La cifra oficial de desaparecidos como consecuencia del conflicto armado en Colombia no se conoce, ni en cuántos años se podrá lograr su identificación, aunque se estima que son más de 80 mil, de los cuales 25 mil cuerpos no han sido identificados.
De acuerdo con el desarrollo de las investigaciones, se conoce que el fenómeno de la desaparición forzada se ha presentado en 1.010 municipios de los 1.122 registrados en el DANE y que las regiones más afectadas son el Magdalena Medio, el oriente Antioqueño y el Valle de Aburrá.
El Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica reveló que hasta agosto del 2018 se reportaron 80 mil víctimas de esta acción criminal.
El subdirector de Servicios Forenses (e) del Instituto Nacional de Medicina Legal, Juan Carlos Medina Osorio, en diálogo con EL NUEVO SIGLO dijo que “en Colombia, se estima que hay alrededor de 25 mil cuerpos no identificados, que permanecen en instituciones del Estado y en cementerios, que a pesar de que se les practicó la necropsia médico-legal, a la fecha no se conoce el nombre de las víctimas y si entre ellas hay personas desaparecidas del conflicto armado”.
Medina Osorio explicó que “estos procesos son parte de las labores del quehacer diario del Instituto. Recordemos que la desaparición forzada es un delito que no prescribe en Colombia y que el mandato de las instituciones relacionadas con la investigación de este delito es impulsar las labores que su naturaleza les permita adelantar para la búsqueda”.
Dijo que se trata de un trabajo difícil y por esta razón “todos los días se hacen cruces de información no genética en el Sistema de Información de Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec), de información genética en el Banco de Perfiles Genéticos de Desaparecidos y además se reciben entrevistas técnicas con fines de identificación, con las cuales se crean nuevos registros de desaparecido o se complementan los datos de los ya existentes”.
Precisó que además se “realiza obtención de muestras biológicas con fines de perfilación genética, entre otros, y por no mencionar los que se hacen específicamente sobre los cuerpos. Así las cosas, es el Instituto una de las fuentes que aporta más cantidad y calidad de información ante mortem y post mortem para la búsqueda de personas desaparecidas”.
Para el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) “todavía hay muchos vacíos que resolver para tener un mapa completo de lo que ha sido la desaparición forzada en todo el país. Insiste en que las cifras siguen siendo un reto, porque se trata de un delito cuya intención o modo de ejecución pretende el ocultamiento de los cuerpos, que deriva en un subregistro muy alto”.
Medina Osorio señaló que “la cifra de 262.197 muertos que deja el conflicto armado” en Colombia, hace parte de la base de datos del Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional de Memoria Histórica que documenta los hechos en un periodo entre 1958 a julio del 2018, obtenida de diferentes fuentes sociales e institucionales y que le fue entregada al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición”.
Acotó que “en el marco del cumplimiento de los anteriores preceptos, se estableció un convenio interadministrativo macro entre el Instituto de Medicina Legal y la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas, que ha permitido definir los mecanismos de articulación entre las dos entidades”.
Reveló que como resultado de este proceso, se ha logrado especialmente la articulación en aspectos tales como: actualización de información de cadáveres en condición de no identificados o no entregados; recepción, manejo y entrega de cadáveres y elementos asociados, recuperados por la Unidad de Búsqueda; creación del procedimiento para la recepción, manejo y entrega de muestras biológicas de referencia recolectadas por la Unidad de Búsqueda de Personas Desaparecidas; impulso al proceso de identificación de cadáveres en condición de no identificados y acceso a la información disponible en el Instituto, que pueda contribuir a determinar la suerte y paradero de las personas dadas por desaparecidas.
“Mediante el fortalecimiento de la infraestructura tecnológica que soporta el Registro Único de Personas dadas por Desaparecidas, se avanza en la estimación del Universo de Personas dadas por Desaparecidas en razón y en contexto del conflicto armado, mediante el cruce de datos entre el Sirdec de Medicina Legal y las bases del Centro Nacional de Memoria Histórica”, afirmó.
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Retos
Para el funcionario “uno de los retos más importantes tiene que ver con la necesidad de fortalecer los equipos interdisciplinarios debido al gran número de cuerpos que es necesario identificar. Es un reto debido a que el abordaje forense integral es complejo y se debe llevar a cabo con unos estándares establecidos, lo cual implica que el proceso llevará tiempo en desarrollarse”.
Indicó que además otro de los “retos que se afronta en el proceso de identificación es la calidad de las muestras biológicas disponibles para trabajar en los laboratorios forenses, debido a las condiciones en las que se encuentran los cuerpos recuperados, el material genético puede estar degradado, lo cual dificulta la obtención de un perfil genético y esto conlleva a mayor procesamiento en el laboratorio”.
Expresó que, “adicionalmente, los análisis antropológico, odontológico, médico o genético, al igual que el análisis genético de las muestras de referencia y la administración y monitoreo de la información ante mortem, son procesos costosos y la demanda de los mismos se ha incrementado de manera exponencial, afectando los recursos institucionales”.
Explicó que entre los cadáveres que permanecen en instituciones y en cementerios del país podrían estar personas desaparecidas del mismo conflicto armado y que por esta razón es necesario “caracterizar o hacer un posible mapa de la ubicación de las personas desaparecidas en Colombia y por supuesto es un procedimiento complejo, toda vez que son múltiples y diversas las causas y los responsables de esas desapariciones. En consecuencia, la localización de estas personas o de sus cuerpos puede variar. Es muy posible que un porcentaje no establecido de los desaparecidos que hoy en día se están buscando en el país se encuentre en áreas de almacenamiento transitorio y cementerios del país”.
El Subdirector de Servicios Forenses (e) afirmó que en los procesos de identificación de personas desparecidas intervienen diferentes expertos forenses de disciplinas como Medicina, Odontología, Antropología, Genética, entre otras. Además, se realiza entrevista a familiares y registro en el Sirdec, obtención de muestras biológicas a familiares y análisis de estas para el ingreso en el Banco de Perfiles Genéticos de Desaparecidos (BPGD).
Afirmó que “no se ha cuantificado con exactitud la cantidad de personas desparecidas en Colombia por el difícil acceso a zonas del territorio nacional en donde se conoce, la falta de control relacionada con las inhumaciones y exhumaciones en los cementerios, los escasos recursos económicos, logísticos, de personal capacitado y la limitada presencia institucional en lugares apartados de los grandes centros poblados en Colombia, entre otros, y por esta razón se podría decir que la tarea es difícil”.
“Constantemente se generan nuevos desaparecidos, por lo cual no es posible proyectar un lapso en el que logre encontrar a todas las personas desaparecidas. Invitamos a los familiares de las personas desaparecidas a acercarse a las sedes del Instituto para aportar su muestra biológica y actualizar el registro de la persona desaparecida que permita continuar con la búsqueda de su familiar”, reiteró.
Agregó Medina Osorio que “actualmente el Instituto cuenta con los recursos tecnológicos que para la búsqueda de personas desaparecidas ofrece el estado de la ciencia en este momento de la historia. Sin embargo, las herramientas tecnológicas deben entenderse como sistemas de apoyo a los procesos básicos, fundamentales e imprescindibles, como lo son la recolección de información ante mortem, la investigación humanitaria y judicial de los casos y el trabajo en terreno con las comunidades afectadas, ya que los datos con los que se alimentan estos sistemas, reposan en la memoria de los familiares que están buscando a sus desaparecidos”