UN abrupto final de mandato enfrentará el primer ministro francés, Michel Barnier, después de que los principales partidos de la oposición afirmarán el lunes que apoyarán una moción de censura contra su gobierno, tras sólo tres meses en el poder.
El jefe del gobierno conservador activó un polémico procedimiento parlamentario (el artículo 49.3 dela Constitución) para aprobar parte de los presupuestos sin someterlo a votación, seguro de que la cámara baja del Parlamento le negaría una mayoría.
Barnier, que ha defendido su voluntad de diálogo tras las concesiones hechas en los últimos días –ayer accedió a accedido a retirar los recortes en el programa de reembolso de medicamentos-, ha apelado a la "responsabilidad" del resto de partidos para garantizar la estabilidad política.
"Los franceses no nos perdonarían que antepongamos los intereses particulares al futuro de la nación", ha dicho el primer ministro desde la tribuna de la Asamblea Nacional, en una sesión tensa de la que se han salido antes de tiempo diputados de la izquierda. Barnier ha insistido en que el proyecto que presenta es el que necesita el país.
La diputada Mathilde Panot, de La Francia Insumisa (LFI), ha denunciado el "caos político" y ha confirmado la presentación de una moción de censura. "No es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones", ha recordado, en alusión a los comicios legislativos de julio, de los que el Nuevo Frente Popular (NFP) de izquierdas salió como el bloque más votado.
En el ámbito de la ultraderecha, también Agrupación Nacional ha dejado claras sus intenciones apenas unos minutos después del fin del discurso de Barnier. Su líder, Jordan Bardella, ha confirmado en redes sociales que el partido votará a favor de censurar un Gobierno que considera "hijo del macronismo".
Bardella ha señalado que los franceses abogaron en las urnas por "pasar página" a la etapa del presidente, Emmanuel Macron, y ha lamentado que el proyecto presentado por el Ejecutivo "no tiene en cuenta la urgencia social" e "ignora la necesidad de relanzar el crecimiento".
En un alegato 'in extremis', poco antes del pleno, la jefa de Agrupación Nacional en la Asamblea, Marine Le Pen, anunció la presentación de una enmienda para indexar las pensiones a la inflación, si bien el propio Bardella ya había reconocido en una entrevista esta mañana que sólo "un milagro de último minuto" podía salvar a Barnier.
Una votación común entre todos los diputados de izquierda y de ultraderecha suma suficientes apoyos para hacer caer al Gobierno, lo que abocaría de nuevo a Macron a abrir una ronda de contactos con vistas a nombrar a un nuevo primer ministro, en un contexto marcado por la polarización y en el que ninguno de los bloques políticos suma una mayoría suficiente en el Parlamento.
La segunda economía de la Unión Europea se encuentra sumida en una crisis política desde que Macron decidió en junio adelantar las elecciones legislativas previstas en 2027, lo cual generó un hemiciclo sin mayorías claras.
Si el gobierno cae, será la primera moción de censura que prospera desde la derrota del ejecutivo de Georges Pompidou en 1962, cuando Charles de Gaulle era presidente.
El gobierno de Barnier sería también el más corto de la V República francesa, que nació en 1958.
Es la primera vez que Barnier activa el artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar una ley sin pasar por el voto de los diputados.
La caída de su gobierno ahondaría la crisis política en Francia. Algunas voces, incluso desde la derecha gobernante con Macron, consideran que la única salida sería entonces la dimisión del presidente, cuyo mandato termina en 2027.
En los últimos días, el gobierno advirtió de la posibilidad de que se produzca una "tormenta" económica en caso de una moción de censura.
El proceso de adopción de presupuestos es complejo en Francia y la votación del lunes es la primera de una larga serie hasta mediados de diciembre./Redacción internacional con agencias AFP y Europa Press