Trump, inatajable en su partido y ampliando ventaja a Biden | El Nuevo Siglo
El republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden intensifican sus campañas electorales./Foto Montaje El Nuevo Siglo
Sábado, 27 de Enero de 2024
Redacción internacional con AFP

SON los mismos actores de hace cuatro años más no así sus campañas. Por diversas circunstancias, el republicano Donald Trump y el candidato-presidente demócrata, Joe Biden, aunque mantienen su retórica discursiva diametralmente opuesta, han modificado el estilo e intensidad de su actividad proselitista.

Descontada su proclamación como los candidatos del bipartidismo estadounidense, reeditarán el duelo de hace cuatro años, pero en circunstancias muy diferentes, ya que, para el actual inquilino de la Casa Blanca, su cuestionada gestión doméstica e internacional son un lastre, mientras que el líder conservador hace frente en los tribunales a cuatro procesos, lo que limita su agenda política nacional.

Con dos contundentes victorias en línea, (Iowa y New Hamsphire), Trump se alista para lograr otra en Carolina del Sur, este 3 de febrero, tras el cual es altamente probable que su única retadora, Nikki Haley, de un paso al costado, tal cual lo hizo hace una semana el gobernador de Florida, Ron DeSantis.

A diferencia de 2016, cuando irrumpió en la política como un ‘outsider’ y contra todo pronóstico no sólo se alzó con la nominación republicana, sino que devolvió al ‘partido del elefante’ a la Casa Blanca, Trump realiza ahora una campaña más organizada, pero sobre todo de la mano de la colectividad.

Según Zeeshan Aleem, editor del MSNBC Daily, “Trump se ha involucrado más profundamente en el aparato del Partido Republicano y está más en sintonía con los beneficios de construir relaciones con sus actores importantes. Él y su círculo íntimo han adquirido más experiencia en la política electoral y tiene más conexiones con agentes experimentados”.

Resalta el analista que se denota una estrategia diferente, más ágil y cercana al electorado, que aunada con una ‘maquinaria’ mejorada puede “hacer que la campaña electoral del presidente Joe Biden sea más difícil que antes”.

Ese cambio de los estrategas políticos republicanos también fue resaltado recientemente por Axios que destacó que “en Iowa y New Hampshire, su campaña comenzó a establecer un terreno de juego sólido y organizado con un año de antelación…Desarrollaron un sistema organizado para los políticos estatales que buscan el respaldo de Trump, quien por su parte se acercó a los líderes estatales conservadores y varios legisladores”. Nada de ello había ocurrido en sus dos anteriores campañas.

Con el ojo en las primarias de Carolina del Sur, donde las encuestas vaticinan que Trump le sacará una ventaja de 25 puntos porcentuales a Haley, su equipo de campaña evaluó detenidamente los resultados de las dos citas anteriores para determinar cómo puede atraer a independientes y moderados, que en un alto porcentaje le continúan siendo esquivos y que finalmente terminan siendo los que inclinan la balanza en los llamados estados bisagra.

Entre tanto, algunos analistas como Kennet Miller, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Nevada Las Vegas, llaman la atención sobre otro frente que debe conquistar Trump porque, de lo contrario, sería su flanco más débil: el sector de la derecha más radical.

La dificultad de Trump para atraer a los más moderados ya ha costado varias derrotas al partido durante los últimos años.

No solo perdió su reelección frente a Biden en 2020, sino que el partido se quedó sin la mayoría en las dos cámaras del Congreso durante su único mandato y sufrió reveses en las últimas elecciones intermedias en 2022.

De allí que, tras su triunfo en Iowa, el líder conservador haya insistido en que “llegó la hora de la unidad” de los republicanos y es posible que ante su veloz carrera para hacerse con la candidatura, así como la alta probabilidad de que gane a Biden, el partido termine cerrando filas tras su el exmandatario.

Las encuestas de esta semana que hoy termina continúan mostrando a Trump con ventaja para el duelo electoral de noviembre. Así, mientras la de Reuters le otorga un 43% en la intención de voto frente a un 38% de Biden, la realizada por Harris x para El Mensajero, lo ubica con 53% frente a 47% del candidato-residente.

