Los recursos genéticos en Colombia se refieren a todo el material de naturaleza biológica que contenga información genética (unidades funcionales de la herencia) de valor o utilidad real o potencial, de acuerdo con la Decisión 391 de 1996, Ley 165 de 1994.
Este tipo de recursos hacen parte importante de la biodiversidad y se clasifican desde genes, hasta individuos, especies, poblaciones, ecosistemas y paisajes. Además, gracias a que contienen toda la información necesaria para generar un organismo y regular sus funciones, pertenecen a los recursos de la nación, que son los responsables de la gran diversidad de recursos biológicos y productos derivados.
Los recursos genéticos pueden ser utilizados como base para la creación y el desarrollo de productos que pueden tener diferentes usos, como por ejemplo, alimentos, materias primas, medicinas naturales, entre otros.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo está hoy Colombia en materia de protección a sus recursos genéticos y biotecnológicos?
RICARDO LOZANO: Este es el tema y la pregunta más importante a ser discutida en este encuentro planetario que se realizará en la COP16 en Cali. La palabra “protección” de nuestros recursos naturales, y especialmente “genéticos”, sobre todo en países megadiversos como Colombia, hasta ahora, globalmente, está saliendo del “clóset”.
Pocas son las personas privilegiadas que saben que la biodiversidad es la base de la información para la construcción de las actuales soluciones, retos y negocios planetarios.
No ha sido fácil hacer entender a nuestros líderes la importancia de nuestra naturaleza para la vida de todo el planeta. La poca inversión en investigación de países en desarrollo como Colombia y la no traducción de este conocimiento por parte de la comunidad científica a la sociedad hacen que realmente sean muy pocos los que están aprovechando estos beneficios para, por ejemplo, la industria farmacéutica, cosmecéutica, nutracéutica, alimentaria o de salud en la cura para las actuales enfermedades emergentes.
Por ejemplo, necesitamos que sea traducida y entendida por nuestros pueblos indígenas, afros y ancestrales que la poseen. Cada especie y organismo de nuestro país posee la solución e información que necesita hoy en día la humanidad.
Apenas ahora la discusión abierta, pública, informada, honesta y objetiva comienza. Es por esto que el Panel Intergubernamental de Diversidad Biológica (Ipbes) nos ha advertido a todos, especialmente a los países megadiversos, sobre las amenazas y riesgos contemporáneos para la vida, que son muchas veces transnacionales; así como la necesidad de acelerar la implementación de mecanismos nuevos para la distribución de beneficios en el uso de estos recursos para que lleguen urgentemente a los verdaderos protectores y guardianes de nuestra genética.
ENS: En otros países este tema se elevó a asunto de seguridad nacional estratégica. ¿Qué pasa en Colombia? ¿Falta legislación o la que hay no se aplica?
RL: Así como el cambio climático fue una política y prioridad de estado, también debe serlo la protección de nuestros recursos naturales, especialmente los genéticos. En los países desarrollados el tema ambiental no es visto como otro sector más del Departamento de Planeación Nacional, sino que es un tema transversal de seguridad nacional, como lo son el agua, el clima y la biodiversidad, como se hace en los Estados Unidos, la Unión Europea o el Reino Unido, que inclusive es liderado, administrado y gestionado por las propias cancillerías o presidencias de cada país.
ENS: ¿Cree que en la COP 16 de Biodiversidad que se realizará en Cali se podría avanzar algo sobre la protección de estos recursos genéticos, sobre todo para países que, como Colombia, son una potencia en ese campo?
RL: Estas discusiones no son de ahora, vienen dándose desde hace 25 años y cada dos años se avanza muy poco, especialmente en la distribución equitativa y justa de los beneficios para las comunidades locales que las poseen. En estos temas se avanzará muy poco, pues los países que tienen la capacidad para invertir en investigación y financiación, siempre tendrán la ventaja sobre los más chicos que poseemos la información genética como nosotros. Las lecciones de la pasada pandemia nos demostraron esta situación.
En cuanto a las finanzas de esta conservación, tampoco va a ser claro si queremos ser justos y equitativos. Si para mitigar un poco el impacto del cambio climático se calculaba que necesitamos en el planeta 100.000 millones de dólares, en temas de conservación de la diversidad biológica se habla de 7 u 8 veces más de esta cifra para que se cumplan los mínimos resultados establecidas para frenar los riesgos sobre ella. Y todavía no se tiene claro de dónde vendrán dichos recursos.
ENS: ¿Cómo blindar la Amazonía del riesgo de que investigaciones científicas sobre sus recursos de fauna y flora terminen siendo una fachada para descubrimientos o aprovechamientos comerciales?
ENS: Lo debemos hacer desde el Plan de Acción que Colombia se comprometerá a cumplir a partir de este año. Allí debe quedar reflejado este compromiso. La deforestación y la degradación de bosques sobre nuestra Amazonía continuó rampante este año, especialmente sobre las áreas más vulnerables, como lo son los resguardos indígenas y parques nacionales naturales amazónicos.
Por otro lado, invertir siete veces más en investigación para un país como el nuestro es urgente. Conocer nuestros propios recursos genéticos es una prioridad. No podemos conservar lo que no conocemos. Inclusive, esa es la gran desventaja que tenemos con los países desarrollados.
En cuanto a la ilegalidad o a la informalidad, la legislación les da la facultad para el control de acceso a estos recursos al Ministerio de Medio Ambiente y al Ministerio de Ciencias y Tecnología. La inversión social y la presencia del Estado en estos territorios megadiversos deben ser una prioridad. La inversión debe llegar a los pueblos para que tengan la capacidad de protección de estos recursos y que estos beneficios sean disfrutados precisamente por ellos.
ENS: ¿Por qué Colombia no ha profundizado en este tipo de investigaciones?
RL: La investigación proviene de recursos públicos de un país como el nuestro, no desarrollado. Por eso apenas ahora se está hablando de la participación activa del sector privado en la conservación de sus propios recursos, precisamente porque también dicho sector ha visto las pérdidas que han tenido con la gran caída de sus recursos.
ENS: ¿Cómo buscar un equilibrio entre la razón científica y los derechos y cosmovisión de los indígenas que habitan la Amazonía?
RL: El país ha avanzado bastante en el reconocimiento de estos derechos a las comunidades indígenas, afros y ancestrales. No creo en los discursos polarizantes de los diferentes actores en los territorios.
Cuando fui ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible (2018-2020), creamos los Centros de Prevención de Conflictos Ambientales en cada uno de los territorios megadiversos del país, a través del liderazgo de los institutos de investigación del Sistema Nacional Ambiental, que poseen la información y el conocimiento valioso para las comunidades, para que todos podamos sentarnos a la mesa, sin exclusión alguna, y podamos traducir este conocimiento de manera colectiva, y que se tomen las decisiones de una manera participativa, objetiva, suficiente y eficiente, como la misma Corte Constitucional nos lo ha pedido. Espero que hoy estén funcionando.