ARGUMENTOS futbolísticos, tácticos y estratégicos esgrimió anoche la Selección Colombia para derrotar 1-0 a Uruguay y clasificar a la final de la Copa América, frente a Argentina, el domingo en Miami.
El volante primera línea, Jefferson Lerma, en su regreso al once inicial del seleccionador Néstor Lorenzo tras una suspensión, marcó en el minuto 38 el gol que definió esta semifinal en el Bank of America Stadium de Charlotte, cuyas tribunas se sacudieron con la multitud de aficionados que acompañó a los cafeteros, inmensa mayoría entre los más 70.000 espectadores que asistieron al partido.
Uruguay jugó en superioridad numérica la mitad del compromiso, con la expulsión del zaguero cafetero Daniel Muñoz (45+1).
Esta será la tercera final que dispute el combinado patrio. La primera la perdió 1-0 en 1975 en juego extra disputado en Caracas, frente a Perú y la segunda la ganó ante México, 1-0 con gol del zaguero Iván Ramiro Córdoba.
El partido de anoche, como se esperaba, no fue fácil. Uruguay, que siempre se ha caracterizado por su garra, buscó arrinconar al representativo patrio y generó algunas situaciones de riesgo que no fueron capitalizadas, especialmente por Darwin Núñez.
Ya en la segunda mitad debió enfrentar una avalancha celeste, pero supo resistir para ir por el título el domingo en Miami ante la campeona mundial, la Argentina de Lionel Messi.
Uruguay jugará un día antes contra Canadá por el tercer puesto, otra vez en Charlotte.
Pensando en el grado de dificultad que representaba el rival, el entrenador argentino Marcelo Bielsa revolucionó la alineación de Uruguay ante las bajas en defensa del lesionado Ronald Araújo y el suspendido Nahitan Nández. Incluyó tres nuevos nombres con respecto al once inicial utilizado en los cuartos de final, José María Giménez, Sebastián Cáceres y Rodrigo Bentancur y dejó de lado su habitual 4-3-3.
Cáceres, Giménez y Mathías Olivera formaban una línea de tres centrales, aunque Manuel Ugarte solía retroceder e insertarse en la zaga para que Cáceres y Olivera se abrieran a la hora de defender. Bentancur, en la mitad de la cancha, era la gran apuesta.
El mensaje de Bielsa era muy claro: Uruguay podía tomar precauciones con su zaga estaba diezmada, pero en ningún caso iba a agazaparse en torno a su arco.
Colombia, en tanto, incluía a Lerma como único cambio. Jhon Arias y Luis Díaz caían por bandas, mientras que James Rodríguez jugaba suelto, sin amarras, por el carril central.
Después de un buen inicio de Colombia, Uruguay tuvo extraordinarias ocasiones en los pies de Darwin Núñez. Sin embargo, el goleador del Liverpool no tuvo puntería.
Falló en la definición en el 17 tras un hermoso pase de Federico Valverde, en el 21 en una jugada individual y en el 28 luego de un centro de Maximiliano Araújo.
El plan de Bielsa sufrió un golpe con una lesión que obligó a Bentancur a salir en el 34.
Poco después, en un tiro de esquina servido por James, llegó el gol de Lerma con un cabezazo abajo, picado, pegado al poste, inatajable para el arquero Sergio Rochet, que amagó salir y quedó a mitad de camino. Las tribunas se agitaban, literalmente temblaban, mientras sonaba una cumbia por los parlantes del estadio.
El 10 de Colombia alcanzó su sexta asistencia en el torneo, tope en una edición, sobrepasando a Messi, quien había repartido cinco en 2021.
Cuando Colombia vivía su mejor momento, era el turno de que el plan de Lorenzo se echara a perder. Un codazo de Muñoz a Ugarte en un forcejeo acabó con la expulsión del lateral.
Resistencia
Para reequilibrar a Colombia, Lorenzo sacrificaba a Jhon Arias.
Y no iban a parar los contratiempos, pues Richard Ríos abandonó la cancha en camilla. Había que hacer un nuevo sacrificio y el elegido fue James.
Con un hombre más, Uruguay se volcó al ataque, pero de nuevo Núñez erró en el 65, con un tiro que capturó Camilo Vargas.
Luis Suárez entró al campo para acompañar a Núñez y el palo le negó el gol en el 71.
Colombia resistió para alcanzar su marca de 28 partidos consecutivos invicta, sobrepasando el récord para la selección cafetera que había establecido la generación de Carlos Valderrama en la década de 1990, aunque bien pudo aumentar su ventaja con contras ante una Uruguay que dejaba espacios atrás en su afán ofensivo por el empate.
Mateus Uribe desperdició dos buenas ocasiones. No importó a la postre: la selección colombiana es finalista.
Movimientos
Al trabajo de los gladiadores que quedaron en la cancha tras la expulsión de Muñoz y al de quienes ingresaron, hay que agregar la labor táctica y estratégica.
Lorenzo acertó en cada uno de los movimientos y ante la presión de un desesperado Uruguay, terminó con un cinco en el fondo.
Colombia no solo demostró que tiene argumentos futbolísticos, una idea clara de juego, sino que se acopla a las exigencias de los partidos y que el técnico Lorenzo acertó en cada uno de los movimientos que hizo.
A James lo relevó porque el ‘10’ estaba al borde de la expulsión, luego de ver la amarilla por reclamar al árbitro.
Aunque todo el equipo respondió, fueron fundamentales para causar problemas a la defensa charrúa Luis Díaz y Jhon Córdoba, así como Luis Sinisterra, quien fabricó las dos clarísimas oportunidades de gol sobre el final.
Esta Selección de anoche no tiene reparos. El único que no cumplió fue Muñoz, los demás mostraron jerarquía y actitud.