Las disidencias de las Farc, lideradas por alias 'Calarcá', declararon como objetivo militar a Jefree Martínez, alcalde de Lejanías, Meta. Este grupo, conocido por su constante intimidación y extorsión a comerciantes y campesinos del sur del departamento, ha intensificado sus amenazas en un intento por someter al mandatario local.
El mensaje intimidatorio que recibió el alcalde fue claro y directo: “Si no le mandamos un susto a él se lo mandamos a la mamá”. Esta amenaza se debe a las medidas adoptadas por el alcalde para proteger a los comerciantes locales y evitar que cierren sus negocios bajo la presión de asistir a reuniones forzadas con miembros del grupo armado. En estas reuniones, los comerciantes son extorsionados y se les instruye para enfrentarse a la Fuerza Pública.
El alcalde Jefree Martínez, en declaraciones a Blu Radio, expresó su preocupación por el hecho de que alias 'Calarcá', actualmente negociador de paz con el Gobierno nacional, esté detrás de estas amenazas. “La estructura y la citación está en cabeza del señor Calarcá, quien curiosamente se le levantó la orden de captura, pero pues sigue extorsionando a comerciantes y campesinos en nuestro territorio”, afirmó.
En respuesta a esta grave situación, la Unidad Nacional de Protección (UNP) decidió enviarle un chaleco antibalas y un botón de pánico. Sin embargo, el alcalde considera que estas medidas son insuficientes para garantizar su seguridad y la de su familia. “Estas medidas no generan una sensación de seguridad ni para mí ni para mi familia”, concluyó.
A pesar de las amenazas de muerte, el alcalde Martínez deja claro que no renunciará a su cargo. “Confío en la fuerza pública, me costó mucho para llegar a ser alcalde, y no me voy a ir ante el primer tropiezo”, declaró con determinación.
Actualmente, coordina con el Ejército y la Policía la logística de seguridad necesaria para cumplir con su misión institucional en medio de esta difícil situación.
Antecedentes de la situación
Las tensiones comenzaron a intensificarse semanas atrás cuando Martínez, junto a su homólogo de San Juan de Arama, implementaron un toque de queda. Esta medida tenía como objetivo evitar que los comerciantes locales asistieran a reuniones convocadas por los guerrilleros en un planchón sobre el río Guayabero. Los disidentes de las Farc, que se habían reagrupado en la región tras los acuerdos de paz, veían en estas reuniones una oportunidad para imponer un "impuesto de guerra" a los comerciantes y fortalecer su control sobre la zona.