En la de You Gov para Economista Trump saca solo un punto de ventaja (44% vs. 43%), mientras que en Consulta Matutina la ventaja para el republicano es de cinco puntos porcentuales y en la de Harvard Harris, la diferencia sube un punto más (53% vs. 47%).

Es indiscutible la inamovible fuerza que tiene el expresidente republicano en las bases partidarias, pero deberá desde ahora concentrarse, como reseñamos, en cambiar su estrategia y algo de su discurso para atraer a los independientes.

La estrategia del “anti-Trump”

En el bando demócrata, la estrategia del presidente Joe Biden para un segundo mandato parece centrada en que él no es Donald Trump, pero ¿será suficiente para permanecer en la Casa Blanca tras las presidenciales de noviembre?

A pesar de sus bajos índices de popularidad y de intención de voto en las encuestas, el líder demócrata de 81 años da a entender que su predecesor es su rival preferido.

Biden se centra en decir a los votantes lo que no es, pero algunos demócratas preferirían que comunicara qué hará si se mantiene cuatro años más en el poder.

En sus mítines ha retratado a Trump, como un dictador y una amenaza para la democracia.

Dice que el magnate republicano está obsesionado con las represalias, mientras que él es el único que puede vencerlo y salvar las instituciones de Estados Unidos.

"Estas elecciones serán, en última instancia, entre Donald Trump y Joe Biden. Y eso conlleva una claridad", declaró Abou Amara, abogado y estratega demócrata.

"No será sólo un debate sobre políticas, será una lucha sobre la democracia misma", añadió.

El entorno de Biden también recurre al factor del miedo para atraer a los votantes. La vicepresidenta Kamala Harris ha dicho que está "asustadísima" ante la posibilidad de que Trump vuelva a la Casa Blanca, mientras que la ex primera dama Michelle Obama ha reconocido estar "aterrorizada".

Las voces críticas, especialmente los demócratas más jóvenes y progresistas, se quejan de que Biden no explica cómo piensa mejorar sus vidas en un segundo mandato.

Los estrategas de su campaña han dejado de presumir de su gran plan económico conocido como "Bidenomics", porque muchos votantes tienen dificultades para llegar a fin de mes debido a la inflación.

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Sin embargo, esta semana el crecimiento del PIB de 2023, que fue de 2.5%, más de los proyectado, se convirtió en tema de exaltación y hasta de broma de Biden, quien durante un discurso en Wisconsin dijo “los expertos, desde que fui elegido, no han parado de predecir una recesión inminente…".

Las últimas encuestas muestran a Biden por detrás en los principales estados, pero en una realizada por la Universidad Quinnipiac el 10 de enero el demócrata gana por poco a Trump en la crucial Pensilvania, por 49% frente a 46%. En octubre, Trump se imponía por 47% a 45%.

Y según los sondeos, los votantes consideran que "preservar la democracia" es lo más importante, por delante de la seguridad fronteriza y la economía.

Después de la fulgurante victoria de su predecesor en Iowa, Biden insistió en que él era "todavía la única persona que ha derrotado a Donald Trump".

El presidente también utiliza a Trump como excusa para recaudar fondos. Ha conseguido 1,6 millones de dólares durante las 24 horas posteriores a las primarias en Iowa.

"Va a ser una elección entre dos personas sobre cuyos historiales y estilos de gobierno los votantes estadounidenses no tienen que especular", afirmó William Galston, investigador de la Brookings Institution.

Pero poner el foco de atención en Trump y el hecho de que los demócratas califiquen a sus partidarios de "extremistas MAGA" (en alusión al lema "Hagamos a Estados Unidos grande de nuevo" por sus siglas en inglés) podría ser contraproducente.

"Creo que este discurso negativo sobre MAGA va a perjudicar la campaña electoral de Biden", declaró Jamie Dimon, consejero delegado del banco estadounidense JPMorgan Chase.

La campaña apenas comienza y de allí que la retórica discursiva de ambos candidatos sea la misma, pero deberá cambiar en breve. Eso es lo que esperan los electores: pronunciamientos claros sobre temas puntuales como inflación, inmigración, ayudas sociales y aborto, tradicionalmente muy polarizantes.