"Autoridades ambientales frenan desarrollo de proyectos de infraestructura" | El Nuevo Siglo
La directora de Probogotá, María Carolina Castillo, señala que es urgente que los licenciamientos ambientales se agilicen para poder acelerar los proyectos energéticos e hídricos. / Foto Probogotá
Viernes, 11 de Octubre de 2024

En medio de la emergencia en Bogotá y la región por la disminución en la disponibilidad de agua, lo que ha llevado a un racionamiento en el servicio desde abril pasado, esta semana las autoridades distritales, nacionales, la CAR Cundinamarca, así como otras instancias públicas y privadas, analizaron distintas alternativas para afrontar esta problemática, tanto en lo coyuntural como en lo estructural.

Desde los gremios también se han escuchado distintas propuestas de acciones para poder asegurar a corto, mediano y largo plazos el suministro del vital líquido.

En entrevista con EL NUEVO SIGLO, la directora de Probogotá, María Carolina Castillo, indicó que una de las prioridades debe ser agilizar el trámite de los licenciamientos ambientales para proyectos energéticos e hídricos.

EL NUEVO SIGLO: ¿Cuáles deben ser las soluciones de fondo para poder superar la crisis en materia de suministro energético y de agua?

MARÍA CAROLINA CASTILLO: La mayor preocupación y el principal reto en Bogotá es que se logren cumplir los planes previstos en materia de ambos suministros.

En cuanto a energía, Enel, que es la compañía responsable de toda la distribución de energía de Bogotá, tiene dispuesto el plan 2030, que tiene una vigencia de 10 años y que plantea una serie de obras para garantizar el suministro y la demanda energética para las familias en la ciudad y los alrededores de Cundinamarca en los que se presta el servicio.

Lo que vemos es que, aunque hay planeación y financiación, porque esto está incluido en la tarifa que pagamos los ciudadanos, hay un componente de gestión, en particular del financiamiento ambiental y social, que ha hecho que estas obras no comiencen a tiempo. Esto asociado a algunos casos de interés individual de los dueños de la tierra en donde quedarían las torres eléctricas, lo que afecta los proyectos de transmisión.

Por esto es importante que todos nos coloquemos la camiseta para asegurar la energía y, en ese orden de ideas, que las autoridades ambientales también contribuyan en la conversación con los ciudadanos para eliminar o controlar los mitos en torno al impacto de la energía.

ENS: ¿Cuál es el problema con las licencias ambientales para proyectos de este sector y qué está planteando Probogotá al respecto?

MCC: Las licencias ambientales son necesarias para los proyectos de infraestructura y con ellas se busca no solo que la solución de tecnología responda a los criterios técnicos sectoriales, sino también que su impacto en el entorno ambiental sea el menor posible.

Además, por lo general los desarrolladores tienen unas cargas asociadas a mitigar o compensar los daños ambientales.

Lo que estamos viendo es que las autoridades ambientales están optando por el camino más sencillo, que es prohibir el desarrollo de los proyectos de infraestructura. Y, en una mala comprensión del alcance del impacto ambiental, terminan privilegiando que no se desarrolle la solución en principio.

Parte del beneficio de la conversación ambiental es que se pudieran tener reglas más claras de las compensaciones, que fuera ojalá un proceso casi que matemático y que hubiera menos discrecionalidad.

ENS: Se está proponiendo desde algunos sectores hacer uso de las aguas subterráneas, ¿qué tan viable es esta alternativa para Bogotá y la ciudad-región?

MCC: La solución para el sistema Chingaza está planteada desde los años 60 por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá. Se evaluaron varias alternativas y se encontró que por la calidad del agua y por la copa hidráulica en la que se encuentra, permite por gravedad que se distribuya agua para toda la ciudad.

Al igual que con el sector energético, en el proceso de la discusión con las autoridades ambientales, las soluciones más idóneas terminan perdiendo el norte. Si bien es cierto que el abastecimiento por agua subterránea sería de una cuenca del río Bogotá, no la cuenca del Orinoco, que es la cuenca del embalse de Chuza, tenemos dos componentes adicionales.

La explotación de aguas subterráneas es muchísimo más costosa en la medida en que demanda todo un sistema eléctrico. Si son para consumo humano, los retos de calidad son mucho más difíciles de controlar.

Nosotros creemos que una solución sostenible de mayor impacto y que le permite a la ciudad responder de manera definitiva con una proyección mucho más larga en el tiempo, es terminar la optimización de la planta Tibitoc, que es el sistema que compensa la operación cuando Chingaza está bajito, y dar una conversación ambiental muy rigurosa sobre el Chingaza II.

Además, participar en la siembra de frailejones y anticipar el búfer de protección que se hace en torno al embalse. La gran preocupación ambiental sobre Chingaza es que el área que es susceptible de ser explotada para el abastecimiento de agua tiene hoy frailejones muy importantes.

Lo que nosotros decimos es que empecemos ya el proceso de siembra de frailejones que nos permita compensar anticipadamente, de acuerdo con los estándares ambientales, los frailejones que debamos quitar si se define el Chingaza II.

ENS: ¿Cuáles son las razones del retraso en el proyecto para traer energía del sistema Chivor y Sogamoso?

MCC: Hemos evidenciado que está tomando fuerza el hecho de que prevalece el interés particular sobre el interés general, y entonces lo que hemos encontrado es que hay algunos ciudadanos muy activos que utilizan las garantías legítimas de los procesos de licenciamiento ambiental para bloquear el desarrollo industrial.

Por eso es tan importante la vigilancia ciudadana, que todos estemos acompañando también a las autoridades ambientales para que puedan tomar las mejores decisiones.

Demanda eléctrica

ENS: Bogotá es la ciudad que tiene el parque automotor, tanto de servicio público masivo como particular, más alto en materia de vehículos eléctricos e híbridos. ¿Cómo trabajar a largo plazo para poder soportar este aumento de la demanda?

MCC: Las proyecciones de crecimiento del consumo de energía contemplan el 55 % de la demanda proyectada, justamente en el componente eléctrico, tanto para el sistema de transporte como para el metro y los buses regionales. También el transporte de la logística de carga, que es otro reto y el desafío ambiental más grande para mejorar la calidad del aire.

Enel Codensa tiene establecido un plan a 30 años que lo que busca es asegurar justamente la capacidad para distribuir energía. Entonces, la tarea grande es lograr construir esas 30 subestaciones eléctricas, de las cuales hemos avanzado en 7.

 

Por eso es importante acompañar a la empresa, a las autoridades ambientales y a los alcaldes municipales en el desafío de consolidar esas obras. Esa es nuestra prioridad y la ruta crítica para mitigar el riesgo de apagón y poder atender las necesidades de demanda energética de la infraestructura de transporte.

Retos 2024

ENS: ¿Cuáles son los principales retos que deberá asumir Bogotá y la ciudad-región en lo que resta de este año?

MCC: Una conversación franca con la ciudadanía, como la han intentado hacer las autoridades de Bogotá y el señor alcalde como responsables de la operación, es muy importante para que todos los ciudadanos tengamos claridad de los impactos y de los efectos de los tomadores de decisión.

El otro frente es cómo logramos motivar a las autoridades ambientales para que, guardando y cuidando su obligación y su responsabilidad, estén en clave de resolver problemas. Claramente, ellos pueden traer a la mesa de la demanda de energía eléctrica soluciones que respondan a darles respuesta a las necesidades de protección y cuidado ambiental y también darle solución a la necesidad hídrica.