dice que tiene muchos amigos”.

“Vamos bien, vamos muy bien, porque vamos juntos”, expresó vehementemente Guaidó desde las Mercedes. Y esa parece ser la sensación generalizada hasta para Maduro, quien se acostumbró a fijar su agenda de acuerdo a los pasos que da el Presidente Interino, el que tiene ahora la iniciativa política.