Venezuela: llegó el momento de negociar | El Nuevo Siglo
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Mayo de 2019
Redacción internacional

EN DIFERENTES  apariciones públicas, Juan Guaidó y Nicolás Maduro han confirmado que esta semana comienzan los acercamientos entre delegados de ambas partes en Oslo, Noruega, para fijar las bases de una negociación bilateral, en un momento de agudización de la crisis política, económica y social en Venezuela.

Las tratativas llegan en un momento de alta tensión. La oposición, que lanzó una agenda programática el 23 de enero con la posesión de Guaidó, ha perdido capacidad política, luego del fallido levantamiento militar del 30 de abril –que, sin embargo, logró la liberación de Leopoldo López- y el bloqueo de la ayuda humanitaria por parte del oficialismo, que por su parte ha traído varias toneladas provenientes de China y Rusia.

A pesar de avances plausibles, como el reconocimiento de casi 60 países al gobierno interino de Guaidó, las medidas ejecutivas para hacerse cargo de parte importante de las embajadas en esos países y la posesión de cuentas venezolanas en el exterior, queda claro que la situación interna sigue paralizada por el ejercicio pleno de las funciones del gobierno de Maduro y la institucionalidad que lo acompaña.

El chavismo sigue dominando casi todos los poderes públicos y ha mermado fuertemente la capacidad de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, con decisiones judiciales que le han quitado la inmunidad parlamentaria a al menos 17 diputados (dos de ellos presos) y ha radicalizado su discurso buscando la sustitución del Parlamento por la Constituyente oficialista.

Así, poco a poco, se ha sabido que el proceso de transición planteado por la dirigencia opositora no ha resultado tan expedito como se llegó a pensar en un momento. Escribe  el analista Luis Vicente León, en un artículo en El Universal, que “ya se empieza a entender que la secuencia de eventos ha mostrado que las expectativas de sacar a Maduro como una respuesta automática a contar con ayuda internacional, un nuevo liderazgo unificado y la mayoría del país apoyándolos, estaban sobredimensionadas”.

Es claro que el frenesí político mezclado con la agudización de la crisis hicieron pensar que el régimen iba a ser insostenible, pero con el paso de los meses se ha visto que este cuenta con la lealtad inamovible de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y posee una red de aliados, Rusia y China, que por los motivos que sean, se han movido a nivel geopolítico pidiendo que se respete la figura de Maduro.

Estos escenarios, que se han manifestado de manera más contundente en mayo, demuestran que la salida del gobierno chavista, por ahora, no es viable. Mientras tanto, la situación económica y humanitaria se agudiza, en parte por las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa contra el chavismo.

Entonces, parece que la única manera de resolver el embrollo venezolano es llegando a un acuerdo común entre las partes para lograr la mejor de las condiciones de vida de los ciudadanos, cada vez más afectados por la escasez de luz, agua, medicinas y alimentos.

 

Oslo, una oportunidad

En Venezuela, desde hace un mes, se venía especulando con la apertura de una negociación entre el chavismo y la oposición. Muchos, de ambos lados, negaron cualquier acercamiento. En especial, varios líderes opositores y ciudadanos del común dijeron que este escenario, como en ocasiones anteriores, simplemente le favorecía al chavismo para ganar tiempo.

Parte importante de la oposición desestima la posibilidad de llegar a un acuerdo con el oficialismo. Los antecedentes, ha dicho, muestran que todas las veces en las que se han sentado, el gobierno socialista no ha abierto la puerta a una posible victoria opositora por la vía de elecciones libres y monitoreadas, ni tampoco ha permitido la liberación de presos políticos, entre otras peticiones.

A diferencia de las veces pasadas, esta vez los contactos para que se sienten a negociar han venido de un país neutro, Noruega, cuya tradición pacifista ha permitido que sea visto como el mejor escenario para las tratativas.

En las veces anteriores no fue así. Si bien hubo actores internacionales como el Vaticano o el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, la iniciativa de diálogo vino de miembros opositores y chavistas que se vieron a finales de 2015 en Caracas y posteriormente, en la reanudación del mismo diálogo en 2017, en República Dominicana.

Este momento, en comparación a los anteriores, es diferente. El chavismo enfrenta unos niveles de desgobierno muy altos, con la incapacidad de suministrar servicios públicos como la luz o el agua. La oposición, igualmente, ha visto como poco a poco su estrategia de calle está perdiendo fuerza, y solo con la comunidad internacional no puede forzar la transición.

Con un chavismo debilitado y una oposición unificada, aunque bloqueada por la cooptación institucional del régimen socialista, parece que no hay otra vía que la negociación.

Las miradas se centrarían, de ser aprobadas las bases de la negociación, en las elecciones libres. ¿Está dispuesto el chavismo a que la ONU y otros organismos internacionales certifiquen y monitoreen unos posibles comicios? Y, si es así, ¿la oposición permitiría que participe Maduro?

 

Los negociadores

Los delegados de las partes ya se encuentran en Oslo de acuerdo a Juan Guaidó y Nicolás Maduro. La oposición es representada por Gerardo Blyde, exrector del Consejo Nacional Electoral; Vicente Díaz; exministro Fernando Martínez Mottola; y el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Stalin González. El chavismo, por su parte, es liderado por la mano derecha de Maduro y ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, el canciller Jorge Arreaza, y el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez.